JOSELITO
-Ninguno de los dos (Joselito y Belmonte) era apolíneo. Joselito lo fue en su adolescencia, de becerrista. Entonces era una maravilla de gracia y de armonía. Pero pronto creció de cintura abajo y las piernas se le arquearon y se le secó la gracia. ¡Qué pena! Siendo él el mayor torero, el más sano y completo maestro, nos dejaba fríos, y sólo el aficionado taurómaco, pero no el artista, se le entregaba una y otra tarde con una entrega puramente admirativa e intelectual.
MONOLETE, 1949 / GERARDO DIEGO
EL PERIÓDICO DEL SIGLO
EDICIONES LUCA DE TENA, 2003
Ignacio Ruiz Quintano