Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En los años bobos de la pasta, el trajín de las parejas era conseguir en sus chiscones varios ambientes.
De ahí el éxito de sitios como el Ikea, donde la prensa ha sorprendido a Mourinho comprando cartones para la mudanza, que para esto nos petaron de Saussures y Mounines a los periodistas en la Facultad.
Estando tan a mano (de La Moncloa) la Facultad, ¿por qué cerrarán los Cervantes?
La crisis nos ha reducido a todos a un único ambiente de cochambre y chabacanería que echa a la gente.
A unos los echa por defecto, como a Willy Toledo, a quien todavía le parece poca cochambre y poca chabacanería, y dice en Venezuela que se va a vivir a Cuba. Podría quedarse en Venezuela, pero no se cabe de cubanos, y ha de establecerse en La Habana, cuyos vecinos marcharon a Caracas.
–Cuba –dijo Foxá– es España en vacaciones.
Y a otros los echa por exceso, como a Mourinho.
Ahora vemos que meter a Mourinho (el Arnold “Red” Auerbach del fútbol) en el Madrid fue como meter a Churchill en La Moncloa, almas de capitanes en un mundo de taxis, tranvías y guardias de seguridad.
–Hace mucho tiempo que la prensa me falta al respeto como persona y como profesional –denunciaba Heynckes en el Madrid del 98, la víspera de la Séptima.
Cuando a Mourinho le pregunten en Londres por lo suyo en el Madrid del 11, 12 y 13, va a tener que regalar “Madrid, de corte a checa”, la descripción que hace Foxá del ambiente madrileño de la caza y la matanza.
–Añadían la burla a la tragedia. Sarcasmo aprendido en las corridas de toros, que hace preguntar zumbón: “¿Se ha caído?”, cuando el picador yace conmocionado por el golpetazo.
Mientras, los chicos “bien” de Madrid se refugiaban en otro ambiente, el Bar Basque de San Juan de Luz, escuchando al delantero centro Aguirre:
–Debemos unirnos todos contra ese Madrid de chulos y organilleros.
En Barcelona dicen que no son España, pero hacen retirar las pancartas de recuerdo a Guardiola.
