Hughes
Pura Golosina Deportiva
Pude ver muy tarde y en condición bostezante el partido contra la Real. Sin orden (como si me entrenara Ancelotti) dejaré algunas impresiones.
Tampoco sería tan crítico con don Carletto. Al fin, vimos los habituales problemas estructurales, pero acrecentados por el momento, un partido después del parón de selecciones, de Copa además (aire destemplado característico), en el que nadie, ni futbolistas ni aficionados, estaba del todo apasionado por la idea de pasar. El calendario invita a ver la final de Copa como una trampa, la enésima, al Madrid europeo.
Los jugadores no estaban, algunos medio estaban, y otros acabaron estando; en conjunto, no me pareció tan mal.
Por ejemplo, el partido sirvió para conectar a Vinicius, que andaba un poco despistado. Acabó siendo la fuerza devastadora que sólo recibe errores arbitrales, invitaciones al traumatismo, asombro reticente (los oh del que le critica) y volvió a estorbarse con Mbappé, al que sabiamente ha decidido ceder el paso en el ascensor.
Un querido amigo, con el natural ventajismo del aficionado, me escribió para recordarme que Camavinga no es lateral izquierdo. Y yo, pensando en el partido, y considerando que hasta pudo ser expulsado, dentro de lo malo no lo vi tan mal. En la primera parte contuvo a Kubo. En la segunda, con Vini desatado y el desparrame general, Camavinga quedó muy solo y muy ido. Sigo pensando que puede ser una opción en partidos de concentración alta. Con Valverde de lateral derecho y Ceballos-Tchouaméni en el medio, si Mendy falla o hay que revolucionar, sigo viendo esa opción como plus ultra erótico festivo. El una vez definitivo de la Marvel Flo.
Scholes contó una vez que los laterales que se metían en el centro del campo eran un insulto al centrocampista, que debía gritarles: ¡fuera de aquí! Pero si el que llega es un mediocampista total, ¿qué diría Scholes?
No 'me bajo' de Camavinga. Camavinga estaba muy bien antes del parón . Jugó minutos buenísimos de gran concentración y el insoportable paréntesis de las selecciones y esta verbena copera lo han sacado del sitio. Pero aquí prefiero mirar la tendencia: el Camavinga de la primera parte y el Camavinga pivote antes del dichoso parón.
Y si miramos así lo de ayer, vemos que Güler aprovechó para responder a una pregunta antigua. Todo el partido puede verse como un accidente (un tremendo caos ancelottistico) para que Vinicius se enchufara a la corriente y para que Güler apareciera en la media, eso que esperábamos ocurriera en algún momento aislado tras la lesión (importantísima) de Ceballos.
Ya contra el Leganés, Güler jugó distinto : aseguró el pase, pases que sin ser malos contenían otra meditación. Eran pases que sumaban valor, pero planteados desde un punto de vista distinto. Con todo, provocó un penalti (o penaltito). Y ayer, contra la Real, acabó siendo mediocampista, casi mediocentro, moviendo al Madrid de banda a banda. Él sacó el córner del gol de Rudiger. Así que fue un poco Kroos.
Apareció el Güler mediocampista, asomó un Güler posible, pues así, completando su juego, adensándolo, madurándolo, tendiendo al mediocampismo, Güler tiene más futuro en el Madrid.
Estas son impresiones optimistas. ¿Por qué este optimismo? Hay algo en este Madrid cogido con alfileres de Ancelotti que, como un subtexto o como un bajo casi inaudible, habla de evolución. De idea que se toma y se retoma pero que está.
Me asomo al caballete del viejo pintor y... yo veo un paisaje aún.
Habría más que decir, pero otro día. Tanta prórroga quita mucho tiempo. Si sumamos las horas que al final de un año pasamos con Carlos Martínez y Juan Carlos Rivero, sentiríamos muy cerca la tentación del suicidio.