sábado, 12 de noviembre de 2011

Golpes


Ignacio Ruiz Quintano

Abc

Murió Joe Frazier.

Y de él bien se puede decir lo que los colombianos dicen de su Rocky Valdez:

¡A ese hombre en el ring le roncaban los c…, mi vale!

Pero los doctores del periodismo progresista, que son como la gata recién casada de la fábula, que ve pasar un ratón, han aprovechado la necrológica para colocarnos el sermón:

Las muchas sombras del boxeo, su dureza intolerable, sus trampas

Eso, en el mismo papel que envuelve los tópicos morales que carraspea Carrillo, podría leerse así: “Las muchas sombras de la política, su dureza intolerable, sus trampas…”

Las neuronas perdidas le dejaron las típicas secuelas, como la lentitud al hablar.

¿Bradilalia?

Es fama que, de joven, Einstein hablaba tan lentamente que sus padres pensaban que era retrasado, y de mayor, no menos lentamente dijo bobadas políticas que avergonzarían a Llamazares. ¿Quién pegó a Einstein? ¿Un matón en la escuela? ¿Un fascista en la Universidad?

-Uff, las muendas más fuertes me las dio la vida afuera del ring –dice Rocky Valdez, si le hablan de miedo.

Según la prensa progresista española, un golpe te deja sin neuronas, pero según la prensa sensacionalista británica, un golpe te puede convertir en gay. Chris Birch, jugador de rugby golpeado en el gimnasio:

Me convertí en gay cuando me desperté y todavía lo soy.

Birch se ha echado un novio y trabaja de peluquero.

Frazier, republicano, fue el hombre que envió al gran Alí, demócrata, a la lona.

Norman Mailer:

El gran Alí estaba en el suelo, cantando canciones a las sirenas, en la más densa niebla del barrio de la niebla, pero Alí se levantó

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