Ricardo Bada
El Espectador
Quizás algunos no se expliquen el origen de esta ampliación del léxico inglés. Lo explicaré en breves palabras. 2006 fue el año en que por primera vez en la historia de la astronomía, un sistema planetario disminuyó en lugar de aumentar, que es lo normal. Y el que se redujo fue el nuestro, porque los astrónomos llegaron a la conclusión de que Plutón (=Pluto, en inglés) no es un planeta en sentido estricto: su masa no supera la masa total de todos aquellos cuerpos celestes que se mueven en su órbita. La consecuencia es que Plutón fue degradado a planeta enano. Y esa operación de reconversión a su verdadero tamaño es lo que ahora se llama to pluto, que en español deberíamos traducir como ‘reliliputiensear’. (También cabría tomar en cuenta la variante ‘reliliputanizar’, pero... ¡suena tan feo! ¿no?).
Debo confesar que nunca me hubiese enterado de la existencia del verbo to pluto si no fuese porque los colegas alemanes registraron esta noticia: “La venerable American Dialect Society ha elegido plutoed como Palabra del Año, en reñida lid que lo enfrentó a poderosos competidores”.
Me puse a investigar y descubrí algunos de ellos: Anchor baby (bebé ancla), designando al hijo de inmigrantes que nace en EE.UU. e, indirectamente, por ser un ciudadano estadounidense nato, casi asegura a sus padres el derecho de residencia; Katrina brain (cerebro Katrina), por las consecuencias que se derivaron del ciclón que asoló Nueva Orleans; Husband sitter (cuidaesposo), que se explica por sí sola; y en fin, Fox lips, aludiendo a cómo se pintan los labios las presentadoras del canal de TV Fox News.
Pero la que se llevó el gato al agua fue la nominación de Dwarf planet, planeta enano, la modesta categoría a la cual la venerable International Astronomical Union degradó al pobre Plutón. Una nominación que incluía el participio, finalmente victorioso, del verbo to pluto. Y como dijo un colega alemán para explicárselo a sus lectores con un ejemplo muy claro: A un tal Rumsfeld, en 2006, lo han plutoed. Es decir: ‘reliliputienseado’. Era hora.
Y ello me hace recordar uno de los más certeros aforismos de uno de los más grandes maestros del idioma alemán de todos los tiempos, el austriaco Karl Kraus (1874-1936), quien escribió cierta vez a la vista del triste espectáculo que le ofrecían los políticos de su tiempo: “Cuando el sol de la cultura política se encuentra muy bajo, hasta los enanos proyectan una larga sombra”. Es por eso que re-marco lo de re-liliputiensear: porque un día la vox populi los devuelve a su tamaño natural.