viernes, 16 de noviembre de 2012

Sinpa

El dante
Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Un año y dos huelgas generales después, la cuenta de la juerga zapateril sigue sobre la mesa.

    El dinosaurio de Monterroso es un alfiler de corbata, al lado de esa factura, y para hacerse cargo de ella hace un año y dos huelgas generales que los españoles colocaron a Mariano, que intenta hacer con ella lo que un figurón del toreo de los 50-60 hizo en un restaurante que me sé yo:

    –Nos firmó un cheque por una cantidad inferior a la cuenta, y le dijimos que no. Lo rompió y nos firmó otro cheque por una cantidad aún más pequeña. Al tercer cheque (menguante) le dijimos que a la calle y no volviera.
    
Los alemanes, siempre cuadrados, esperan de nosotros que nos pongamos a trabajar para pagarla, pero la izquierda zapateril, que vuelve a tener sed, propone un sinpa en toda regla, y para hacer ver que va en serio tira la cuenta al suelo y un par de botellas a los espejos del restaurante.
    
¡Ni recortes ni capitalismo! –titan los correligionarios de Alfredo, que por edad, y por proximidad con la Navidad, ya tienen garguero para titar.

    Los correligionarios de Alfredo han hecho suyo contra el déficit nacional aquel eslogan municipal de Ana Botella contra la prostitución: “Porque tú pagas existe”, y tiran contra Mariano, si paga la luz de La Moncloa, lo mismo que contra Amancio Ortega, si hace una donación a Cáritas.

    Pero si, por un rato, en vez de a la Echebarría, Alfredo leyera a Sloterdijk, sabría que el más generoso caso de donación procedente de ganancia del capital lleva el nombre de Engels, quien durante más de treinta años destinó los excedentes de su fábrica de Manchester al mantenimiento de la familia Marx en Londres, que usaba las donaciones para rechazar el orden de cosas en el que un Engels era posible… y necesario.

Y el tomante