Francisco Javier Gómez Izquierdo
En fútbol, cuando los méritos son parejos, la victoria la da un detalle. Sin entrar en la perversidad sentenciadora del forofo, no parece discutible la influencia en el partido de la expulsión de Nani, lance sin mala intención para la afición inglesa y acción de guerra en el imaginario madridista. Si existen aficionados neutrales -que creo que sí- es difícil que vean la maldad de De Jong en la torpeza de Nani, un futbolista con apodo de criatura doméstica, nada que ver con la rotundidad nominal de Diego Costa, un poner..., pero tras la desaplicación de Nani, habría que afear el temor de sir Alex Ferguson, ese ser legendario no se sabe a cuento de qué, que sorprendió a propios y extraños prescindiendo de Rooney, se sospecha porque defiende mal... y homenajeó a Giggs, un espíritu libre al que encomendó la protección de un joven demasiado frágil llamado Rafael que tiene el inmerecido honor de jugar en el Manchester. También fue inexplicable la ausencia de Kagawa, un tragamillas incansable bendecido últimamente en el área rival y al que todos esperábamos en vez de precisamente Nani.
Sir Alex se presentó sin tapujos ante el Real Madrid y todo lo fió a lo que creemos los simples: anular a Xabi Alonso y confiar en la incomparecencia de Özil. Le fue bien, hasta que en vez del esforzado Kagawa -quien debía estar allí- apareció la imperdonable suficiencia de Nani y tuvo que apartar a Wellbeck del sobresaliente marcaje, hasta la completa anulación, que estaba realizando sobre Xabi. Modric, un elemento inesperado -otro detalle- destrozó en diez minutos los planes del entrenador ronchachicles que al verse en la obligación de marcar se acordó de quien no debió ser “el ausente”.
Sin las cadenas de Wellbeck , Xabi se puso a mandar, Modric a imaginar y Diego López a parar. Bastó para lograr el objetivo... ¡Ah! Cristiano cumplió, que es lo mismo que decir, marcó... pero a Cristiano, como a reyes y emperadores, el halago lo debilita y ayer llenó cien vagones de elogios.
Para un servidor, el Real Madrid es mejor equipo que el Manchester y es justo que pase a cuartos. Los árbitros, en la mayoría de los casos futbolistas frustrados, a veces juzgan el juego como lo imaginan y otras para darse importancia, pero no creo que tengan especial inquina a nadie. Yerran por poco diestros y por eso no deja de sorprenderme la incontinencia verbal de los entrenadores de élite, exigiendo infalibilidad a quien es imposible que la tenga. Los entrenadores de élite deben aleccionar a sus equipos para ganar holgadamente y distinguir las que se van, de las que se vienen.
Para un servidor, el Real Madrid es mejor equipo que el Manchester y es justo que pase a cuartos. Los árbitros, en la mayoría de los casos futbolistas frustrados, a veces juzgan el juego como lo imaginan y otras para darse importancia, pero no creo que tengan especial inquina a nadie. Yerran por poco diestros y por eso no deja de sorprenderme la incontinencia verbal de los entrenadores de élite, exigiendo infalibilidad a quien es imposible que la tenga. Los entrenadores de élite deben aleccionar a sus equipos para ganar holgadamente y distinguir las que se van, de las que se vienen.