domingo, 11 de octubre de 2015

Lugo, 1; Córdoba, 2



Francisco Javier Gómez Izquierdo
   
        Uno de los entretenimientos de los aficionados veteranos de 2ª División es hacer de futurólogos señalando posibles talentos que se escapan a los críticos de la capital. Así, un servidor tiene marcado a Pastrana, un extremo del Alcorcón que no llega a veinteañero, y a Córdoba, un juvenil del Bilbao Athlétic con zurda elegantísima. Aún no son titulares, pero tuve la suerte de verlos en El Arcángel y me parecieron los más exquisitos de sus equipos, aunque los elogios se los lleve Campaña por los alfareros y Unai López por los cachorros. Los dos últimos no desentonarían en Primera, pero Pastrana y sobre todo Córdoba son futbolistas que están llamados para que disfrute el respetable con virguerías artísticas.

        En el Córdoba, salvo Fidel y a cuentagotas, no disfrutamos de alardes técnicos y el entrenador Oltra ha aparcado sus teorías “de jugar el balón” y se ha inclinado, como todos los entrenadores de la categoría, por las férreas defensas que tantos puntos dan en Segunda, presentando en Lugo lo que se da en llamar un equipo correoso y que se simplifica en cerrojazo atrás y que el delantero agarre un balón largo. Luis Milla, el entrenador gallego, dispone de un once de calidad media-baja en la que David López, aquel lanzador de faltas de Osasuna y Athlétic, intenta equilibrar desde posición harto retrasada a la que solía. David López está mayor y se cansa y cuando se retira no hay quien dé pases en condiciones, porque Seone es un trotón curtido en toda la geografía de 2ª B, hasta en el Burgos estuvo; lo mismo que Campillo, un madrileño que después de sufrir en Melilla y Villalba, no le iba a asustar Lugo. Sergio Marcos tiene el pedigrí del Villarreal, pero no está para soltar a su delantero Caballero, fajador argentino que embiste como uruguayo, cheques al portador.

     La defensa lucense empieza con José Juan, un señor de 36 años, formal y discreto. Continúa en Cendrós el terrible, que hoy ha jugado con la cara partida tras una de ésas máscaras intimidatorias. El lateral zurdo es Manu, una institución en el club junto al ausente Pita. Dealbert, otro veterano que juega de central, ha perdido contundencia desde que dejó Valencia y se fue al Oriente, mientras que Israel Puerto, un chico que prometía en Sevilla y se lo llevó el Villarreal no acaba de sujetar su naturaleza intempestiva.

      No hemos visto una sóla jugada de calidad, pero no sólo hemos parecido mejores que los rivales sino que hemos ganado 1-2 en Lugo y el resultado y los puntos empiezan a intimidar al resto de quipos. Ahora nos empezarán a tener respeto y lo único que espero es que nuestros jugadores no se crean futbolistas de Primera. Los seguiremos reconociendo comportándose como esforzados peones en un panal en el que no caben zánganos. Nuestro capitán Xisco, hoy goleador junto al chiquito Pineda, es quién mejor ha entendido el plan B de Oltra.