martes, 11 de agosto de 2009

PIVIERDA








BAR PIVIERDA




–¿Qué ave te gusta más, vamos a ver? –le preguntaban una vez a un campesino gallego–. ¿El pollo? ¿La perdiz? ¿El pichón?... Tú piénsalo bien y dilo sin miedo.

El campesino era hombre de conciencia y no quería cometer una injusticia.

–¿El pollo dice usted? –preguntó.

–No. Yo no digo nada. Tú eres quien tiene que decir.

–El pollo no está mal –exclamó el campesino–; pero la perdiz...

–¿Qué? ¿Prefieres la perdiz?

–La perdiz tampoco está mal. Sin embargo...

–¡Vamos! Te gusta más el pichón, ¿eh?

–Verá usted. Verá usted. Un pichón tierno y gordito es cosa de chuparse los dedos, no cabe duda, pero... se o porco voara... (si el cerdo volase...)

Así es como Julio Camba glosó al cochino y su familia.

En el Bar Pivierda (985866081) el cerdo vuelve a volar.
Pivierda (Colunga) es un nombre con leyendas a lo Baudelaire con Juana Duval, pero la leyenda mayor fue la de este bar, por cuya cocina, con Olga en los fogones, pasaba toda la caza de la comarca. ¿Qué fue de su arroz con leche? Ahora, en otras manos milagrosas, esa cocina vuelve a brillar: cocina casera y por encargo, aunque se recomienda aposentarse en el bar. En agosto, las nenazas más lindas de Madrid cenan en este lugar. El codillo de Pivierda (o el cordero con patatines) no lo probó jamás un alemán, aunque, con la anochecida, uno tienda a pensar que, en cualquier momento, podría aparecer por la puerta el pastor del ser preguntando por Heidegger, y entonces ¿qué?