sábado, 23 de julio de 2016

Chatos




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Al parecer, en uno de tantos obscenarios de la TV, un tertuliano, me dicen que chato, ha equiparado a Bolinaga, el “olentzero” de Mondragón que alcanzó la celebridad porque durante 532 días mantuvo encerrado a Ortega Lara en un agujero de 2,5 x 1,80 x 3, con el torero Víctor Barrio, muerto de luces en el ruedo de Teruel por un toro de sangre santacolomeña.

    La corrida de toros “implica honradez y honor”, dicho por Jack Randolph Conrad, autor de “El cuerno y la espada”, que viene a parar en que el aficionado a los toros está contra toda autoridad (¡con el Estado hemos topado!), razón por la cual no fue traducido durante el franquismo. Que uno sepa, el secuestro de Ortega Lara sólo implica desafío a la psiquiatría.

    El relativismo moral (en el cultural ni entramos) del tertuliano chato es pura socialdemocracia (la socialdemocracia es la religión, y la Universidad, su clero), aunque él irá de revolucionario. (Los revolucionarios como él que en la guerra civil fueron a “pasear” a Belmonte desistieron cuando el torero les mostró las cicatrices con que había adquirido la finca).

    Así que el “futuro reino de la igualdad y la unanimidad” que anunció Santayana era esto.
    
Pero hay un alegato estremecedor contra la ideología de la igualdad en comparar al tertuliano chato, experto en imagen por la Complutense, con otro chato del mundo de la imagen, Orson Welles, a quien hubiera querido conocer J. R. Conrad como lo conoció Gil Parrondo:
    
Orson Welles era insufrible. Genio con complejo de chato. Llegabas a Segovia y había que volver a Madrid porque había olvidado sus narices postizas.
    
Chatos y trabajadores de la imagen ambos, pero con sensibilidades diferentes: uno, fascinado por el mejunje lombrosiano de Bolinaga en el zulo; y el otro, cautivado por la belleza trágica (“tragedia en tres actos”) de Antonio Ordóñez en el ruedo.
    
Un toro puede matar a un tigre o a un elefante, luego puede matar a un hombre –explicaba el cineasta a sus americanos.

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También hay vida fuera de la Complutense
(Profesionales de la Imagen en los toros) 







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