Hughes
Abc
Los que el otro día defendieron en la TV3 el derecho a decidir no eran ellos, eran dos señores rubios, sevillanos, que estuvieron a puntito de arrancarse por el tertulianés de Antonio Burgos. Eran César y Jorge, Jorge y César, uno más de derechas, otro más de izquierdas, pero sin asomo del humor habitual de la pareja.
El procedimiento para lograr esto tan difícil de quitarles la gracia a Los Morancos no fue el hostigamiento, sino la fractura del dúo, ¡la ruptura de la unidad del dúo! Lo que hicieron fue colocar entre los dos a sor Lucía Caram, esa monja totémica del sentimentalismo estilo La Sexta, que es el clima ideológico de la corrección política actual. Allí, con la monja mirándoles, Los Morancos se desmoranquizaron y desprovistos de su humor, sin la Jenni, sin el Joshua y sin Omaíta, acabaron haciendo lo que haríamos todos en esa situación: cantar «Els segadors». La última vez que estuve en Barcelona yo me declaré independentista a los postres porque entre amigos, con gente agradable, lo último que uno desea es contrariar.
Lo más curioso es que en esa entrevista emitieron unas imágenes del mismo programa en las que aparecia Cao de Benós (nada menos) cantándole a la presentadora un himno norcoerano. No se sabe bien cómo, pero la TV3 consigue lo imposible: un ambiente que no es violento, pero que tampoco es neutro, en el que a un señor le resulta más cómodo defender a Kim Jong-Il que la legalidad vigente. Protejámonos de los serios. Larga vida a Omaíta.
Lo más curioso es que en esa entrevista emitieron unas imágenes del mismo programa en las que aparecia Cao de Benós (nada menos) cantándole a la presentadora un himno norcoerano. No se sabe bien cómo, pero la TV3 consigue lo imposible: un ambiente que no es violento, pero que tampoco es neutro, en el que a un señor le resulta más cómodo defender a Kim Jong-Il que la legalidad vigente. Protejámonos de los serios. Larga vida a Omaíta.