sábado, 10 de noviembre de 2012

Camello

Lissavetzky, el jefe de la oposición

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Dicen que en La Moncloa celebró Mariano la victoria de Obama.
    
Tiene sus motivos: a partir de ahora, lo mundialmente asombroso ya no será la deuda española, sino la deuda americana.

    Mas como poco dura la alegría en casa del pobre, a Mariano le han estrenado un sainete en el Ayuntamiento de Madrid, donde el ratoneo para eludir responsabilidades sigue el curso previsto en España, cuya cultura política es la de la irresponsabilidad.

    Para lo del Madrid Arena han creado una… comisión.

    –Un camello es un caballo diseñado por una comisión.

    Los madrileños votaron a Gallardón y Cobo, pero por esos birlibirloques de la política son gobernados por Botella, que en la grande polvareda se fue de puente a Portugal, y Villanueva, que se suicidó en la primera declaración pública, aunque se sigue a la espera de que pasen a retirarlo, y no será la oposición: Lissavetzky es amigo de Rubalcaba y se sienta en el Ayuntamiento como podría sentarse en el Bernabéu a comer pipas.

    La comisión, pues, será como la del “Informe Picasso” cuando lo de Annual: ni Villanueva tiró bengalas ni Botella estaba en el botellón. ¿Por qué van a dimitir?

    En el caso de Villanueva, por nada: él no va de funcionario puntilloso y, como dijo el clásico, las normas aplicables a los funcionarios puntillosos no son aplicables a los elefantes. Cualquier día lo veremos de ministro del Interior, aplicando a lo que quede de España el régimen salvaje de multas en defensa de la moral y buenas costumbres que impera en Madrid.
    
Pero Botella es una señora, y duele verla expuesta a la proverbial crueldad española, como el de esa cómica que, al “no dejé de pensar en Madrid estando en Lisboa”, contestó:
    
Sí, cuando le daban en el spa esos masajes apretando fuerte.

    A ver esa comisión.