Yuste
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El futuro está en el pasado, “ese país extraño, fluido y mudable, sometido siempre a los cambios que impone el presente”, en virtud de lo cual el historiador Santos Juliá, para quien la democracia, después de todo, la trajo Carrillo, invita al Rey a abdicar con motivo del próximo cumpleaños, como en el pasado, que es el futuro, hicieron Carlos V y Benedicto XVI:
–Nada es divino y nada es natural.
Con la Audiencia consagrando el “escrache” como “mecanismo de participación democrática” en vísperas del paseíllo de la Infanta, conviene tomarse en serio pensamientos como ése de que nada es divino y nada es natural.
Después de todo, basta con hojear los diarios de don Niceto Alcalá Zamora para darse cuenta de que, sometido a los cambios del presente, el pasado puede ser el futuro. ¿O al revés?
Aquí todos somos lo que somos… “después de todo”.
Después de todo, el español es hombre económico, es decir, un hombre de bolsillo. Lo de quijote está bien para los libros, pero en la calle prima el hombre de bolsillo (y de bolsillo vacío por la crisis), que ahora ve en la movida real una oportunidad de negocio.
Con un gobierno que sube impuestos sólo por no parecer franquista, el hombre de bolsillo va tan apretado que se apunta a cualquier causa (en España no se dice “¿qué hay que hacer?”, sino “¿dónde hay que firmar?”), y ahí tenemos a Los Morancos, la mitad de los cuales ha tenido que rectificar, cosa, por cierto, que no tuvo que hacer Del Bosque, que dijo lo mismo.
Tengo un amigo más endeudado que monárquico y que, con menos rodeos que el historiador, también anda loco con la abdicación.
–Es que tras la abdicación viene la coronación, y con ella, seguramente, una amnistía fiscal.
El borrón y cuenta nueva es hoy la gran oportunidad de futuro para el hombre de bolsillo en España: que le quiten a uno una multa, a Ronaldo una tarjeta roja, al otro una pena de cárcel…
–¿Dónde hay que firmar?