martes, 8 de noviembre de 2022

El caso inglés


El fundador de Abc, en su despacho

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La exaltación de Rishi Sunak a la jefatura del ejecutivo británico tiene engorilados a nuestros liberalios, que esperan que “el fin del populismo también llegue pronto a España”, ya se supone que por la misma vía antidemocrática.


    El arreón totalitario de los Pocos contra los Muchos es un toque a rebato mundial, y de él tampoco se salva Inglaterra, que también ha tenido sus pulsiones autoritarias, pero con los de fuera. En la guerra del 14 el embajador británico visitó al fundador de ABC en su despacho de Serrano para decirle que convenía a España situarse a favor de su imperio, pues “Inglaterra sabe ser tan generosa como vengativa”. “Mi Patria es libre y soberana”, repuso don Torcuato, y mientras llamaba por el timbre a un ordenanza añadió: “Señor embajador, ¡cuánto siento que Madrid no sea puerto de mar!” “¿Por qué?” “Para rogarle que saliera de mi casa a la vista de la escuadra inglesa…”


    No hay más populismo que la democracia (“and that government of the people, by the people, for the people”, en la descripción de Lincoln en Gettysburg), con lo cual el desprecio liberalio al populismo es el desprecio liberalio a la democracia, pero “democracia” es una palabra con prestigio social, y no se atreven a denostarla, por lo que recurren a la triquiñuela de llamarla “populismo”.


    En Inglaterra (¡y para nosotros lo quisiéramos!) el pueblo reina, pero no gobierna. De los tres elementos de la democracia aludida en Gettysburg (representativo de la sociedad, divisorio del poder y electivo del ejecutivo), los ingleses sólo gozan del representativo, por lo que su sistema parlamentario liberal sin separación de poderes (parlamentarismo de gabinete) no es democracia formal. Pudo serlo con la monarquía constitucional (el rey gobierna), pero la corrupción de Walpole acabó con ella. Ahora se trata de acabar también con el elemento representativo y su democrático sistema electoral mayoritario simple (aun con sus pegas, que incluye la curiosa paradoja de Arrow) en distritos uninominales con la idea de reemplazarlo por el antidemocrático sistema proporcional de Weimar. Se intentó, con el apoyo de la Unión Europea, en el referéndum de mayo de 2011, y la propuesta fue mayoritariamente rechazada (¡populismo!), pero vuelven a la carga, y la nefasta figura (por su forma de acceder al cargo) de Rishi Sunak está de su parte.


    La caída del sistema representativo de Inglaterra sería para la causa de la libertad como la caída de la plaza de Madrid para la causa de la tauromaquia. Inglaterra no tiene Estado, sino “government” (esto lo explica Dalmacio Negro mejor que nadie), y hasta Leibholz se quita el cráneo ante semejante maravilla: es la primacía del individuo sobre la comunidad, de la comunidad sobre el Estado, lo que da a la sociedad inglesa su carácter único.


    –El pensamiento político inglés se diferencia del continental en que es pensamiento social y no estatal.


    Eso es todo.

[Martes, 1 de Noviembre]