viernes, 21 de junio de 2024

Sansones




Francisco Javier Gómez Izquierdo


        No sé cómo anda el nivel supersticioso de los españoles -habrá que preguntar a los Tezanos del asunto-, pero cuando la Gloria del 2010 en Sudáfrica se empezó perdiendo contra Suiza y el susto se arregló con un "los gitanos no quieren buenos principios para sus hijos". He leído que Luis de la Fuente le reza al Cachorro trianero, un Cristo con cara de gitano agónico al que acompaña leyenda muy conocida, por lo que es posible que tenga autorización divina para ser brillante en los trabajos que comienza. A mí me cae bien Luis de la Fuente. Los tribuletes que escriben y peroran le quieren mandar al agujero negro de esa Federación en la que un tal Rocha tiene más agarraderas que los que mandan en las naciones. Creo que a De la Fuente le contrataron "in ello tempore" para llevar a las promesas de nuestro fútbol y el hombre hizo su trabajo con una calificación de sobresaliente. Como todo buen empleado ha merecido prosperidad y con la responsabilidad de un tipo serio se ha atrevido a cambiar de sistema y ahí está con "perfil bajo" pero con más conocimientos de su profesión que todos los que opinamos sobre su selección.


       De la Fuente se ha atrevido a cambiar el sistema tiquitaquero ya obsoleto al que ya no le quedaban pelos de los que agarrarse y como se nota que ha leído la Biblia tiene por cierta la historia de Sansón y para derribar las más firmes fortalezas ha echado mano de cabelleras rebeldes que además de intimidar, doblan rodillas rivales. Lo primero que se le ve a Nico Williams son unas rastas como guerreras (las pacíficas que veo por Córdoba caen lacias y huelen a jachís) que a mi modesto parecer, conforme pasan los meses, es mucho más airoso y determinante su cimbrear y temible agitación. Progresa mucho y bien Nico y es cosa que nos alegra a todos, como progresa el juvenil Yamine Lamal, de tupé a modo de boina al que muchos entrenadores no se atreverían a poner de titular -Menotti no llamó a... ¡¡¡ Maradona!!! con dos años más que Yamine para el mundial del 78- en Campeonatos de tanta categoría. La cabellera más llamativa sin duda es la de Cucurella de la que no me viene a la cabeza nada semejante a su calibre y frondosidad en nuestra liga ni en ninguna otra. Más parece músico arbolariado que futbolista defensivo pero el caso es que ha estado sensacional los dos partidos y a su abuela, si aún vive, no se le escapará detalle de nieto tan portentoso. Le oí decir al bueno de Marc que lo de su extravagante pelambrera venía por su abuela, porque no le distinguía en la tele cuando jugaba en la cantera del Barça. Prometió que se haría inconfundible. En este nuevo sistema, a mi parecer, las claves para bien y para mal están en los dos extremos, Nico y Yamine, en los dos medios puros, Rodrigo y Fabián, muy a propósito sus nombres como de caballeros, y en defensa, los dos laterales más que los dos centrales. Ya pusimos que es el sistema del Córdoba y el Córdoba me ha dado muchos sustos pero ha llegado a nuestra particular finalísima que se jugará el domingo en El Arcángel.


      El resto, pues Alemania, con quien tendríamos que cruzarnos en cuartos si todo va conforma a la lógica esperada, camina firme como España. De Inglaterra no entiendo la mala colocación en el centro de Rice y Alexander-Arnold, ocurrencia sorprendente que resta mucho a un equipo en el que el que más me está gustando es Walker que anduvo listísimo para propiciar el gol de Kane que quedaría contrarrestado con otro golazo del danés Hjulmand, un medio de pelo largo. Otro dos, el esloveno Karnicnik -un tío fichable- puso contra las cuerdas a Serbia a la que se le apareció Jovic fuera casi de tiempo para mantener la esperanza de pasar. Serbios o eslovenos serían peligrosos terceros.

Abstenerse ¿para qué?



Masaccio


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


La abstención española en las europeas, aunque algo lejos del glorioso ochenta por ciento croata, superó el cincuenta por ciento, cerca ya de las honorables cotas de nuestra gloriosa Restauración, cuando la España oficial consistía, según Ortega, en “una especie de partidos fantasmas que defienden los fantasmas de unas ideas y que, apoyados por las sombras de unos periódicos, hacen marchar unos Ministerios de alucinación”. Medio país viviendo del otro medio.


Estos datos colmarían mi orgullo de abstencionario si no supiera que el español se abstiene, en general, por pereza, no por dignidad. ¿Votar en blanco o abstenerse? Al decir de mi ensayista, entre estos dos derechos existe la misma distancia espiritual que separa el agnosticismo del puro ateísmo: “Perplejo, paralizado ante la duda metafísica, el agnóstico admite la posibilidad de la existencia de Dios. El ateo la niega porque piensa que es ilegítimo pedir que se pruebe la no existencia de Dios”.


La abstención (no el voto en blanco, cuya única utilidad es culminar el fraude electoral de rellenarlo antes del recuento) “es la bicha de todos los partidos” en este paraíso de Adán Alvise y Eva Ayuso, los Pimpinela del Régimen, del cual sólo serán expulsados como en la pintura de Masaccio cuando la masa descubra la única dimensión política que a la Duras, en conversación con Ullán, le parecía seria seria: “¡La indiferencia!”


Con una “indiferencia” del cincuenta por ciento, puede decirse que vivimos en un Régimen muerto, si nos atenemos a la teoría del hombre que lo ideó, Leibholz, que elimina la representación política para, en su lugar, imponer la integración de las masas en el Estado, un motor de dos tiempos que son dos consensos: el normativo, dominado por el cinismo, y el expeditivo, dominado por la hipocresía.


Por el consenso normativo, los partidos transfieren al partido en el gobierno “el derecho de no oponerse” a su acción legislativa. Y por el consenso expeditivo, la oposición comunica al gobierno su intención de no trabar los decretos que no merezcan su conformidad pública.


Es lo que la gente llama “estar en el ajo” todos, lo que aprovechan los listos para equiparar la abstención anglosajona, con partidos de representación, y la nuestra, con partidos de integración, ya que, en resumidas cuentas, la doctrina de Leibholz se limita a dar rienda suelta al ideal fascista de la integración de las masas en el Estado mediante partidos políticos constituidos en órganos estatales que viven del Estado. Visto así, si la participación cae por debajo del cincuenta por ciento del censo electoral, el potencial integrador de los partidos se desvanece: entonces los partidos dejan de ser, no legítimos, cualidad que nunca tuvieron, sino necesarios al Estado, “y devienen enemigos mortales de la Sociedad”. Por eso nos llevan de la oreja a la guerra.


El puño que sostiene la cadena que apresa al cuerpo social es el de Pluto. Pluto y su pandilla.


[Viernes,  14 de Junio]

Viernes, 21 de Junio

 


Verano azul

jueves, 20 de junio de 2024

Malas calles


Alberto Guillén


Ignacio Ruiz Quintano
Abc


Pablemos es un pícaro latinoché –picar, morder– que se aburre en su escaño y habla –“talk is cheap”– de echarse a la calle, que en Madrid es el parque del Retiro, para dar la chapa con el comunismo a los novios y parados de larga duración.


¿Para qué queríamos más? En menos de lo que tarda en persignarse un cura loco, sobre Pablemos han saltado, como Cato, el asistente chino del inspector Clouseau, todos los titanes del Consenso (pompón, charanga y guantes blancos) en defensa de lo único que une, en el Parlamento o en la Academia, a un español con otro:


¡A mí que no me toquen el cocido!

En la Academia, institución que cada vez recuerda más a “La linterna de Diógenes” del indio Alberto Guillén, andan ahora poniéndose como chupa de dómine por los derechos de autor… del Quijote, que, al decir de Pérez Reverte, reclama Paco Rico, el marido de Victoria Camps (no confundir con Victoria Ocampo), que ha puesto un estanco que despacha federalismo.


Y en el Parlamento, institución que paga bien y en sus fechas (“después de mí, las instituciones”, dicen que decía el General), los jefes de la partidocracia han puesto orejas de mistolobo al oír a Pablemos decir que en el Parlamento no se muerde.


Es difícil morder y hablar a la vez –dice el Psoe, que, con abstenerse, se anima como Hong Kong en fiestas.


Aquí se puede hacer pedagogía para la ciudadanía –dice la Esquerra, con su nómina del Estado monárquico petada de trienios en el bolsillo.


Si se sabe hacer, de aquí se puede sacar mucho –dice el PNV, y no hay que decir más.


Para hacer política están las instituciones, en la calle sólo se hace en las dictaduras –dice Ciudadanos, cosa, ay, que siempre la oyó uno decir, por no salirnos de la lengua, a la gente del General en España y a la gente del Comandante en Cuba.

Y es que en ninguna de las tres naciones occidentales con sistema representativo (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) sería concebible esta discusión con aforismos de panceta.


Octubre, 2016 

Jueves, 20 de Junio


 Inmanencia

miércoles, 19 de junio de 2024

Reencuentros


Paco Grande



  N'Golo Kanté


Francisco Javier Gómez Izquierdo


           Completada la primera jornada en todos los grupos, los encuentros de la Eurocopa han resultado flojos. Aprueban por llevar ese complemento infalible que son las inyecciones de emoción, pero el fútbol ha resultado espeso. Por contra, hemos visto goles sensacionales, goles que tras certeros y potentes disparo caían como liebres que le saltan al cazador de camino a casa y que le alegran el día. Para servidor las dos selecciones mas aparentes han sido Alemania y España, de las que no tengo claro si además de virtudes propias han destacado por vicios ajenos.


        Como uno no pasa de aficionado, veterano éso sí, me atrevo a dejar constancia de lo que más ha gustado a servidor de esta primera jornada. De lo más agradable, escuchar a Paco Grande a dúo con el hijo de Rafael Marañón, que a pesar del Rafael no es cordobés, sino navarro, transmitir y hablar de fútbol como creo nos gusta a casi todos. El Gaitu y servidor echamos de menos que en sus recuerdos sobre el fútbol rumano no mentara a Gavril Pelé Balint, pero se lo perdonamos y no dejamos de admirar la excelente memoria que conserva. El Ucrania-Rumania resultó una pesadilla para Lunin y las dos estrellas gerundenses: Dovbyk y Tsigankov, a los que no esperábamos que llegaran tan cansados. 


      Al reencuentro con Paco Grande añadimos otro inesperado y es el de N'Golo Kanté, al que pensábamos jubilado, pues es creencia admitida que a Arabía se va a ganar dinero con la prejubilación. Para mí, fue el mejor jugador francés ante Austria, cosa que no deja de ser un poco extraño cuando entre los elegibles andan Mbappé, Griezmann, Dembelé... pero lo que es más llamativo es que Deschamps lo haya preferido de titular por delante de Camavinga y Tchouameni. Espero mucho más de Francia, la verdad. También me ha gustado Eslovaquia, no sólo por ganar a una Bélgica caótica de extravagante central y con un Doku que pareció iba a arreglar las deficiencias belgas fabricando algún gol a base de regates y lo que hizo es meterse en la zona de los cimientos defensivos para acabar destrozando un plantel a las órdenes de un discutido entrenador que a mí me parece que tiene el nombre más sonoro de toda la Euro: Doménico Tedesco. Al seleccionador portugués Roberto Martínez le tengo fe. Entiendo que no puede prescindir de Cristiano, pero de Pepe... No me gustó nada Portugal. El Chapi Ferrer se sorprendía de ver a Pepe, Días y Mendes juntos (¿tres centrales para que pueda jugar Pepe?) y la ininteligible posición de Joao Cancelo y creo que tenía razón. Portugal tiene muy buenos peloteros y Roberto Martínez es seguro que lo sabe. Creo que veremos otro Portugal ante Turquía, selección ésta que nos emocionó con un golazo asombroso de Arda Güler, ése al que Ancelotti llama extraordinario. 

Camba y la ley de Prensa sanchista / La libertad de expresión. Lo que se puede decir y no se puede decir (ayer como hoy en España)


Rafael el Gallo, Jacinto Benavente, Joselito Gallo,
 María Guerrero y Margarita Xirgú



LO QUE SE PUEDE DECIR Y NO SE PUEDE DECIR

 
Por Julio Camba


¡Dichoso el señor Benavente, que en pleno régimen de excepción puede decir todo lo que quiere! Claro que, en último término, una libertad análoga está al alcance de cualquiera. Si todo lo que yo quisiera decir, en efecto, fuese lo mismo que dice el señor Benavente, esto es, si yo quisiera decir que puedo decir todo lo que quiero decir, ¿qué duda cabe de que podría decirlo?


Y lo curioso es que, según el señor Benavente, yo no quiero decir mucho más que eso. Don Jacinto sostiene que sería absurdo el concedernos una mayor libertad de expresión, no porque suponga que tengamos muchas y muy terribles cosas que expresar, sino, al contrario, porque opina que no tenemos que expresar ninguna. Es como si propusiera el desarme de todos los hombres pacíficos, diciendo:


¡Si fueran a asesinar a alguien! Pero incapaces como son de matar a una mosca, ¿para qué se les va a dejar que usen cuchillos ni revólveres?


Por mi parte, si en vista de que Fulano es un charlatán, veo que se le niega mañana el derecho a la palabra, consideraré quizá esta medida como desprovista de espíritu liberal, pero no como exenta de lógica. En cambio, si se le impide hablar a Zutano so pretexto de que es mudo, ya no serán mis principios ideológicos los que se sientan heridos, sino más bien mi dignidad de ser pensante; mi orgullo de ciudadano antropomórfico dotado de raciocinio.


¡Dichoso el señor Benavente! ¡Dichoso este ilustre don Jacinto, que no sólo puede decir que tiene libertad para decir todo lo que quiere decir, sino que, de un modo práctico, demuestra tenerla haciendo esas comedias tan finas y tan espirituales que parece talmente como si las hubiesen fabricado en el propio bulevar de la Madeleine!

 
Porque ya no se trata de la previa censura ni de nada parecido. Se trata del drama íntimo de todo escritor, que cuanto más se eleva en su arte y cuanta más conciencia artística adquiere, tanta mayor dificultad encuentra para volcar su alma en el molde grosero de la palabra. Uno es bien poca cosa, después de todo, ilustre don Jacinto. No ha escrito uno La Malquerida, cosa lamentable –el no haberla escrito, se entiende–, ni la ha cobrado, lo que también es bastante de lamentar. No pertenece uno a la Academia, ni hay probabilidad de que llegue a pertenecer nunca. No le han dado a uno el premio Nobel, y si es uno hijo de un pueblo, porque en alguna parte ha tenido que nacer uno, lo es al igual de todos los otros hijos del mismo pueblo y no de esa manera extraordinaria como usted es hijo de Madrid. En resumen, don Jacinto, que no tiene uno categoría, y no teniendo categoría tampoco tiene responsabilidad. Nuestra misión de escritores es bien pequeña, y, sin embargo, nunca consideramos haberla cumplido debidamente. No tenemos apenas nada que decir, como usted afirma con gran acierto; pero, aun sin previa censura, jamás logramos decir todo lo que queremos.
 
 
Y he aquí que usted –académico, premio Nobel, hijo predilecto de Madrid, Intereses creados y Malquerida–, usted, cuyos grandes pensamientos tienen forzosamente que superar en mucho a los nuestros, no halla el menor obstáculo para expresarlos. La previa censura no merma en nada su libertad de escritor. La censura propia o autocensura, tampoco. Está usted satisfecho de los censores oficiales y, sobre todo, está usted satisfecho de sí mismo. ¡Dichoso usted! En cuanto a su libertad para decir lo que quiere, mientras lo que usted quiera decir sea que tiene usted esa libertad, ¿a asunto de qué va usted a decírnoslo?


No se moleste usted, señor Benavente. No vale la pena...


(Del libro Maneras de ser español, de Luca de Tena Ediciones) 

Satyagraha


Gandhi, creador de la satyagraha



Ignacio Ruiz Quintano

  
Me viene un vecino indignado (o un indignado que es vecino) porque el ministro del Interior habla de tipificar como atentado a la autoridad la resistencia pasiva.


    –¡Esto es cargarse la “satyagraha”! ¿Qué será lo siguiente? ¿Recuperar la ley de vagos y maleantes?

    
La de vagos y maleantes es una ley de la segunda república, pero eso no lo sabe mi vecino, que no se peina y va en bici por la acera para ejercitar la “satyagraha”, una especie de tiqui-taca pacifista puesto en marcha por Gandhi, cuya rencarnación para nuestra España mediática sería Pep Guardiola.


    Para Russell, que dedicó algún tiempo a estudiarla, la esencia de la “satyagraha” consiste en negarse a hacer cosas que las autoridades quieren que se hagan.


    –Si se puede provocar la brutalidad policial, mejor, pero sus receptores han de someterse al tratamiento con pasividad absoluta.

    
Para Gandhi, la “satyagraha” tenía un aspecto religioso, pero si funcionó para el independentismo indio fue porque los ingleses no eran nazis alemanes o comunistas rusos.


    ¿Y en la España de Jorge Fernández?


    España pertenece a la cultura de la mansedumbre evangélica que prescribe “poner la otra mejilla”. ¿Hasta cuándo?


    Mi ensayista cree que, con el texto evangélico en la mano, el pacifismo del receptor de bofetadas se agota en el número dos, puesto que no hay tercera mejilla que ofrecer. Y a tomar viento la “satyagraha”, como hace Pepe, que, siendo el futbolista que más cobra, con eso de que tiene cara de cascabel pisado, ya ven.


    En lo que nos intervienen o no los alemanes del IV Reich, que es un Reich económico y matriarcal, el de la “satygraha” me parece el mejor debate nacional.
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Abril, 2012

Breve Antología del Insulto




Alberto Salcedo Ramos
elheraldo.com


Dime a quién insultas y de qué manera lo haces, y te diré quién eres. Los seres humanos suelen ser despiadados a la hora de referirse a los demás, especialmente cuando se trata de sus colegas. Woody Allen lo dijo de manera brillante: “Los poetas son como los mafiosos: sólo se matan entre ellos”. Las ofensas a veces retratan a la persona agredida y, casi siempre, a la persona que insulta. Los insultos son un género decadente de la maledicencia. En los foros virtuales de los medios de comunicación, amparados en el anonimato que da el hecho de estar escondido con un seudónimo detrás de una pantalla, los lectores de hoy se vuelven francotiradores vulgares. Pero hubo un tiempo en que los insultos eran casi un arte, como se ve en esta breve antología:


Truman Capote (escritor) contra Mick Jagger (músico)


“Es tan sexy como un sapo orinando”.


Joan Rivers (actriz) contra Madonna (cantante)


“Es tan peluda. Cuando alzó sus brazos me pregunté si estaba Tina Turner en sus axilas”.


Otto Preminger (director de cine) contra Marilyn Monroe (actriz)


“Un vacío con pezones”.


George Bernard Shaw (escritor) contra Johannes Brahms (músico)


“Hay ciertos sacrificios que no deberían pedirse dos veces a ningún hombre, y uno de ellos es escuchar el Réquiem de Brahms”.


Rex Reed (crítico de cine) contra Marlon Brando (actor)


“La mayor parte del tiempo habla como si tuviera la boca llena de papel higiénico húmedo”.


Tom Greenhalgh (compositor) contra Bono (músico)


“Si se es una de las neuronas del cerebro de Bono, se está muy solo”.


Víctor de Balabin (crítico) contra Honoré de Balzac (escritor)


“Una persona gorda y bastante fofa con la cara de un panadero, la ropa de un zapatero remendón, el tamaño de un barrilero, las maneras de un vendedor de medias ambulantes y el comportamiento de un posadero”.


Arnold Bennet (escritor) contra David Lloyd George (político británico)


“Lloyd George habló durante ciento diecisiete minutos, periodo en el cual solamente fue pillado una vez utilizando un argumento”.


George Clemenceau (político francés) contra David Lloyd George (político británico)


“¡Ay, si yo pudiera orinar como él habla!”


Lyndon B. Johnson (ex presidente de Estados Unidos) contra John Edgar Hoover (ex director del FBI)


“Es mejor tener a ese individuo dentro de mi tienda meando hacia fuera, que fuera de mi tienda meando hacia dentro”.


Mark Twain (escritor) contra Jane Austen (escritora)


“Cada vez que leo Orgullo y prejuicio, me entran ganas de desenterrarla y golpearle el cráneo con su propia tibia”.


Zsa Zsa Gabor (actriz) contra Cary Grant (actor)


“Ahora intentan demostrar que era un gran amante, pero nunca me lo podrán demostrar a mí”.


Mort Sahl (comediante) contra Richard Nixon (ex presidente de E.U.)


“¿Te atreverías a comprarle un carro de segunda mano a ese tipo?”


Joan Rivers (actriz) contra Yoko Ono (segunda esposa de John Lenon)


“Si la encontrara flotando en mi piscina, regañaría a mi perro”.


Ronald Reagan (ex presidente de E.U.) contra Jimmy Carter (ex presidente de E.U.)


“Depresión es cuando estás sin trabajo. Recesión es cuando un vecino está sin trabajo. Recuperación es cuando Jimmy Carter está sin trabajo”.


[Vía Ricardo Bada. A esta colección puede añadirse un insulto sutil de Jacinto Benavente, quien descubrió que el mejor anagrama de la palabra "argentino" es "ignorante". Nota del transcriptor. Vale]


"¡Ay, si yo pudiera orinar como él habla!"
(Clemenceau, centro, de Lloyd George, izquierda)
P 

Miércoles, 19 de Junio

 

Gente Valiente

martes, 18 de junio de 2024

El miedo político


Antonio García-Trevijano

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En septiembre del 76 el gobierno de Suárez aprobó el plan fundacional de un Régimen para España tan delirante que ya anda por Alvise, y el presidente lo celebró con una morcilla de Roosevelt que Ónega le coló en el discurso:


–No hay que tener miedo a nada. El único miedo racional que nos debe asaltar es el miedo al miedo mismo.


Así arrancaba la Santa Transición, que carecía de originalidad, como repetía García-Trevijano: el proceso liberalizador de un régimen autoritario de poder personal acometido por un reducido grupo de personas está tipificado en el proceso de termidor, que pone fin a la dictadura de Robespierre y funda el Estado liberal del Directorio contra el miedo cerval que sentía la clase política a la participación ciudadana en la política.


La causa motriz del consenso entre los hombres de la dictadura y de la democracia, estuvo compuesta, como en España, por dos elementos pasionales: el gran miedo de los gobernantes a las libertades populares y su desnuda ambición de perpetuarse, como clase política, en el disfrute personal del poder.


Del temor a la libre competencia nace el deseo de asegurare una posición futura de poder mediante el consenso entre poderosos, que es el guardia de la circulación de las elites.


Los sentimientos implícitos en el consenso político son: el miedo a la incertidumbre de un futuro que se desea asegurar eternizando el instante con el sistema proporcional, y el miedo a la enemistad de un pasado que se quiere suprimir con un armisticio de reparto y de disfrute del presente. Y tras de esas dos preocupaciones se esconde, insidioso, el terror a la causa que las produce: la libertad política del pueblo.


Del miedo del pueblo a la Autoridad al miedo de la Autoridad al pueblo, con la toma de la Bastilla como mito fundador. El miedo, para Montesquieu factor del gobierno despótico, y para Robespierre, factor del gobierno revolucionario, deja de ser patrimonio exclusivo de los pobres y se apodera de la mentalidad de las clases dirigentes. La consigna: frenar el acceso del pueblo a los parlamentos para evitar un gobierno de los pobres. El primer tipo de seguridad constitucional contra el miedo de la izquierda al pueblo es el francés (miedo político); el segundo tipo, de los ricos contra la participación política de los pobres, es el inglés (miedo social); y el tercer tipo, un miedo económico, es el estadounidense, que hace que todos, ricos y pobres, pidan al viejo Leviatán que sea el monstruo protector de sus intereses.


El resumen de los tres miedos es la Unión Europea, una patocracia burocrática (copia perfeccionada de la que fraguó la Unión Soviética) donde “el eje Berlín-París ha sido suplantado por un eje Londres-Varsovia-Kiev dirigido desde Washington” (Todd) por un presidente con demencia senil que, camino de la Tercera Guerra Mundial y mientras los europeos votaban quién sabe qué, confundía Ucrania con Iraq.


[Martes, 11 de Junio] 

Martes, 17 de Junio

 


Alcorque con fresas

lunes, 17 de junio de 2024

La ida en Barcelona


Cordobesistas en el córner del Johan Cruyff



Cordobesistas recibiendo al equipo en El Arcángel


Francisco Javier Gómez Izquierdo


          A la caída de la tarde de ayer en Córdoba las terrazas de los bares estaban abarrotadas con gente hipnotizada ante los televisores. Córdoba entera acudía a la llamada de su equipo y a los más fanáticos se les invitó a acudir al Pabellón de Vista Alegre como si el Córdoba CF fuera el Real Madrid de la Champions. Lo vi en casa recogido como fraile en celda y al acabar la primera parte me sentí, pongamos complacido. El Barcelona B, como es tradición en el sistema de juego en que suele formar a sus mozos, pone uno de esos medios centros que instituyó Cruyff y que empezó con Milla, luego Guardiola, Celades..., hasta el Busquets de antier al que Xavi -el más ilustre de todos- quiso reemplazar con Oriol Romeu. El medio centro que don Laporta quiere que sea la reencarnación de Xavi se llama Marc Casadó, lleva el 6 y es el capitán del filial azulgrana. Nuestro entrenador Iván Ania lo sometió a una estrecha vigilancia sobre todo en la primera parte. A mí Casadó solo se me parece a Xavi en el físico por lo bajito, flaco y protestón. Zalazar, que ayer ayudó mucho, lo tuvo casi todo el partido controlado. Todos los de arriba ayudaron, la verdad. Más de lo que suelen, dejación que me ha tenido toda la temporada soliviantado. Se marcó pronto, a los 9 minutos. En la segunda mitad apretaron los jóvenes del Barça, pero nuestra defensa estuvo seria, acertada y sobre todo concentrada. El alma del Córdoba está en Isma Ruiz y Diarrá, dos pilares imprescindibles sin los cuales el equipo se desmorona, pero ayer Adrián Lapeña, el jefe de la defensa, estuvo sensacional. Ania hizo cambios para dar oxígeno con muy buen criterio pero Márquez, uno de los relevos, quizás el de más clase del equipo, saltó con ánimo de enredar e incomodar a las promesas azulgranas con el "otro fútbol" y generó un desconcierto que descentró y perjudicó al equipo hasta el punto de que por estar a lo que no se debe se perdió un balón que llevó un tal Pocho al 1-1 en el minuto 88. Ese verlo venir es lo que me fastidió al acabar el partido, pero ¡bueno!, no es mal resultado y tampoco el Barcelona B me pareció tan temible. Quedamos a la espera de la vuelta y todo cordobés está dispuesto a celebrar el domingo a los pies del caballo del gran Capitán en las Tendillas.


      Pasé a ver a Inglaterra a las diez, la segunda parte, pero vi más intensa y rocosa a Serbia, selección ésta que va a ser muy difícil superar si sigue en semejante forma física. Holanda sufrió porque a mi parecer adolece de sustituto para ese medio centro -De Jong- tan del gusto de la escuela holandesa. No me gustó la selección de Koeman.  El Dinamarca-Eslovenia resultó partido pesadete, pero ¡claro! la monotonía se suple con la incertidumbre e importancia del resultado que si se mantiene incierto durante los 90 minutos convierte en emocionante cualquier partido del campeonato.


     Hasta ahora, la selección que más me ha gustado ha sido la nuestra. 

Los Hijos del Frío. Melquíades, el Esquilador

 



Melquíades ayer en La Flora, Burgos



Cuando Gamonal era Deadwood

LAS COSAS DE MELQUIADES, EL ESQUILADOR

Por Francisco Javier Gómez Izquierdo

Introducción

Capítulo ILa fiesta de Melqui
Capítulo II¿Son las ovejas más tontas que las personas? Video
Capítulo III"Segovianos, segovianos, / somos gente cocinera..."
Capítulo IV"Soy Javier Rupérez y me acaban de liberar"
Capítulo VCuando volvió a Burgos a mirar 'lo de la mili' vestido de juglar
Capítulo VI"El Melqui es un rejoío. ¡Cómo guisa el recondenao!"
Capítulo VIIMelquiades, enamorado
Capítulo VIIIMelquiades en el nido del cuco feminista
Capítulo IX. Cocinando y en la procesión
Capítulo XDejad que los niños se acerquen a esquilar
Capítulo XITres mil duros y un cordero al ganador de los bolos
Capítulo XIIMelquiades progresa con la dulzaina
Capítulo XIIIEl amor se lleva a Francia a Melquiades
Capítulo XIVCómo Melquiades habla a veces como Jesucristo
Capítulo XVMelquiades conoce el lujo camino de Nueva Zelanda
Capítulo XVILa última vez que vi a Melquiades

Fin de la Primera Parte



CLIC

"In memoriam" de Antoñete, "la religiosidad del humo y de la sangre" (Claudio Rodríguez). Su tauromaquia. José Ramón Márquez

 


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Lo mejor de la corrida ésta del «in memoriam Antoñeti» tomando la licencia de hacer a Antoñete nombre de la segunda declinación en aras de mayor precisión, ha sido la cantidad de evocaciones que nos ha traído de un pasado tan cercano como extinguido. Antoñete, lo hemos dicho infinidad de veces, fue un torero de aficionados, como también fue un vivero de aficionados que con él descubrieron qué es torear. La añoranza de su valor, de su conocimiento de las condiciones de las reses, del clasicismo de sus formas, de la verdad de su cite, de la perfección de su colocación, del destructivo poder de su muleta nos acompañan siempre, como nos acompaña su corta y esencial tauromaquia compuesta de ocho lances y pases, tal y como la diseccionó Jorge Laverón en su librito «La Tauromaquia de Antoñete», a saber: la verónica, la media verónica, el derechazo en series de tres pases, el natural -el que se da en la distancia y el otro-, el de pecho, el ayudado por alto y por bajo y el trincherazo. ¿Para qué más? Y que nadie venga con la monserga de que fue «torero de toreros» porque si así fuera le habrían salido imitadores, como le han ido saliendo al Juli por decenas. Y no le salían imitadores porque para torear como Antonio Chenel había que ser Antonio Chenel: “figura a los veinte años. Acabado a los treinta. Acabado a los cuarenta. Mito a los cincuenta» (Laverón).


No se entiende a santo de qué se montó este in memoriam, porque ni se celebra un aniversario redondo de su nacimiento -el día 24 de junio habría cumplido 92 años- ni de su óbito -el 22 de octubre hará ya 13 años-, sino que más bien parece que han tomado de zascandil al del mechón que lo mismo les sirve para dar nombre a una copa, la copa Chenel, con lo que a él le gustaban las copas, que para montar esta corrida de hoy en la que lo que más evoca a Antoñete es la ganadería de Jandilla, que es la misma con la que se anunció en Antequera en 1998 en su corrida mano a mano con Curro Romero, corrida goyesca, una de las mejores tardes de toros a las que uno ha tenido la dicha de poder asistir. Fuera de eso, nada de lo que hoy se proponía llevaba la más mínima evocación a Antoñete. Ni siquiera el entradón que registró la Plaza, que nos hizo recordar aquella tarde del 98 en que, vestido de lila y oro, mató dos toros en Las Ventas como regalo a la afición, con las puertas abiertas de par en par, para que entrase de balde quien quisiera, y ni siquiera llegó a llenar una sólida media entrada. Acaso cuando esta tarde vimos volar por los aires a Paco Ureña en el sexto pensamos, tras el formidable batacazo que se pegó, que en una parecida circunstancia la osamenta de vidrio de Antoñete, sus «huesos de azúcar» se habrían hecho pedazos y ya nunca más habríamos vuelto a ver erguido a Chenel.


Apenas merece la pena detenerse en el fiasco de corrida de toros que perpetraron hoy en homenaje a Antoñete, y aquí acude una nueva evocación al recordar el encierro que le preparó Chopera para su segunda retirada de los ruedos, la de septiembre de 1985, con aquellos infumables toros de Belén Ordóñez, y eso que Antoñete se lo fumaba todo. Hasta pitos escuchó en su segundo en aquella aciaga tarde, aunque luego en desagravio le sacamos por la Puerta Grande sin haber cortado ninguna oreja, que a él no le hacían falta orejas para abrir esa puerta.


Decía Antoñete que «la colocación es imprescindible. En el toro y en la vida. Hasta para tomarse una cerveza en la barra de un bar, conviene estar bien colocado», y eso es lo que trajo Talavante como homenaje a Antoñete, pues sus dos faenitas estuvieron presididas por la descolocación para dar toda la razón al maestro y explicar por qué esa sucesión ininterrumpida de pases sin motivo ni finalidad alguna no conseguían cobrar vuelo ni emocionar a nadie, y mira que hay gente ansiosa de emocionarse a las  primeras de cambio.


También decía Antoñete que «la distancia es fundamental, entre otras cosas para que surja la belleza de la arrancada del toro», y ahí por un momento lo quiso interpretar Paco Ureña, cuando citó de largo a su segundo, Ochavón, número 158, y ese ha sido el único y verdadero in memoriam que ha habido para Antoñete en toda la tarde, claro que Chenel lo hacía distinto porque él no andaba probando. Donde él citaba es donde sabía que el toro se le iba a venir. Ureña no tiene la intuición y el conocimiento que tenía Antoñete y por eso porfía en su cite hasta que al final halla la distancia adecuada y el toro se arranca. Pero en cualquier caso es de aplaudir Paco Ureña, que es el único que en esta tarde ha querido hacer un guiño a la tauromaquia del homenajeado.


Sobre la forma de torear, Antoñete decía que hoy «se torea más bonito que nunca […] eso no quiere decir que se toree mejor que nunca», y si no que se lo pregunten a Manzanares en su primero, que explique esa falta de compromiso con lo esencial, que explique su toreo ligero, sin alma y sin apreturas, su toreo de fast-food, desnudo de espíritu, su vana exhibición de estética y acompañamiento.


«El toreo es de arriba abajo y de delante atrás», decía Antoñete como el profeta que clama en el vigente desierto del toreo a la media altura, del remate por alto de los pases, muchas veces para tratar de conseguir que el toro no se desplome, o se deslome. Y donde Antoñete pone la firmeza de su muletazo en el que domina al toro que embiste embebido en la muleta, ese muletazo que templa la embestida y manda sobre ella, hoy vimos, como tantas otras tardes, acompañar la embestida, dejar que el toro se dé él solo el pase y que se quede colocado él mismo a la salida.

 

De toda la tarde lo único que se salió del deplorable guión fue la disposición de Paco Ureña con el sexto, su entereza para volver al toro muy mermado de facultades tras la fuerte caída que sufrió y rematar su obra poniendo en la Plaza la emoción que había estado ausente de ella durante el largo transcurso del festejo.


Javier Ambel bregó con mimo y conocimientos al quinto de la tarde al que Manuel Cid picó con claridad y mesura. Las cuadrillas decidieron, para su particular in memoriam de los peones de Antoñete, en general, mirarse más en los modos de Periquito que en los de Montoliú.











FIN

Liga, Champions y Mbappé

 







Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Liga, Champions y Mbappé. Con ese trinomio (un trinomio es un polinomio formado solamente por tres monomios), si Florentino fuera alemán, se habría marcado un “Kroos”, es decir, un mutis por el foro, sólo que él no es Kroos, cuya marcha mejorará el fútbol del equipo, que en el juego podrá así actualizarse/modernizarse, mientras que la marcha de Florentino supondría el final de trayecto y la vuelta a donde estábamos, que no era esta Superioridad propia de un Ser Superior, como desde el principio se olió Butragueño, que se había educado en una droguería de barrio bien en la calle del general Narváez, en defensa de cuya dictadura, por cierto, escribió Donoso su más bello discurso.


La Liga, que vive a la sombra del Madrid, no importa al madridismo, que sólo se levanta de la cama por la Champions, y ya son quince, número que sugiere una rutina que distorsiona la imagen del Museo, que parece una nave-almacén de platería del Polígono Cobo Calleja. Lo resumió Joselu en Londres: “Estos cabrones ni lo celebran”. Varane se fue porque no aguantaba la presión de, al ganar una, estar obligado a ganar la siguiente.


Con quince Orejonas en la estantería, a trasmano sólo se queda el himno de la Décima, que no está a la altura de tamaña grandeza. Quince Orejonas dan para exigir la oficialidad del español como lengua oficial de la Uefa, con el inglés, el alemán y el francés. El francés, en atención a “L’Equipe”, promotor de la competición. El alemán, en atención a Kant, autor de cabecera de Ceferino. Y el inglés, en atención a Tony Britten, el arreglista del himno de la Champions, que tiró de Händel igual que Waldo de los Ríos tiró para lo suyo de Beethoven. Al lado del “Zadok the Priest” de Händel, la “Luna nueva” de RedOne suena a Manu Chao pasado por Eurovisión. Quince Champions obligan a reunir un grupo como el que en Los Angeles se juntó para grabar el “We Are The World” y que hizo exclamar a Paul Simon: “Si cae una bomba aquí ahora, John Denver vuelve al número uno.”


¿Por qué no puede ser oficial el español en la Uefa? En la Champions 2022, el Real Madrid arrasó a la flor y nata del fútbol inglés. En la Champions 2024, el Real Madrid ha arrasado a la flor y nata del fútbol alemán, con el colofón de arrebatarle al fútbol francés la colosal figura mediática de Mbappé.


La nueva ilusión es Mbappé. “Mbappé enamora al Barça”, portadeaba en su día la prensa culé que ahora intenta rellenar el vacío con la falsa lírica de La Masía, ya que ese equipo ha invertido en extranjeros (aparte el chascarrillo de que Lewandowski sea “polaco”) más dineros que el Real Madrid. ¡Frente a Mbappé, Cubarsí! Mientras ese día llega, el mundo sigue a vueltas con la Final de Londres, donde el Madrid, al más puro estilo Capablanca, volvió a desdeñar las aperturas y a dominar los fines de partida. ¡Nacho ganando la moneda al aire! Arranca con blancas el rival, que mueve peón, “esa pieza que se parece extrañamente a un clítoris que se mueve inextricable hacia la reina opuesta”, en palabras de Cabrera Infante. En Champions el Real Madrid tiene de Fischer que, más que jugar al fútbol, practica continuos ejercicios de anulación de la personalidad del contrincante. Y de Capablanca, la gentileza, la seguridad y la absoluta convicción de que el juego es suyo: el ajedrez y el fútbol se habían inventado para ellos.


Capablanca fue acusado muchas veces de fácil porque el juego le era tan fácil como a Mozart la música.


Al hilo de los estilos futbolísticos, saquemos a colación la expulsión de Araújo en la eliminatoria Barcelona-PSG. “Ahí se terminó la eliminatoria”, dijo Xavi, que es un decir de lúser. Para el Real Madrid, en cambio, ahí, justamente, hubiera comenzado la eliminatoria.


En la primera parte hemos sido vagos –resumió Ancelotti su punto de vista sobre la Final de Londres.


Ancelotti no nos habló en el descanso. Normalmente nos da unos minutos para que descansemos y después habla, pero esta vez no. Nada. Cuando salimos, ya en el túnel del vestuario, nos llamó y nos dijo: “¡Perdón, me olvidé! Si se la siguen dando a los de amarillo, vamos a perder” –resumió Bellingham la táctica de Ancelotti (¡una táctica bilardista!) para cambiar la marcha del partido.


Y así ha conseguido Ancelotti alcanzar, imbatido, la Decimoquinta, manteado por sus futbolistas, libres de la trigonometría con que Guardiola vuelve locos a los del City, ese equipo en desbandada, aunque el más llorado, por caerse del equipo de Inglaterra, sea Grealish, el de los gemelos de sátiro, que en el césped del Bernabéu toleró con fineza británica los pellizcos de Rudiger. De Bruyne justifica sus ganas de salir de Manchester con la cosa de que ya lo ganó todo, y a sus treinta y tres años tiene una Champions, la mitad de las que ha ganado Camavinga con veintiuno.


Para entretener la éspera de Mbappé en el Bernabéu, los muy cafeteros tienen la Eurocopa, donde deberán ilusionarse con el viejo Combinado Autonómico, devenido Team Blondiales al mando de Rocha y De la Fuente, mano derecha y mano izquierda del mítico ex presidente calvo.




Quince