martes, 1 de junio de 2021

Isabelia, Isabelia


El poeta Ignacio María de San Pedro, Cristobalia

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El Caos era la ley de la naturaleza; el Orden era el sueño del hombre. Los siglos XIX y XX “concibieron el mundo como caos”. El caos como contrapunto del cosmos, paradigma hasta entonces del orden político: el Estado, ordenador del mundo moderno y su visión caótica de la realidad.
    

Nuestro Estado de Partidos es un caos ordenado que ahora acomete su reordenamiento: en el banquete del Konsenso los oligarcas cambian a Pablemos, tan chinche, por Errejón, becario cordial siempre con cara de acabar de deshacer la petaca que la asistenta le ha hecho en la cama, y que hará más estúpida, y por tanto más llevadera, la relación con los caciques de Galeuzka, viga maestra de la que veremos colgarse por el cuello a España, en cuyo centro triunfan hoy Simeone y Ayuso, dos versos sueltos.
    

Foxá, que no perdonaba a los comunistas haber tenido que hacerse él falangista, veía en la Falange una hija adulterina de Carlos Marx e Isabel la Católica. Algo así sería hoy el liberalismo pepero, hijo adulterino de Soros… e Isabel la Caótica, por el caos ideológico al que condena a Ayuso su propio partido, que jugando a la libertad ha ido a parar al salsipuedes de Rousseau, según el cual, a fin de que su pacto social no sea una fórmula vana, encierra tácitamente el compromiso de que quien rehúse obedecer a la voluntad general (el consenso) será obligado a ello por el resto, “lo cual significa que se le obligará a ser libre”. La paradoja de la libertad es la vacuna de Rousseau para la pandemia libertaria, ese libertinaje denunciado por Almeida.
    

¡No! ¡Isabelia! ¡Isabelia! –gritaba cada 12 de Octubre el poeta Cristobalia al orador que en la estatua de Isabel en la Castellana dijera “América”.
    

Hobbes niega a los Cristobalias el derecho de resistencia; Rousseau, la objeción de conciencia. Lo demás es mezclarlos. “Mezclado, no agitado”, como el trago de James Bond, que aquí es Ramírez, experto en bollos y bayas (de gin tonic), que va de juez Marshall que decide dónde pueden manifestarse los españoles.

[Martes, 25 de Mayo]