miércoles, 31 de julio de 2024

La solución


Jonas en de walvis
Pieter Lastman


Ignacio Ruiz Quintano
Abc


El jefe del liberalismo de Estado, Rivera, que es nadador, propone llevar a las Cortes un cargamento de juristas que expliquen la situación. Deberá traerlos de América; aquí hay abogados (conocedores de las gateras de las leyes), pero juristas (conocedores del fundamento de las leyes) sólo deben de quedar en América, donde ya Jefferson lamentaba la abundancia de abogados en el primer Congreso.


El defecto fundamental de la Confederación –anota en sus memorias– era que el Congreso tenía un poder solamente requisitorial, sin otra coacción que el principio moral del deber… Algunos Estados contribuían poco, otros menos y otros nada; y los últimos acababan suministrando una excusa a los primeros para dejar de hacerlo. También la falta de una separación entre las funciones legislativas, ejecutivas y judiciales operaba desventajosamente.

Este reconocimiento de fracaso de Jefferson lo hicieron suyo todos los padres fundadores, y en ello radica su grandeza histórica: en apenas una década, la Constitución confederada del 77 (“Artículos de la Confederación y la Unión Perpetua”) hacía peligrar la supervivencia de la nación, y puestos a cavilar inventaron (¡sin saberlo!) la democracia representativa (“populismo”, para los señoritos de pan “pringao”) con la Constitución federal del 87, una obra de HamiltonMadisonJayMorris… que ahí permanece, a pesar de la zapa de la posmoderna izquierda marcusiana para destrozarla.


La obra más maravillosa lograda por la inteligencia y voluntad de los hombres –en palabras de Gladstone.

Una “Unión Perpetua” iba camino de cargarse una nación de diez años, pero la Constitución del 78, con el troyano encriptado en su título octavo, podría cargarse una nación de cinco siglos. ¡En vez de la ballena engullendo a Jonás, Jonás engullendo a la ballena! Y en el cargamento de Rivera, en lugar de los “Founding Fathers”, vienen, en cangrejeras de andar hacia atrás (los liberales, no los cangrejos), los liberales de Rallo.

 

Septiembre, 2017

Miércoles, 31 de Julio


 Platero

martes, 30 de julio de 2024

"Por consiguiente"

Gregorio Esteban Sánchez Fernández, Chiquito de la Calzada
Ilustración de Alejandro Antoraz Alonso


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El 92 fue el “Bienvenido, Mr. Marshall” del 78. Juegos Olímpicos en Barcelona, Exposición Universal en Sevilla y Capitalidad Europea de la Cultura en Madrid. Samaranch, Pellón y Osaba. Bajo aquella lluvia de Dánae, intelectuales y periodistas bailaban como “jackrussells” en una fábrica de salchichas. Un revistoso de trenes llamaba a un revistoso de aviones para pedirle un “articuento”, y le contestaban que por menos de trescientas mil pesetas (unos dos mil euros de los de ahora) no se ponía a la máquina. El dinero fluía en el mercado como los ríos de leche y miel en la Biblia, y sabemos de eso. Somos el país del “kilo”, del “pellón” y de la “vaca”.


El “kilo” lo inventó Manuel Benítez, El Cordobés, como unidad de medida del “millón” de pesetas. El “pellón” lo inventó Antonio Burgos, al que se le hacía bola decir “millardo”, como unidad de medida de los mil millones de pesetas, imprescindible para arquear las cuentas del colosal desfase presupuestario de la Expo. Un “pellón”, según Burgos, “equivalía a mil millones de pesetas de dinero público despilfarrados en obras absolutamente innecesarias”. Y la “vaca” se inventó en casa de los Lanzas (“mi hijo tiene dinero p’asar una vaca”) como unidad de medida de la morterada de euros.


De repente (“Pongo buebos de repente”, rezaba un cartel de la taberna “Bienmecomes” de Elorrio, donde papeaba Indalecio Prieto), un 20 de noviembre del 92, con el declinar de los fastos, el editorial del diario gubernamental sobrecogió a todo el mundo con un editorial titulado “¿Qué hace el Rey?”


Estabilizada la democracia, y con ella la monarquía constitucional, la pregunta ha dejado de ser preocupante para dar paso, en cambio, a que lo sea la respuesta. Hoy el Rey clausura un encuentro gastronómico internacional.


El encuentro gastronómico lo organizaba un pariente de la competencia periodística, y en el editorial asomaba la mano terrible de Pradera ("¡pecador de la pradera!"), que, desde luego, ignoraba el significado de “monarquía constitucional” (el Rey desempeña el Ejecutivo), y sin embargo era traductor del “Touchard”, manual de ideas políticas separadas una a una por la muletilla “por consiguiente”, que fue lo que a Felipe González se le quedó de su lectura. Trevijano lo pilló al vuelo, al analizar el “boom” de Chiquito de la Calzada: cuando González masacraba el idioma para “esconder la verdad con palabras ininteligibles, mecánicamente unidas con absurdos entimemas de la conjunción ilativa ‘por consiguiente’, surgió un humorista que azotaba la imbecilidad de toda esa sociedad”.


Chiquito representa para la expresión cómica de la realidad social lo que González representó para su expresión dramática. El inconsciente humorista de Chiquito iluminó de repente la locura normal que los españoles viven bajo los valores culturales de la Transición.


Chiquito, eso sí, triunfó cuando González, “descubierto como truhán de su celebrada elocuencia política”, fracasaba. No antes.


[Martes, 23 de Julio

Martes, 30 de Julio

 


Arrocera Juanita

lunes, 29 de julio de 2024

El ídolo ultrajado


Mbappé y Cristiano


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Todos estábamos en que la mano de Dios en el fútbol era la de Maradona a Inglaterra en México’86, y llegó Carvajal, a quien incluso Mourinho ha pedido perdón (“no supe verlo”) y mandó a parar. En un país de naturaleza tan servil como España, la mano, una mano de más o de menos, puede poner en juego la vida.


El escándalo de la mano de Carvajal es la confirmación de la parábola del carnero castrado de Santayana como expresión más acabada de la sociedad española: el carnero castrado razona que un amo es menos dañino para el rebaño que una manada de lobos, y brota en él la admiración por la sabiduría del pastor, y hasta recuerda con agrado alguna caricia ocasional que le prodiga.


Para el carnero castrado, esa caricia es todo.


En abril del 34, y al hilo de otra amnistía, esa industria tan española, contaba aquí Fernández Flórez (“Fernando Flores”, lo llaman los periodistas jóvenes) el encontronazo de un ministro monárquico con los socialistas de Prieto. El ministro, refiere el cronista, se había atrevido a pasar ante el tótem de la tribu sin hacer las reverencias de rigor “¡y hasta hay quien dice que con las manos en los bolsillos!”. El gran sacerdote salió a las gradas del templo, golpeándose el rostro y descosiéndose sus vestiduras, para anunciar a la muchedumbre que el ídolo estaba ultrajado y que había que apaciguar la cólera que, sin duda, descargaría sobre todos los hombres del pueblo elegido… El coro de sacerdotes socialistas y conservadores, desplegados en semicírculo, cantaba esta bonita estrofa: “¡Oh, sí, sí; maldición sobre los culpables! ¡La cosa está muy fea! ¡Aquí tienen que dimitir hasta los ujieres! ¡Sí, sí!” Esto impresionó mucho. Los ancianos se sentaron en la plaza, junto al poste, y se pusieron a fumar la pipa de la paz. Todos temían la venganza del tótem. Se le regaló con ditirambos, fueron exaltados sus beneficios, se le reconoció la paternidad de todas las cosas buenas y la protección y vigilancia contra todos los males que podían pesar sobre la tribu.


Lo que quería, para decirlo claro, era la muerte del ministro.


¿Qué ha hecho Carvajal que no pueda zanjarse con una resolución del TC despojándole de sus seis Copas de Europa de sube y baja durante una década por la banda derecha del Real Madrid? Ni siquiera vende camisetas en las que rotular frases de camiseta, pero todos los paniaguados del país que ven en la mano presidencial el dispensador del pienso (“el pensamiento externo”, llama, no por nada, Kant a la mano) se creen en el deber de leerle el “Emilio” de Rousseau al pobre Carvajal, al que algunos confunden con otro Carvajal, "el demonio de los Andes", un salmantino tan duro de roer que cumplió los 84 en una horca del Perú. La mano del mando como campana de Pavlov: España en un fogonazo de magnesio. ¿Quién diría que venimos de ganar la Eurocopa a Inglaterra habiendo dejado en el camino a Francia y Alemania?


Hay dos “souvenirs” que hoy petarían el “merchandising” madridista. Uno, naturalmente, es la mano de Carvajal, que vendría a ser como la mano de Churchill que Boris Johnson refiere en su biografía del mítico primer ministro. Fue en el Archivo Churchill de Cambridge. Nada más entrar, Boris tuvo que retener un grito de alarma: “Allen Packwood, el director, había acudido a recibirme, y parecía estar tendiéndome una mano artificial. Se impusieron mis buenos modales, por supuesto, y estreché su prótesis; y entonces me di cuenta de que era de bronce”:


Acaba usted de estrechar la mano de Winston Churchill –le dijo Packwood.


Era una pieza delicada.


Y el otro “souvenir” es la maqueta del Bernabéu que se trajo Mbappé para su colosal presentación en Madrid. Una maqueta infantil, su osito de peluche, la prueba del nueve de su fe madridista. Lo resumió su madre, Fayza Lamari, en “Le Parisien”: “El Real Madrid es el club más grande del mundo. El martes sentí la diferencia, por ejemplo, con el PSG. El Parque de los Príncipes es extraordinario, pero cuando llegas al Real Madrid sientes el peso de la institución”. El peso de la púrpura, que decía Foxá.


Éste es el peso de la púrpura. La pesadumbre del imperio y del mando.


Mientras en la plaza del mercado los vendedores de crecepelo nos ofrecen sus productos de temporada (Valdano –pensando en Guardiola– a Rodri; Benito –aguantando la risa–, a Laporte, etcétera), Mbappé llena el Bernabéu, en martes y bien de mañana, sólo con ponerse la camiseta con el “9” de Di Stéfano a la espalda. Y en su taquilla, la maqueta del Bernabéu, su cajita de música. ¿La cajita de música de Manuel Machado o la caja loca de Ivan Illich? La cajita de música, para apoyar la sien en ella, escuchando, calladito, encantado, al dulce soniquete del himno de “las mocitas”, de García, Villena y Cisneros. Y la caja loca (un cofrecillo que Illich vio en el escaparate de una juguetería neoyorquina; tenía un interruptor que, al tocarlo, se abría de golpe y aparecía una mano mecánica –¡la mano de Carvajal!–: unos dedos cromados agarraban la tapa, la cerraban y la acerrojaban desde el interior), un juego, ¡el juego!, para la nueva era madridista.


[Sábado, 20 de Julio]

Lunes, 29 de Julio

 


Pascua de lunes

domingo, 28 de julio de 2024

Molleda




Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Sale uno de Arco como Bono de Iraq, corriendo. Digo Bono y digo un ministro de Defensa que se declara dispuesto a morir, pero no a matar. Desde luego, ese Bono no es Patton, el general de las siete vidas: cazadorde mamuts en la Prehistoria, hoplita contra los persas, soldado de Alejandro en el sitio de Tiro, Aníbal, legionario romano de César, caballero inglés en la guerra de los Cien Años y mariscal napoleónico. ¿Morir en vez de matar? “Quiero que recordéis –arengaba Patton a sus soldados– que ni un solo hijo de p... ha ganado jamás una guerra dando la vida por su país. La ganó haciendo a otros pobres cabrones idiotas morir por su país.” Ese Bono sólo puede ser Pepe, el hijo de Pepe, el de la tienda.


De las tiendas de Pepes en Arco sale uno corriendo para caer en un mesón donde el caricaturista Molleda –“Ponga usted mejor dibujante de síntesis”, me dice Molleda– exhibe sus huevos: huevos fritos, como los que la vieja de Velázquez fríe en la “National Gallery” de Escocia en Edimburgo. Huevos donde Narciso peligra más que en la fuente: “Jimmy, Answer me !!! Please!!!”, grita un pollito amarillo asomándose al huevo (frito) de Molleda. Al sentimentalismo anglosajón siempre le faltaron huevos. Un día llevaron a Londres huevos de pingüino y Camba los desechó porque sabían a sardinas asadas, aunque a partir de aquel día estuvo años sin tomar sardinas asadas porque le recordaban a los huevos de pingüino.


En su homenaje al huevo frito, Molleda va de huevo en huevo sobre sartén de quincallería china. Es la solera española del huevo único, y ya don Eugenio d’Ors llegó a proponer la abolición académica del singular de la palabra “huevo”. Todo el mundo comía un huevo, aunque la gente, al pedir en la mesa, dijera siempre: “Yo, huevos fritos.” Con la proposición dorsiana, en adelante, quien pidiera “un huevo”, además de una falta de urbanidad, cometería una falta de gramática.


Los chinos son muy suspicaces –por eso tienen los ojos en raya–, y preguntaron a Molleda para qué quería cuatrocientas sartenes de golpe. “Tengo una red de restaurantes de carretera”, contestó Molleda. Y sigue friendo huevos, como aquel rey de Suecia que pidió un día en su cena un huevo pasado por agua y, no siendo atendido inmediatamente por sus criados, se levantó de la mesa y fue a la cocina para prepararlo él mismo, rasgo de humildad que los suecos y las suecas evocan en la costumbre protocolaria de poner al lado del cubierto real un huevo pasado por agua y sostenido en un huevero de oro.


Molleda es un rey flaco de suecos y suecas en Chamberí.


2011


Huevo frito con sartén / Pepe Molleda

Rusia y España


Iván el Terrible


Martín-Miguel Rubio Esteban

Doctor en Filología Clásica


Es de todos sabido que España y Rusia son dos países con grandes paralelismos. La unificación de ambos territorios y el nacimiento de sendos Estados no se produjeron por el comercio ni por el desarrollo económico, sino por la amenaza exterior; la larga guerra contra los moros y los tártaros enseñó a los dos pueblos que la victoria sólo podría conseguirse con la unificación de todos los principados rusos y todos los reinos de España. Se hacía imposible la independencia rusa si se volvía a repetir “el acuerdo de Yaroslav”, que dividió Rusia entre sus hijos, del mismo modo que se hacía imposible la futura independencia de España si se volvía a repetir la decisión de Fernando I, que repartió Castilla entre sus voraces hijos, hechos históricos estos dos que coinciden por los mismos años. Fue la larga lucha contra invasores extranjeros la que creó el centralismo estatal de Rusia y España. Sin ese centralismo estas dos naciones hubieran fracasado. Rusia y España nacen como estados también a la vez, a finales del siglo XV, y su unificación se consuma a principios del siglo XVI; Navarra es conquistada por Fernando el Católico en 1512, y en el año 1510 el Principado de Moscú, pilotado por Basilio III, puso fin a la República de Pskov y a sus derechos de autonomía y, en 1514, después de la guerra con Lituania, Smolensk pasó a formar parte de su territorio. Como resultado, se constituyeron las dos potencias mayores de Europa, que a partir de finales de siglo XV fueron conocidas como España y Rusia. Por aquel entonces Rusia contaba con siete millones de habitantes. En este sentido demográfico, Rusia se quedó rezagada con respecto a otros países más pequeños de Europa Occidental. Así, la población de España era de ocho millones, y de unos quince millones en Francia. La Rada y La Duma son asambleas de notables típicamente rusas, del mismo modo que Las Cortes son una creación española, anterior al Parlamento británico. Aunque hoy los pequeños rusos usan el término La Rada para referirse a su Parlamento ucraniano, en realidad La Rada, un consejo de hombres cercanos al zar, fue una creación del príncipe Andrei Kurbski, una especie de Antonio Pérez de la época, y aparecida por primera vez en una carta que éste envió al monarca. La Duma supone una Asamblea con tres estados: alto clero, la nobleza y funcionarios del Estado. En 1550 se creó el cuerpo de los “streltsí”, con unos 3000 soldados, de inicio, que llevaban un arcabuz y un bardiche, estructurados igual que nuestros tercios del Gonzalo de Córdoba, y que llegarían a tener el mismo éxito militar y demostrar el mismo heroísmo que nuestros tercios en Italia y en los Países Bajos. La centralización del Estado y el consiguiente desarrollo de la autocracia rusa llega con Iván IV, contemporáneo de nuestro Felipe II, y que tuvo mucho que ver con el anhelo del pueblo ruso de ver a su zar como su defensor contra la tiranía y la arbitrariedad caprichosa de los ricos y la aristocracia (kniazata). Pensaban que Iván gobernaba con “la verdad·”, es decir, conforme a la ley y bajo los preceptos de la justicia y la imparcialidad. La guerra que entabló contra la nobleza aquel contemporáneo de Felipe II tiene un enorme parecido a la que emprendió nuestro Carlos I contra los comuneros, en cuanto que éstos, con el clero –v. gr. obispo de Acuña– querían mantener los privilegios medievales de la baja nobleza y de la Iglesia propietaria. La mala fama de Iván IV y de Felipe II, hombres piadosos hasta el extremo, la creó y la propaló la nobleza y los ricos que dirigían las “veches” o las asambleas de los pueblos y aldeas para que ninguna queja llegase a oídos de los reyes. Ambos también compartían su pasión por los documentos, por anotar hasta los hechos más mínimos, por empapelar todo lo que sucedía, herencia que Rusia y España mantienen pujante. El ataque de los rusos al frente tártaro-turco unificado, que había sido creado por Estambul, coincidió “curiosamente” con la victoria en Lepanto, llevada a cabo por el talento de Don Juan de Austria, Don Ávaro de Bazán y Andrea Doria. Roto este frente, Rusia comenzó a ocupar los distintos kanatos musulmanes, y a realizar la delirante aventura asiática con Yermak Timoféyevich. La Rusia asiática fue como la América para los españoles. Rusos y españoles se encontrarían dos siglos después en las costas canadienses del Pacífico. Recelosos, desconfiados, anotadores, epistológrafos tenaces, con enormes tragedias familiares –así como Felipe II tuvo que aceptar la ejecución de su propio hijo, el príncipe Carlos, idealizado por Schiller, Iván IV mató a su hijo mayor por traición, Iván IV y Felipe II fueron muy parecidos. Hasta el gorro monómaco de Iván se parece al gorro negro de nuestro Felipe. Con la muerte de Iván el Terrible se abre el “Período Tumultuoso”, que trae un vacío de poder a partir de varios zares impostores –los falsos Dmitri, que decían todos ser el hijo pequeño de Iván IV, que, en realidad, murió en la época de Boris Godunov, una especie de Cromwell ruso. El Vaticano, Polonia, Suecia y Lituania aprovecharon el momento para destazar Rusia, e imponer un zar católico y polaco. Es el momento en que el alma y los intereses de Rusia quedan solamente representados por la Iglesia Ortodoxa Rusa, quien manteniendo el estandarte nacional levanta una milicia popular, que consigue echar a los invasores extranjeros tras enormes sacrificios, y convocadas unas Cortes Generales (el Zemski Sobor), se nombra como nuevo zar a Miguel Romanov, un joven tímido de dieciséis años. Tras el “Período Tumultuoso” ruso y ortodoxo eran ya lo mismo, creándose durante muchos años un clima de aislacionismo y el rechazo lógico a todo lo extranjero, que lo veremos también en España con el triunfo del protestantismo en Europa y las hazañas de Gustavo Adolfo de Suecia. El desarrollo económico de Rusia exigía el acceso a los mares Negro y Azóv para las exportaciones. Era necesario garantizar la libre navegación de los barcos rusos en el primero y su paso por el Bósforo y los Dardanelos. Ese deseo chocó con los intereses turcos, y ello produjo varias guerras con Turquía bajo Catalina II, en las que destacaron Aleksandr Suvórov, quizás el mayor general que ha tenido Rusia, el almirante Fiódor Ushakov, que derrotó a los turcos en el estrecho de Kerch, y el almirante de origen español José de Ribas y Boyons, fundador de la ciudad rusa de Odessa. España y Rusia, efectivamente, han tenido un devenir histórico paralelo de aislacionismo y recelo con la Europa a la que siempre han querido pertenecer, y que nos impide mostrarnos rusófobos, “naturaliter”. Los dos países hemos padecido un largo papanatismo sobre lo que significa la Europa central.


[El Imparcial

Domingo, 28 de Julio

 


Desayuno sin diamentes

Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo

 DOMINGO, 28 DE JULIO


En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe:


 -¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?


 Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan". Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?" Jesús le respondió:


-Decidle a la gente que se siente.


 En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil. En seguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos:


-Recoged los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien.


 Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos. Entonces la gente, al ver el signo que Jesús había hecho, decía: "Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo". Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

Juan 6, 1-15

sábado, 27 de julio de 2024

Althusser



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Un tal Rickie LaTouche ha salido en los periódicos por asfixiar a su esposa, Pornpilai Srisroy, con un plumón. Como Althusser.


LaTouche obró así porque su esposa le había roto sus juguetes de “La guerra de las galaxias”. Althusser, según la versión oficial, simplemente por locura, lo cual libró del talego al viejo chocho, pero no invalidaba su miserable obra, leche de tigre para la izquierda francesa, que es decir la izquierda.


Todavía estoy oyendo las voces que me pegó el viejo Claudín porque yo, becario obediente, lo telefoneé para que me diera para una encuesta periodística su impresión del uxoricidio de Althusser.


¡Nada, hombre, nada! La derecha sólo se acuerda de los intelectuales cuando nos equivocamos.


No entendí de qué equivocación me hablaba. Desde luego, “la equivocación” de Althusser parecía ser el estrangulamiento de su esposa, no (en palabras de Revel) “su refinada justificación del estalinismo”.


La refinada justificación que da Althusser del estalinismo, al que por una ironía soberbiamente provocadora no encontró, reflexionando mucho, reprochable más que algunas molestas “tendencias burguesas”, permite al marxismo morir con brillantez, como filosofía, por lo menos.


Cosa, en fin, que no se le permitió a Hélène, como mujer, por lo menos.


La justicia británica ha condenado a LaTouche a “cadena perpetua con un mínimo de doce años de prisión”, que así se escribe la escolástica penitenciaria.


La justicia francesa no condenó a Althusser a nada, y el “penseur” entró en pupilaje en una casa de orates donde lo visitaban Foucault, Derrida y demás charlatanes.


Salen estas cosas a colación porque leo al novelista Luis Mateo Díez, que ha publicado una novela sobre un vendedor de seguros abandonado por su parienta, decir algo extraordinario:


Esta crisis nos ha demostrado que somos un poco tontos del culo.


Sólo que él no se siente estafado por los intelectuales, sino por los banqueros.


Julio, 2011 

Sábado, 27 de Julio

 


Chino

viernes, 26 de julio de 2024

Última Novillada Nocturna de Verano en Las Ventas, con Hoyos, Jiménez y Navas. En la selección del toro está el problema. Pepe Campos


Otros tiempos. Para la tauromaquia, sobre todo

 

PEPE CAMPOS



Plaza de toros de Las Ventas

Jueves, 25 de julio de 2024. Final de las novilladas nocturnas de verano. Algo más de un tercio de entrada. Noche de julio con sus calores.


Tres novillos de Talavante (1º, 3º y 6º) y otros tres novillos de El Freixo (2º, 4º y 6º), todos de procedencia Juan Pedro Domecq: los de Talavante vía Núñez del Cuvillo y los de El Freixo desde Garcigrande y Daniel Ruiz. Flojos y nobles. Menos el primer novillo de Talavante, boyante, los cinco restantes mansos. Segundo y cuarto terciados. Tercero y quinto, próximos a la invalidez. Todos pobres de pitones, en especial el sexto. Dieron el juego que suele dar el ganado que torean las denominadas figuras.


Terna: Valentín Hoyos, de La Alberca (Salamanca), de lila y oro, con cabos blancos; vuelta al ruedo y ovación tras un aviso; de veinticuatro años; en 2023, siete festejos. Fabio Jiménez, de Alfaro (La Rioja), de marrón oscuro y oro; silencio tras dos avisos y palmas; de veintiún años; en 2023, once festejos. Mario Navas, de Valladolid, de azul turquesa y oro, con cabos blancos; silencio y saludos tras un aviso; de veintitrés años; en 2023, dieciséis festejos.


Mario Navas fue declarado triunfador del ciclo de novilladas nocturnas 2024.


Suerte de varas. Picadores: Primer novillo —Plácido Sandoval ‘Tito’—, primera vara, picotazo trasero, segunda, picotazo trasero. Segundo novillo — Manuel Burgos—, primera, trasera, el novillo se cae al salir, segunda, picotazo trasero; el novillo salió suelto de las dos varas. Tercer novillo —Ángel Rivas—, primera, picotazo trasero, la segunda, picotazo trasero, el novillo salió suelto de las dos varas. Cuarto novillo —Héctor Piña—, la primera, muy trasera, en la segunda, picotazo muy trasero; de ambas el novillo salió suelto. Quinto novillo —José María González —, primera, picotazo caído, el novillo pierde las manos y sale suelto, segunda, picotazo caído. Sexto novillo —Alberto Sandoval—, la primera, picotazo caído, detrás de la cruz, la segunda, picotazo trasero, el novillo salió suelto de ambas varas.


Las denominadas figuras de hoy se han propuesto llevar a la tauromaquia a un callejón sin salida. Ellos mismos recorren España, ocupan todos los carteles de todas las ferias, sin dar entrada a ningún otro torero que pueda darles batalla, y realizan faenas plagadas de tandas repetitivas con pases anodinos, hasta llegar al reglamentado aviso y a partir de ahí tirarse abajo con la espada, para sumar corte de orejas porque el respetable es bueno y quiere volver a casa contento y feliz. Esto es lo que hay hoy en el apartado artístico taurino. No hace falta entrar a analizar la parcela técnica del toreo que practican las figuras actuales donde describiríamos su destoreo o toreo hacia atrás. Un toreo cuantitativo el de estas figuras que sólo pueden desarrollar ante el toro tontorrón, de granja, de comportamiento ovejuno, que obedece sin remilgos a los engaños que señores curvados, haciendo de «figurones», les muestran, una y otra vez; de esas maneras: despegadas, tirando líneas, con sus piernas largas o cortas, combadas y, totalmente, alejadas de la jurisdicción donde se produce el verdadero toreo. En fin, todo un galimatías a la hora de escenificarlo ante los astados y un atolladero gramatical y de terminología, si se quiere explicar a un aficionado aparentemente interesado. De ahí que la crítica taurina componga esas crónicas inextricables y de literatura vacía, con excedente cursi, que hace perder lectores. No hay más remedio.


Estas figuras del toreo de nuestro panorama actual, no sólo se conforman, por lo que se ve, con aburrir o machacar con su destoreo al personal que asiste a los cosos con toda su buena voluntad. Si no que, además, se ha propuesto clonar en sus propias ganaderías ese toro afín, bobalicón, con el que ellos triunfan todas las tardes en las localidades en fiestas que dan toros en nuestra España. Ese parece ser el propósito que esconde y muestra el afán de dos de estas figuras a las que estábamos aludiendo —una de ellas, aparentemente, ya retirada—. Nos referimos a los toros —ayer novillos— de Talavante y de El Juli, que la empresa eligió para que fueran toreados y estoqueados por los tres novilleros que llegaron a la final de las novilladas nocturnas programadas para este verano. Ese toro que estas figuras han toreado, torean y quisieran seguir toreando eternamente, proviene de la ganadería que formó Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, en 1930. Y que andando el tiempo está unificando las sangres y los comportamientos de las ganaderías bravas del planeta toro. No deberíamos pensar que todos los toros procedencia Domecq son iguales. Pero sí sabemos y se observa unas tendencias mayoritarias hacia un juego, que podríamos denominar como, ya artístico, ya angelical, ya inocente. Quiere decirse que el toro Domecq es una gracia, un don, un deseo de ser bueno, de caer bien, de portarse bien, para que el torero se exprese y sonría y no deje nada en el tintero con el que —mediante sus avíos— va pergeñando su arte. ¡Hablar de Domecq tiene estas gracietas, de que el arte se pega y se expande! ¡Vamos, que inspira!


¿Y cómo es ese toro, cómo es él? Pues, como apuntábamos, es grácil, es decir, ligero —que pierde las manos, que se cae cuando menos se espera—; es delicado, tanto que se duele al notar la vara en su lomo —porque se la suelen poner trasera—, lo que significa que es manso; es artista, porque embiste con arte, pero según, si tiene algo de fuerza es un arte que va hasta el final de donde le manda el avío —el chisme—, y sigue sus vuelos, y como la misma prosa dice eso es arte; pero si le da por hacerse el remolón, no embiste tan largo, se queda corto, con arte, eso sí, y sin molestar, sólo es una manera de mostrar su disconformidad, a ser encasillado. E incluso puede mostrarse rebelde y díscolo y no querer embestir bonito, porque el toro de Domecq puede desplegar toda una gama de embestidas. Ayer mismo, el primero fue el toro franco. El segundo, embistió como lo hacen las cabras. El tercero, imitó por envidia al segundo. El cuarto, fue un díscolo y protestó con reiteradas caídas y con desgana. El quinto, se caía y embestía al estilo ovejuno. El sexto, quiso ser boyante como el primero. Un eterno retorno en las embestidas, de lo artístico a la bondad y de la dulzura a la mansedumbre. Y por este camino no hay solución. El toro ha perdido su carácter y el toreo sólo puede ser un simulacro.


Con este tipo de ganado se las tuvieron que ver ayer noche los tres novilleros que hicieron el paseíllo en Las Ventas. Valentín Hoyos, dispuso del mejor lote —digamos, novillos del arte—. En el primero, un novillo tontorrón ideal para hacerle el toreo bueno, el regular o el malo, comenzó su labor por bajo y el novillo se le fue al suelo, destacaron dos pases de pecho. Dio distancia al novillo en la primera tanda de naturales, largos y templados, a media altura, abriendo el compás; en la segunda acortó los cites y en el último tramo de la tanda consiguió algún buen natural. Pasó a la derecha, abriendo el compás, temple y algún redondo logrado. Mejores los remates con el pase de pecho, porque el novillo buscaba el alivio. Faena muy larga, similar a la que esbozan las figuras hoy en día, sin verdaderos pases rotundos, sino continuistas. Vuelta a la derecha. El novillo se le fue rajando y pierde las manos. Hoyos termina con ayudados por bajo, tal vez, lo más logrado de su trabajo. Mata en la suerte contraria de estocada baja perdiendo la muleta. En el cuarto, toreó más despegado, abriendo el compás, con intención de lograr el temple. El novillo decía muy poco y la tarea del novillero se topa con tres pinchazos, el primero en la suerte contraria, los siguientes en la natural, más una estocada delantera, atravesada y desprendida, y un descabello. Al alargarse en el trasteo el novillo llegó muy humillado a la suerte suprema.


Fabio Jiménez, ante la embestida caprina de su primer enemigo, y sin celo, quiso aplicarle serenidad. Algo despegado y con la pierna retrasada fue desarrollándose la faena, sin acople. Mejor al natural, su fuerte. Al final de la faena logró algún natural de frente potable. Mató muy mal en la suerte natural, haciendo guardia al novillo en dos estocadas, más dos descabellos. En el quinto, también de embestida capraria, intentó torear, al comienzo, por bajo y el novillo se hacía el díscolo. Por falta de fuerza del animal, mucho punteo en la muleta en el toreo al natural. Más templado con la derecha. El novillo no podía con su cuerpo, sin disimulos de dejar mal a su dueño. Aquello terminó con pases de uno en uno, y una estocada trasera en la suerte natural. Jiménez tuvo el peor lote.


Mario Navas, un torero que ya lleva unas cuantas novilladas en Las Ventas. Lo cual no está mal, pues tiene que pasar el trago del examen venteño que otros muchos novilleros eluden. Mario Navas, decíamos en crónicas pasadas, tiene condiciones. No redondea, pero ayer hizo lo más valioso por clásico de la noche. Ante su primer novillo, de aires cabrunos, muy flojo y sin celo, quiso ordenarle las embestidas —nueva terminología para explicar las consecuencias del descaste y la falta de fuerza de los novillos—. El novillo embestía, digamos, cojeando. Navas terminó su quehacer —en ese negocio de embestidas incomprensibles—, con ayudados por bajo con sabor. Mató mal, en la suerte contraria, de dos pinchazos y una estocada corta, más cuatro descabellos. En el sexto, intentó desplegar una tauromaquia añeja. Una buena media verónica. En la faena, redondos templados, uno de ellos muy despacio y a compás. Los naturales fueron largos en tres tandas templadas, no redondas. Tal vez, él, puede que el novillo, impidieron la compenetración completa —porque este tipo de toro parece fácil, pero igual lleva clonado mensajes de sus dueños—. Ayudados para finalizar. Un cometido, el de Navas, clásico. Mató de una estocada en la suerte natural, el novillo tardó en echarse, lo que hizo tras cuatro descabellos. Le deseamos lo mejor a este torero y que no se deje confundir o no se confunda. 

Otra vez Gibraltar



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El mediocentro del Manchester City, Rodrigo Hernández Cascante, Rodri, canta “¡Gibraltar es español!” y los liberalios que se guían por el patrón de gobernanza del Instituto Elcano piden las sales, no vaya a tratarse de un repunte del nacionalismo español, que es el malo. La doctrina liberalia sostiene que un malentendido fronterizo en el Dniéper bien vale la pena de un holocausto nuclear, pero una base nuclear en el Peñón no sería cosa de ponerse a reñir, salvo que uno sea fascista (“Fascisti siamo tutti, Eccellenza”, dijo Agnelli a Mussolini, que visitaba la Fiat) de la “new age”.


En el 82, cuando el Santo Advenimiento sociata, González y Guerra salieron al balcón del Palace a prometer la recuperación de Gibraltar (“los jóvenes nacionalistas españoles”, los llamaban en el NYT), mientras Pablo Escobar, invitado vip, se tundía a gintonis en un salón del hotel, no se sabe si en garantía del cumplimiento de la promesa. Y no volvimos a oír hablar de Gibraltar hasta el otro día, con el canto de Rodri por la Eurocopa. ¿No será el fútbol el “proyecto sugestivo de vida en común” que pedía Ortega para que los vascos de Nico Williams y los catalanes de Lamine Yamal vuelvan a sentirse españoles?


En su “España invertebrada”, Ortega tomó de Renan, un subjetivista, su idea de nación subjetiva, que tanto daño haría luego a la causa nacional española, al dar por sentado que una nación es un hecho de voluntad.


El mismo genio que inventa un programa sugestivo de vida en común, sabe siempre forjar una hueste ejemplar, que es de ese programa símbolo eficaz y sin par propaganda.


Ortega, enorme esritor, y ése es su peligro, insiste en que los españoles nos juntamos hace cinco siglos para emprender una “Weltpolitik”, como ha ocurrido ahora con el fútbol. Y tira del embajador florentino Guicciardini, que un día interrogó al rey Fernando: “¿Cómo es posible que un pueblo tan belicoso como el español haya sido siempre conquistado por todo el mundo?” A lo que el rey contestó: “La nación es bastante apta para las armas, pero desordenada, de suerte que sólo puede hacer con ella grandes cosas el que sepa mantenerla unida”. Y esto es, concluye Guicciardini, lo que hicieron Fernando e Isabel, y lo que ahora, nos dice Rivero, ha hecho De la Fuente con su proyecto sugestivo de rato en común, la Selección de fútbol, ese “plebiscito cotidiano”, como Renan definió, no muy agudamente, la nación.


La unidad es incorporación, una faena de totalización: grupos sociales que son todos aparte, quedan integrados como partes de un todo. La separación es desintegración: las partes del todo comienzan a vivir como todos aparte. Es el “particularismo” de Ortega: cada grupo deja de sentirse a sí mismo como parte, y en consecuencia deja de compartir los sentimientos de los demás. En esta broma de fútbol que nos traemos, el ojo riojano De la Fuente nos une, pero la mano pepinera de Carvajal nos separa. Y así vamos echando el verano.


[Viernes, 19 de Julio] 

Viernes, 26 de Julio

 


Per me si va ne la città dolente

jueves, 25 de julio de 2024

Santiago


Burgos, 2015



Ignacio Ruiz Quintano
Abc


    Se ve que Lenin no había visto “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” (por la espalda, mientras colgaba un cuadro subido a una silla), y fue sorprendido por Trotski cuando colgaba un retrato de Pedro el Grande. Como Trotski no es Ford, en vez de disparar contra Lenin y ahorrarnos la escena del piolet comunista y fraternal, preguntó con gran escándalo qué era lo que veían sus ojos, y el líder bolchevique respondió:


    –Sin tradición no hay revolución.

    
En Madrid, los comunistas de Carmena, con el apoyo de los “bingueros” de Carmona y los tolais de Mafalda Villacís, han aprobado la gamberrada política de quitarle una plaza a Vázquez de Mella, el primer español del voto femenino, para dársela a Zerolo, el primer concejal del “matrimonio” homosexual. A Vázquez de Mella se le opuso radicalmente la izquierda, convencida de que las mujeres votarían lo que les dijeran los curas. Y a Zerolo se le opuso académicamente la derecha, convencida de que el “matrimonio” era otra cosa.


    Y ahí está la Españeta, desnudando a un santo para vestir a otro.


    –¿Qué ciudad puede sobrevivir, si sus ciudadanos hacen gala de su ignorancia? –pregunta en el “Gorgias” el abuelo de Varoufakis.

    
No me interesa la discusión de qué vale más, si el voto de la mujer o el matrimonio” homosexual, pero si Zerolo fuera todo lo que los comunistas de Carmena, con el apoyo de los “bingueros” de Carmona y los “tolais” de Mafalda Villacís, dicen que fue, la plaza de Vázquez de Mella parece poco, y habría que darle la Gran Vía, como hizo el franquismo con el Ausente.


    Del Che Guevara vestido de comandante hay fotos en la Gran Vía (cuando lo trajo Olano para ir a los toros y después de compras a Galerías Preciados), pero en Vázquez de Mella yo sólo recuerdo a Jeanette recibiendo el disco de Oro en Long Play por su “Yo soy rebelde”.
    

Santiago y cierra España, país lo bastante idiota ya para una Constitución con rayas en lugar de artículos y un callejero con números en lugar de nombres


Julio, 2015 

Jueves, 25 de Julio

 


Puerta averiada

No se puede arreglar hasta el lunes

¡Santiago y cierra España!

La pescozada al señor Santiago


 
 
Hay que seguir afirmando que Santiago bajó a la batalla de Clavijo sobre un caballo blanco, y no hay que transigir ni con que fuera tordo el caballo. Ése era el consejo de Maeztu. Pero ¿qué sabemos hoy del patronazgo de Santiago?


Quevedo se dejó la piel en la defensa del patronazgo de Santiago frente al de Santa Teresa. En Madrid, los columnistas zen (tristas) de la época discutían de la depreciación de la moneda, de las hipotecas de los judíos, de la ayuda a los herejes... La reacción antisantiaguista crecía porque ya no había musulmanes contra quienes hacer la guerra santa. Y el centrismo decidió hacer la petición de que la beata Teresa de Jesús fuera elevada por el Pontífice y admitida por el Reino como patrona de todos los españoles, contando con el favor del Rey y su valido, el Conde-Duque, que miraban por lo suyo.


Quevedo también miraba por lo suyo, pero menos, pues echó todo su crédito gubernamental a perder cuando escribió su memorial por el patronato de Santiago contra la bandera de los carmelitas y el centrismo rampante. Santiago era un patrono guerrero, y Santa Teresa, una patrona andariega, casi una krausista. (Se conoce como “krausismo” a un movimiento de pedantes madrileños que dieron en sustituir la misa dominical por una caminata por Gredos.) A Quevedo, para quien las Españas eran «bienes castrenses ganados en la guerra por Santiago», el buen rollo carmelitano lo hacía sulfurarse. ¿Encomendar al sexo de mujer parte de la invocación de las batallas? «¿Qué comparación puede tener esta postura y pintura con la de un caballero joven, robusto, gallardo, denodado, despidiendo rayos de luz de su hermosísimo rostro, adornado de fuertes y resplandecientes armas, con la cruz roja en el pecho...?»


Y en Su espada por Santiago escribe:


“Los reyes, señor, armaban caballeros en España; mas a los reyes Santiago los armaba caballeros: de su altar tomaban las armas y la espada, y el bulto del Santo Apóstol les daba la pescozada en el carrillo... Pues, ¿cómo pretenderán los padres de la Reforma que Santiago os dé armas a vos y que las volváis contra él; que de su altar toméis la espada y que le quitéis vos la que él (tiene) en su mano para dársela a Santa Teresa, a quien sus mismos hijos han hecho estampar con una rueca? La pescozada, señor, antiguamente Santiago la daba a los reyes; hoy quieren los procuradores de corte que los reyes se la den a Santiago en la cara. A vos os lo proporcionen... Ni los frailes lo pueden negar, ni los procuradores lo deben proseguir; ni vos, señor, lo debéis mantener.”


P 

miércoles, 24 de julio de 2024

Barbate singular ¡sí o sí!


F.J.G.I.

Andan los barbateños "mu mosqueaos" porque gran parte de su territorio, el que va desde la desembocadura del río Barbate hasta Zahara de los Atunes (recuérdese que Zahara es Barbate), lo que se llama sierra del Retín, no les aprovecha ná de ná. Tras el 23F de Tejero, el gobierno se hizo con 5.400 hectárea para el ministerio de Defensa y allí se realizan maniobras terrestres y acuáticas y se dispara en creo que cinco campos de tiro. Se ejercita en sus aguas personal de la base de Rota y no hace mucho  se acercó la señora ministra a Barbate a ver el entrenamiento de soldados ucranianos. A los barbateños estos juegos de guerra no les preocupan. Lo que les duele es que no reciban ni un euro por más del 40% de su territorio que es lo que el gobierno más expropió que compró -4.000 pesetas la hectárea- en tiempos de las tribulaciones del 81. La singularidad barbateña es que en otras zonas de España los ayuntamientos cobran por el uso de zonas semejantes, y el de Barbate, no. El alcalde lleva tiempo pidiendo lo que cree de justicia e intenta comprender qué cosa es ésa de "la singularidad".

Albas




Ignacio Ruiz Quintano
Abc


Los de letras sabemos que la filosofía comenzó a ponerse chula con Hegel y su teoría de que lo real es lo racional.

En Madrid, donde nadie sabe qué es bipartidismo, todo el mundo es hegeliano: el gobierno, porque así puede demostrar que cualquier cosa que exista es lo mejor; y la oposición, porque así puede argüir que, dado que el gobierno le parece bastante irracional, no será del todo real, y se impone la tarea de colocar algo más real en su lugar.


Salir de ver “El francotirador”, el último peliculón de Eastwood, y encontrarse con el debate de la Nación en los medios es como tropezar con una pelea de chicas atrevidas (frivolidad vs. realidad) en el barro.


La frivolidad tiene incendiado el mundo, desde Libia hasta Ucrania, pasando por Grecia… y la Carrera de San Jerónimo.

A Libia fue de fin de semana Lévy (¡filósofo-pavo!), y porque le multó un guardia telefoneó a Sarkozy, quien, en compañía de María del Carmen Chacón Piqueras, bombardeó la “jaima” de Gadafi y dejó el desierto como Lavapiés después de una manifestación “antifascista”.


Cada minuto que pasa es crucial para la democracia –dijo Cándido Méndez, metido a asesor militar de la causa sarko-chaconera.


En el Congreso, Garzón, un curita pecero al que Tania de Rivas dejó sin partido (¡lo que ni Franco supo hacer!), se presenta como portavoz del pueblo para denunciar como en un dramón de Joaquín Dicenta que el pueblo no ve la TV porque no puede pagar la luz (“cárcel de luz, recóndita angostura”, en la visión púbica de Arias Solís).

Desde su nada parlamentaria el curita frívolo nos pinta un Nuevo País cuyo pueblo podrá domiciliar el recibo de la luz en el banco del Alba, que es el de Monedero, padre ecónomo del convento complutense cuyos contratos y facturas son secretos de Estado.

“Aquí no fusilamos al alba”, contestó el padre rector cuando le preguntaron por las cuentas del padre ecónomo. El padre rector es Carrillo, que, en efecto, nunca se levanta hasta después del alba.


Febrero, 2015

Miércoles, 24 de Julio

 


Noeles de julio

martes, 23 de julio de 2024

Balas o votos




Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En “La facultad de las cosas inútiles” (el Derecho, hoy, en todo Occidente) menciona Yuri Dombrovski un recuerdo que hizo sonreír a Stalin: en casa de Gorki, cuando el famoso encuentro con los escritores, “un viejo imbécil” se quejó: “El Glavlit (organismo de la censura) y los redactores son demasiado duros, camarada Stalin. Por ejemplo, usted, Iósif Vissariónovich, tiene la cara picada de viruela, pero nos prohíben mencionarlo”. Una broma, si nos atenemos al “totalitarismo invertido” que nos hemos dado.


El “totalitarismo invertido” es un concepto de Sheldon S. Wolin para referirse a la cumbre del liberalismo político: el arte de moldear el apoyo de los ciudadanos sin permitirles gobernar. El pueblo reina, pero no gobierna. Es evolutivo, y prospera en una sociedad desmovilizada, una sociedad cuyos ciudadanos padecen de un letargo político “que nos hace evocar a la ciudadanía privatizada de Tocqueville”.


El presidente suele decir que la vida sería mucho más fácil si fuera una dictadura.


El presidente era el pichi Bush Jr., y la confidencia la hizo su director de presupuesto, Joshua B. Bolten. El “totalitarismo invertido” es una pandemia silenciosa (ese silencio que exige el mequetrefe Breton, prefecto del Santo Oficio de la Censura de la UE denunciado por Elon Musk) alimentada por una sarna mediática puesta al descubierto en el asesinato frustrado de Trump.


Hoy estábamos a cinco centímetros de una guerra civil. No es una perspectiva que me guste, pero sí es temible, si los demócratas no se detienen con sus viles y absurdas analogías con Hitler y su alegría por el asesinato –tuiteó James Woods.


Cinco días antes, el siniestro personaje que funge de presidente, había soltado la metáfora definitiva: “Hemos terminado de hablar del debate, es hora de poner a Trump en el blanco”. Se refería al debate que asustó a “duros” como Bill Maher: “El problema es que tiene que ser decisión de Joe Biden irse, lo cual es como dejar que un borracho decida si puede conducir”. Pero nuestro Sánchez, mucamo al fin y al cabo, y el más servil, vio en Biden, hablando de la guerra que se traen entre manos, a una especie de Bobby Fischer, que no jugaba al ajedrez, sino que practicaba ejercicios de anulación de la personalidad del contrincante. Con la de Sánchez, por lo visto, Sleepy Joe acabó a la primera palmada en la espalda.


El atentado contra Trump, no por esperado (el negocio de la guerra es la clave) menos escandaloso, revela la espantosa corrupción de un sistema ambientado en el 36 de “Balas o votos”, con Edward G. Robinson. El encargado de investigarlo será el fiscal que “aprobó personalmente” la redada en Mar-a-Lago, donde el FBI autorizó “el uso de fuerza letal”, pero los medios volverán a hacer suyo el cuento del Oswald solitario.


Atenas –dice Wolin– nunca simuló justificar su dominación sobre los demás pueblos alegando que lo hacía para dotarles de valores democráticos.


 [Martes, 16 de Julio ]