Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Un seis por ciento de la población constituye la estructura activa de una patocracia: son la nueva nobleza. El doble de individuos conforma un segundo grupo, la nueva burguesía, que modifica su personalidad para cumplir con el nuevo régimen: “Al adaptarse a las nuevas condiciones, sin remordimiento de conciencia, sus integrantes se transforman en tramposos intermediarios entre la sociedad opositora y el grupo activo con el que se comunican a través de un lenguaje apropiado”.
En Valencia, los mascachapas del Psoe (¡el partido del “Isidoro” de Carrero!) pide el cese de una consejera de Vox nacida en el 77 que dice que “Franco es un personaje histórico”, mientras en Castilla los comunistas intentan hacer pasar a Padilla, Bravo y Maldonado por los Castro y el Guevara que parten el cochinillo con el plato de la revolución en Casa Cándido, al tiempo que en Madrid los diputados de Ayuso (en España los diputados sólo representan a quien los puso en la lista) apoyan, ¡en aras del turismo!, “poner en Sol una placa en memoria de los detenidos del franquismo”, que hasta los comunistas saben por Orwell (a quien Feijoo sitúa escribiendo “1984” cuando ya llevaba treinta y cuatro años muerto) que quien controla el pasado controla el futuro, y quien controla el presente controla el pasado.
La Puerta del Sol como “lieu de la mémoire”, según decía Steiner de Europa, plagada de placas con nombres, frente a América, que por su “ideología del amanecer y la futuridad” prefirió siempre los números. Esta soberanía del recuerdo la plasmó genialmente el Beni de Cádiz un día que al pasar por la casa de Pemán, donde una placa decía “Aquí nació don José María…”, fue cuestionado por su compadre, el Cojo Peroche, con angustia: “¿Qué crees que pondrán en nuestro balcón cuando faltemos, Beni?” Y el Beni contestó: “Se vende”.
La Puerta del Sol fue la sede de la Dirección General de Seguridad de Franco, que, por cierto, murió en la cama, detalle a eludir a base de “memoria histórica”, abstracción metafísica de una psicología colectiva. Fórmula de Burckhardt: “Cogito (lo mismo si lo hago exacta que si lo hago erróneamente) ergo regno”.
La Puerta del Sol de Madrid como Arco del Triunfo de París, donde figura el nombre de Miranda, el único español que comprendió la democracia. Podría completarse esa fachada con los nombres de las trece víctimas de la Cafetería Rolando, y ya puestos, con los de todos los sancionados durante el confinamiento ilegal del pangolín, que también pasaron su quinario. Y nos quedaría la duda jurídica de don Joaquín Ruiz-Giménez, alias Sor Citroën, por su Dyane 6 amarillo; arrestaron a un grupo de conspiradores en El Viso, pero a él lo dejaron marchar, y en vez de irse a casa, fue a la DGS: “¡Yo como los demás!”, exigía. Sólo se fue cuando Saturnino Yagüe, jefe de la Social, lo amenazó con llamar a su mujer y contarle que estaba tan farruco que se negaba a ir a casa a cenar.
[Viernes, 26 de Abril]