viernes, 9 de octubre de 2015

El carpintero



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El juez Pedraz tiene del Justo Juez la media melena rubia (como pintan a Cristo los mormones para distinguirlo de Edward Said) y que, lo que Cristo decía en parábolas, Pedraz lo dice en autos. 
Así, el humorismo de Zapata, el concejal-carpintero.

Zapata no es precisamente Millán Astray tomando a la bayoneta las Tetas de Nador al grito de “¡Al toro, que es una mona!”

Zapata no quería ofender; sólo… hacer gracia (¡que es lo malo!), aunque su humorismo se quede en torrebrunismo de barra de vermú y gallinejas.

¡El torrebruno de la Shoá amarrado con la cadena de la bici a su nómina de concejal!

Son citas de expresiones que en su momento recordó de cuando era pequeño en un debate sobre libertad de expresión, en la calle, hace tiempo –dice Pedraz en su auto “El carpintero”, colgado en Twiter para sus fans, y que, con el auto anterior sobre lo mismo, es, una vez traducido, lo mejor que se ha publicado en España sobre el tema desde “La caverna del humorismo” de Pío Baroja, en el 20.

La mentira es una de las almohadas más blandas del instinto vital –dice allí Baroja.
La mentira, como se sabe, es arma revolucionaria, y por eso la izquierda está exenta de la verdad.
Nuestro Lenin, Largo Caballero, golpista redomado (17, 23, 30, 34, 36), la justificó en sus memorias al explicar el “Zapata” que se marcó ante el tribunal por lo del 34:

¿Hice bien o mal al proceder como lo hice? ¿Debía entregar a la voracidad de la justicia burguesa a un defensor del proletariado? Mi conciencia está tranquila. Ofrecerme como víctima sin beneficio para la causa del proletariado hubiera sido tan inocente como inútil.
Qué tíos.
Pedraz sostiene que, al contar chistes, Zapata no es un concejal de Madrid, sino el carpintero del Aranzadi. También Shakespeare, en el “Sueño de una noche de verano”, saca al carpintero Quince de payaso, aunque, pensando en el proletariado, Zapata preferirá al carpintero Duplay, que daba cobijo en Saint Honoré a Maximilien Robespierre.