Tamarón
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Dice Tamarón haber descubierto, “casi por azar”, la gran discrepancia existente en la Wikipedia entre las entradas en inglés y en español sobre la historiografía “revisionista” acerca de la guerra y la posguerra españolas. Le sorprende el maniqueísmo de la entrada en español, que contrasta con el equilibrio de la entrada en inglés, y me pregunta si el asunto tiene remedio.
Wikipedia me parece el vertedero global donde las urracas culturales rebuscan y picotean lo que reluce. No sé quién ni cómo lo hace, pero resulta ser la escombrera del metarrelato comunista.
Con Lyotard en el papel de epidemiólogo Simón, Francia decretó la muerte de los grandes relatos por pandemia de posmodernidad en el 79, aunque en realidad esa muerte tuvo lugar en el verano de 1791, cuando la Asamblea Constituyente, para evitar votar la República, votó la gran mentira, urdida por Barnave, de que el rey no había huido a Varennes, sino que había sido secuestrado. Es curioso que quienes votaron en contra de la gran mentira (Tom Paine, entre ellos) fueron quienes luego votaron en contra de la muerte del rey, decidida por quienes urdieron el "fake" que acabaría desatando el movimiento republicano del pueblo contra sus representantes. Había nacido el mundo actual, y eso incluye la Wikipedia, contra la cual sólo prevalece la curiosidad intelectual.
El asunto, dilecto Tamarón, no tiene aquí remedio porque en este Estado de partidos (García Pelayo) el único cometido de los intelectuales es proveer a los partidos del pequeño relato que los permita disfrutar con buena conciencia de las posiciones de privilegio ocupadas en el Estado. Así se explica la nula curiosidad del centrismo por las medallas, ahora que ha muerto, de González Pacheco, el policía sin cuyo 77 (Oriol y Villaescusa) no hubiera sido posible el 78 de Suárez, a quien tanto cantan, y que fue quien lo condecoró, a las órdenes de Martín Villa, luego presidente de Sogecable.
–Es que tú, Antonio, siempre has sido conflictivo.