jueves, 28 de julio de 2011

Del respeto a sí mismo de Antonio Bienvenida


El 5 de abril [de 1942] es la fecha fijada para el doctorado, que, en histórico mano a mano, le otorgará su hermano Pepe. Pero en el reconocimiento, los veterinarios rechazan uno de los toros de Miura que, al ser sustituido, rompe la belleza del cartel. Y Antonio, respetuoso a su promesa y a su seriedad, se niega a torear. Esto es interpretado por la autoridad como desacato y ha de pagar con la cárcel su gesto de dignidad.

Refiere Felipe Sassone en ‘Pasos de toreo’ cómo aquella tarde lo encontró en el recibidor de su casa, vestido de calle y paseando ‘nervioso, como una fiera enjaulada, entre las cuatro paredes que ostentaban unas testas de toros disecadas, testimonios mudos, trofeos de las victorias de los toreros de su casta’, cómo ‘lloraba lágrimas de amor propio, de pundonor, de coraje, de hombría...’ y añade:

La puerta de hierro y cristales del recibidor, que yo había dejado entreabierta, fue empujada de pronto y aparecieron, entre un grupo de desconocidos, Pepe Mejías (Bienvenida) y don José Alarcón, secretario del padre de los toreros. Llegaban todos atropelladamente. ‘No hay más remedio que vestirse de luces –dice Pepe-. O toreamos la corrida que hay o vamos a la cárcel.’ La voz de Antonio resonó enérgica: ‘¡Pues a la cárcel! –y avanzando hacia el grupo como quien se entrega, agregó -: Respeto a la autoridad, pero me respeto más a mí mismo. ¡Andando!’

Y a la cárcel van, incomunicados y pagando veinticinco mil pesetas de multa cada uno por querer torear miuras. [...]


Bienvenida. Dinastía torera
María de la Hiz Flores
Espasa Calpe, 1993

J. R. M.