miércoles, 30 de abril de 2025

La luz



La aventura de mi amiga Pepita


Francisco Javier Gómez Izquierdo


            Confieso que he llegado a tal grado de escepticismo e incredulidad que me importa cero patatero a quién echen la culpa del apagón del lunes. No salvo a ninguno de los que andan alrededor de la gamella. A mí no me alteró en demasía el correr del día teniendo en cuenta que los bocadillos de sardinas con tomate siempre me han sabido buenos. Me enfadó escuchar por el transistor (los de mi peña se ríen mucho de mí cuando me ven en El Arcángel sacándolo del morral) que todo iba bien, que ya había luz en no sé cuantos sitios del Norte, en Cataluña, que también en Andalucía... Salí a la calle sobre las nueve con muy mal humor. Paseé lento con el auricular puesto alrededor de casa media hora o así. Subí y con una potente linterna acabé El Gatopardo, libro que no había leído. Por la radio me enteré que eran ya la una y cuarto. Me acosté y mi calle de Carlos III seguía sin luz. Dormí bien. A las siete y cuarto, cuando desperté, había luz. Antonio me dijo que abrió pronto por miedo al estropicio probable de las máquinas del bar con las subidas de tensión. "A las cinco menos cuarto ha llegado la luz", dijo, y mientras esperaba la tostada, en el tele que Antonio tiene encendida, oigo "tontás", o a mi me lo parecen.


         No tengo ni idea de los asuntos de energías, empresas, redes... pero sí sé cómo han subido los precios de la luz al tiempo que te venden que la luz de las eólicas y las placas son más ecológicas además de más baratas que las nucleares. Sé cómo está quedando el paisaje andaluz, extremeño y sobre todo en La Mancha, donde proliferan los campos "ensolaos", como dice Valentín, uno de Puertollano. Alrededor de este pueblo y según sales del Valle de Alcudia en dirección C. Real y coronas el cerrillo que deja a la derecha Brazatortas, crees que un poco más allá de Brazatortas también a la derecha, ha nacido un lago inmenso de color plateado guarro. No es agua. Son placas. Placas que alicatan todo alrededor de Puertollano. Inmensos campos de placas que a lo visto son muy ecológicas y buenas para las vidas de nuestros descendientes, pero por los que no pueden pasar ni animales ni personas. Sé que mi gran amigo Toño, ingeniero químico que resuelve problemas por todo el mundo -no exagero, lo mismo va a Sudáfrica, que a Rusia, los USA, a Rumanía, Bolivia, incluso la China...- siempre me ha dicho que la energía nuclear es limpia y segura y que por qué energía nuclear no y medicina nuclear sí.


    No quiero enredarme. Quisiera que alguno de todos estos charlapuñaos que van a proliferar a raíz del 28 de abril nos aclarara si llegados a ese ideal de sólo utilizar energías renovables y se elimine toda ayuda de las centrales térmicas, con gas, gasoil o las nucleares, tendremos la seguridad de que no vuelva el apagón o apagones... o si como parecen insinuar, la energía de los molinos y las placas fluctúa de tal modo en su oferta que colisiona con la demanda y ¡pum!, pasa lo que los científicos anunciaban.


     Pues nada, si servidor se encuentra como mi amiga Pepita en el tren que la lleva de Córdoba a Salamanca, tirado en las llanuras de La Mancha, tendré que esperar a que llegue la Guardia Civil para que disponga lo que conviene. "Ahí no puede llegar autobús. Poquito a poco, vamos andando hasta el aeropuerto", dijeron a mi amiga Pepita a la que fue a buscar desde Cabra, pueblo que da  ministros, el marido. Servidor es capaz de tirar andando hasta la casa del suegro que quedaría a 14 kms. de donde quedó varado el tren de Córdoba a Salamanca. Y nada... bendito sea el ecologismo energético que nos ha triplicado el precio de la luz además de traernos los inconvenientes propios del Progresismo. Otra cosa que sé a ciencia cierta, y digo a ciencia cierta, es que Progresismo está reñido con Progreso. 

Feria del Aficionado. La Novillada en Desafío Ganadero (Barcial v. Alicia Chico) de San Agustín de Guadalix. Andrew Moore




ANDREW MOORE
 













FIN

Pepín Cabrales



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Me cuenta Juan Lamarca, el hombre que hizo de la de Madrid la plaza más seria del mundo, que Pepín Cabrales fue un fenómeno. José María Cabrales... y Campos por mamá, como solía decir. Pepín fue un amigo. Pepín fue un artista. Pepín fue el amante de su familia. Pepín fue un patriota. Pepín fue el “chinorri” de Aurelio Sellés, el que recogió los cantes de El Mellizo. Pepín fue el confidente de Caracol el del bulto, mozo de espadas de Joselito El Gallo. Pepín fue el confidente y el sustento del más grande de los cantaores, Manolo Caracol: Manuel Ortega Juárez, como le gustaba recalcar a Pepín, que se sabía los apellidos de todo el mundo. Pepín fue el alma del tablao “El Duende”, en Madrid, de Gitanillo de Triana y Pastora Imperio. Pepín fue el estandarte de “Gitanillos”, el bar comandado por el mejor camarero del mundo, de nombre Laureano. Pepín fue el soniquete de La Paquera de Jerez y de La Perla de Cádiz, del Beni de Cádiz, de la Bernarda y la Fernanda de Utrera, de Chano Lobato, Juanito Villar, Rancapino... Y admirador del Caudillo fue. Pepín fue la alegría de Antonio Ordóñez, Paco Camino, Curro Girón, Curro Romero, Antonio Bienvenida... Y se moría por la amistad de Ángel Luis y su tertulia con Manolo Cano, Pepe Dominguín, Manolo Navarro, Bojilla, Juanito Bienvenida... Pepín bebía los vientos por “Visentón” (Zabala), y transmitió su amor a su hijo “Visentín”. Pepín hablaba del cante y del toreo como si lo hubiera “parío”. Pepín fue la persona genial única de la que todos presumíamos ser amigos. Pepín fue el gran gastrónomo que todo se lo llevó... por delante hasta que “reventó”, pero como él quería que ocurriera:


Bien comío, bien bebío y bien...


¡Cómo queremos al amigo Pepín! ¿Verdad que sí, Esmeralda, Tarugo, Cuchita...? Los suyos. ¡Su gente! Y así, como lo recuerda Juan Lamarca, lo recordaba yo, no sé por qué, la otra tarde, en una barrera de la Maestranza, sobre el callejón donde se acomodaba Morante de la Puebla, un personaje en busca de autor, con Fernando Arrabal, el loco que con motivo de la muerte de Roland Topor escribió: “¡Con qué cortesía los muertos se dejan adelantar los unos por los otros!” En el albero, morían –y nos mataban de aburrimiento– los pobres “juanpedros” que los veterinarios no habían rechazado “por falta de conformación zootécnica para la categoría de la plaza” (?). En verdad os digo que en ese Morante que sahumaba a Arrabal con un habano de Santo Domingo había algo.



Morante, un habano y Arrabal

Miércoles, 30 de Abril

 


la primavera exacta de picotón de buitre

martes, 29 de abril de 2025

La hucha de clases


Arévalo


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En el país de la envidia igualitaria ha causado sensación el exitoso “crowdfunding” de Pablemos para financiar la reforma de su taberna proletaria en Lavapiés. ¿Tendrían razón las viejas beatas de rosario con cuentas de lapislázuli, que los pobres se lo gastan en vino? Pero hay audacia en la idea de Pablemos: sé de un pueblo famoso por su Pasión Viviente donde el panadero hubo de acometer la reforma de su tahona en cuatro años porque, si la hacía de golpe, se quedaba sin clientes, que no iban a perdonarle semejante signo de prosperidad.


Pablemos es un personaje del infausto 78 con una taberna en Madrid, como Cocherito, y cuyo nombre es un homenaje al imprentero iletrado que fundara el partido socialista en una taberna que todavía hoy expende pavías de bacalao. No es izquierda porque en el Estado de partidos no puede haberla, y poniéndonos exquisitos, porque según Gramsci un líder es tan de izquierdas como hubiere elevado la vida material de sus partidarios a la suya. Pero su “crowdfunding” para la taberna proletaria es una revisión de Marx en toda regla: cualquier Arévalo de nuestra cómica politología andante vería en ello la sustitución de la lucha de clases por una hucha de clases.


La lucha de clases no es un invento de Marx, que se limitó a apropiársela, como ocurre con todas sus frases de camiseta: como concepto, la expresión “lucha de clases” debió de tomarla de “El federalista” de Hamilton, y como ideal, del “Tercer Estado” de Sieyes, como tomara de Heine el “opio del pueblo”.


Mas, como decía el del pelotón spengleriano tan caro a Girón, todo ideal procede de alguien a quien le es necesario. Y, como nuestro Wenceslao dejó dicho en estas páginas, la actitud del político en estas cuestiones que afectan a los humildes no tiene más sinceridad que la del oportunismo: no las sienten; improvisan elegías pensando en las urnas.


La urna los atrae. Como la hucha. Ambas tienen su ranura. Por la una se echan papelitos que representan poder. Por la otra, papelitos que representan riqueza. ¡Política de politiquilla, siempre política!


La lucha de clases implica odio social: en el odio “late calladamente el reconocimiento de la valía del adversario”. Cuando unos butroneros robaron su mesa de mezclas y le tiraron de la coleta, Pablemos, jovezno, anotó: “¡Eran lúmpenes, gentuza de clase más baja que la nuestra!” En cambio, la hucha de clases implica envidia igualitaria (¡democracia!): la envidia es la mirada oblicua de abajo arriba a algo superior.


El exitoso “crowdfunding” de Pablemos supone la realización de la “Fiscalidad voluntaria y responsabilidad ciudadana” que Sloterdijk soñó para la socialdemocracia europea:


–Un ministro de Economía moderno es un Robin Hood que ha jurado la Constitución.


Con el “crowdfunding” el emprendedor evita la explotación (sólo se explota el que quiere) y puede irse de puente sin la angustia de pensar quién atenderá en la tienda. Amancio Ortega es un dinosaurio.


[Martes, 22 de Abril] 

Martes, 29 de Abril

 



Mariachi

lunes, 28 de abril de 2025

Cuarta de Madrid. Solvente y rigurosa corrida de los legendarios Saltillo. De un día para otro y del día a la noche. Campos & Moore



PEPE CAMPOS


Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.

Domingo, 27 de abril de 2025. Cuarta corrida de toros de la temporada madrileña. Solvente y riguroso encierro de Saltillo. Cerca de media entrada. Tarde primaveral.


Toros de Saltillo (procedencia Marqués de Saltillo), muy bien presentados, serios, de fina lámina y buena encornadura, proporcionados, cárdenos, cinqueños (2º y 3º), corniveletos (3º y 4º). Nobles, que dieron buen juego. Tomaron tres varas (2º, 3º, 5º y 6º). El quinto de condición brava, ovacionado en el arrastre. También fueron aplaudidos en el arrastre, 2º, 3º y 6º. 


Terna: Javier Castaño, de Cistierna (León), de blanco y oro; veinticuatro años de alternativa; dos festejos en 2024; silencio y silencio. Luis Gerpe, de Seseña (Toledo), de verde y oro, con cabos blancos; nueve años de alternativa; cuatro festejos en 2024; silencio tras dos avisos, y vuelta al ruedo por su cuenta, muy protestada. Cristóbal Reyes, confirmaba la alternativa, de Jerez de la Frontera (Cádiz), de burdeos y oro, con cabos blancos; cuatro años de alternativa; silencio tras dos avisos y silencio tras dos avisos; un festejo en 2024. Javier Castaño se lesionó en el aductor del muslo derecho en la lidia del cuarto toro, lo que le obligó a pasar a la enfermería.


Suerte de varas. Una escabechina. Picadores: Primer toro —Francisco Javier Ortiz—, primera vara, trasera y caída tras rectificar, pegándole fuerte al toro; segunda vara, trasera, con metisaca, el toro sale suelto. Segundo toro —Teo Caballero—, primera, trasera, rectifica en dos ocasiones, le pega duro al toro, con metisaca y le tapa la salida; segunda, trasera, el toro sale suelto; tercera, detrás de la cruz, el toro se repucha y sale suelto. Tercer toro —Antonio Peralta—, primera, en suerte, trasera tras rectificar, dándole al toro con mal estilo, le tapa la salida; segunda, en suerte, trasera y caída, se para el astado y sale suelto; tercera, en la paletilla, le da con saña y el toro sale suelto. Cuarto toro —Javier Martín—, la primera, detrás de la cruz, le pega duro, el toro sale suelto; la segunda, detrás de la cruz y el toro sale suelto. Quinto toro —Antonio Fernández—, la primera, muy larga, trasera, sale al capote; segunda, detrás de la cruz, sale al capote; tercera, la toma de largo, marra y rectifica, detrás de la cruz, el toro se acuesta. Sexto toro —Helder Pires—, la primera, muy trasera; la segunda, rectifica, caída y de nuevo muy trasera, el toro se repucha y pierde las manos; tercera, la toma de lejos, detrás de la cruz, con fuerte castigo.


Muchos de los asistentes congregados ayer en Las Ventas habían asistido durante el fin de semana a la Feria del Aficionado en San Agustín de Guadalix. Por ello, la ración tomada de buenos toros, del gusto del aficionado exigente, estaba más que satisfecha; aún así, la corrida de Saltillo en Madrid vino a ser un perfecto y necesario colofón a lo vivido en San Agustín (una novillada y dos corridas), pues el buen aficionado a los toros es insaciable y quiere ver siempre más toros, si estos son de bella lámina, de buenas cabezas, con edad y libras, y de comportamiento bravo y fiero. Y los toros del legendario encaste de Saltillo no defraudaron, sino que dieron un variado y excelente juego, colmando el deseo de disfrute de ver auténticos toros, una enfermedad endémica que padecen los aficionados venteños. De inicio el festejo comenzó con una ovación al diestro Javier Castaño que esta temporada se retirará de los ruedos, tras muchos años de brega, pequeñas satisfacciones y muchos sufrimientos. Anteriormente, tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio por la muerte del Papa Francisco, un santo padre que posiblemente en su fuero interno fuera antitaurino y que gustaría —en sus momentos de asueto— de estar apegado a la lectura de la bula De Salute Gregis dictada en 1567 por Pío V, con la que pretendía prohibir los «espectáculos donde toros y fieras en plazas se corren». Toda una suerte para nuestro Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, pues el hecho de que no fuera expedida una nueva bula con estos propósitos —digamos, debida al Papa Francisco I—, le ha ahorrado tener que contestarle a él y al mundo, que «no conviene se haga novedad» en asunto que «es una costumbre muy antigua y goza de general aceptación» en los reinos de España. En fin, queramos o no, los toros siempre en el centro del universo.


Si entramos en los asuntos taurinos de la corrida de ayer, no podemos pasar por alto que los aficionados que hemos vivido todo lo programado este fin de semana entre San Agustín y Madrid nos hemos dado cuenta de lo que significa la diferencia que puede darse en la vida «de un día para otro», y la establecida entre «el día y la noche». Así son las cosas. De un día para otro todo puede cambiar, y no es lo mismo la luz que las tinieblas. De hecho, por un lado dos de los diestros que torearon ayer tarde en Las Ventas, Luis Gerpe y Cristóbal Reyes, habían toreado la tarde anterior en San Agustín de Guadalix (ante toros exigentes de Prieto de la Cal y de Cuadri, estos últimos, de comportamiento encastado y bravo), y si en el pueblo madrileño el sábado no estuvieron muy duchos, en la capital el domingo (con los Saltillo, que hemos denominado solventes y rigurosos) tampoco estuvieron versados. Ahora bien, los picadores variaron su línea de acción. Señalemos que de los seis picadores que actuaron en Madrid ayer, cinco habían hecho el paseíllo en San Agustín, en los festejos citados. Incluso, dos de ellos, Javier Martín y Javier Ortíz habían sido premiados en esa Feria del Aficionado, por sus buenas maneras como varilargueros. Pues bien, en Las Ventas, en la tarde del domingo, sufrieron transformación —transfiguración— pues de las buenas formas pasaron a aviesos procedimientos; si en San Agustín, todo era hacer toreramente la suerte de varas, con colocación ortodoxa de la puya, en Madrid, todo fue ordinariez en los modos y certero desvío de las puyas hacia los lomos y los bajos de los astados para conseguir derrengarlos, disminuirlos e inutilizarlos. A pesar de ello, del destrozo planificado y perpetrado ante los toros de Saltillo, la mayoría de los ejemplares embistieron con nobleza en las faenas de muleta, posibilitando un triunfo a sus matadores que no supieron o no pudieron alcanzar. Dejemos ahí el asunto de la intencionalidad. Porque el picador es el personaje malo de la película taurina, pero, es posible, que el guión sea escrito por el matador de toros que le contrata o bien sea una realidad del sistema del orbe taurino que no se quiere arreglar o no tiene arreglo. Por todos es conocido que la ejecución de la suerte de varas —que todo el mundo lo sabe y lo conoce—, junto a las buenas lidias a favor de los toros, es el fundamento de que los astados embistan en condiciones, y si no se cuida esta suerte será porque hay intereses ocultos en las ambiciones de los toreros, que no coinciden, para nada —por lo que se ve— con los anhelos y sueños de los aficionados.


Los toros de Saltillo de ayer ofrecieron la posibilidad del triunfo a sus matadores. Su juego fue noble, lejos de la fiereza que en muchas ocasiones han mostrado ejemplares de esta ganadería en corridas del pasado (en el recuerdo Cazarrata, lidiado en Madrid en 2016). Fueron nobles, pero no borregos sino toros. Si acudimos a lo que escribe el responsable actual de Saltillo —Joaquín Moreno de Silva— en el excelente libro Memorias del campo bravo (2024), los toros de Saltillo de ayer no estuvieron distantes a los que dejó escrito el ganadero: «El toro de Saltillo es un toro diferente por ser su pelo cárdeno, sus ojos muy despiertos y por la emotividad de su comportamiento en el ruedo, siendo muy diferentes a otros encastes para lo bueno y para lo malo». Es lo que vimos en el ruedo de Madrid, ayer tarde. Y, también, lo que experimentaron los matadores que formaron la terna, en el siguiente orden. Javier Castaño, hermano mayor de Damián Castaño que se entretuvo ese mismo día por la mañana en San Agustín en despachar a seis serios y bravos toros de Dolores Aguirre, gesta que no tiene casi ninguna de las figuras que han liderado el escalafón en los últimos treinta años. Javier Castaño, un diestro conocido del público madrileño que consiguió reunir a cuatro magníficos toreros en su cuadrilla: Marco Galán, David Adalid, Fernando Sánchez y Tito Sandoval —en 2013 dieron una histórica vuelta al ruedo en el coso de Las Ventas tras una magnífica lidia a un toro de Cuadri—; una cuadrilla que no gustaba en los círculos taurinos tan dados a defender lo plano, lo vacuo y lo inane, para que sólo las denominadas figuras de relumbrón se luzcan ante el toro aborregado. «De aquellos polvos vienen estos lodos». Pues bien, a Javier Castaño, que atesora una trayectoria digna, andando el tiempo le ha llegado el año de su retirada, y en Madrid se ha despedido sin pena ni gloria. Permitió que se castigara mucho en el caballo a sus dos toros, más luego ante un toro potable, el segundo de la tarde, tras iniciar la faena por bajo, demostró no poder con el astado, en terrenos del diez, en series sin estar bien colocado, con la pierna retrasada, en tres tandas por la derecha y una final de trámite al natural donde ya el toro no daba más. Lo mató en la suerte natural, de media trasera y atravesada; el toro iba a morir en los medios, se levanta y dobla en tablas del tendido ocho. En el cuarto de la tarde, un toro que se le revolvía por el pitón derecho, tras torearle de inicio por bajo se le cae —mucho castigo en varas—, en terrenos del ocho, por el izquierdo el toro ya no pasa, y decide matarle tras tres pases por bajo, en la suerte natural, de cuatro pinchazos y tres descabellos. Un final sin relieve en Madrid para una historia táurica áspera.


Luis Gerpe, dispuso de un buen lote. A su primero, un toro noble que no iba muy largo, pero se desplazaba lo suficiente, muy castigado, inicia la labor de muleta por bajo, en terrenos del nueve, después en las tandas, se muestra encimista, con mala colocación —atravesado a la trayectoria natural del toro—, en las tandas con la diestra, poca enjundia, y en las de la zurda, lo mismo. Sin relieve. El toro va sacando dificultades propias de una lidia poco apropiada y lo mata, sin muletazos de remate, de una estocada en la suerte natural, delantera, tendida, caída, quedándose en la cara. El toro morirá finalmente en tablas del seis y del cinco, tras un descabello, otra estocada delantera caída, de la que se levanta en dos ocasiones para que su matador reciba dos avisos. En el quinto de la tarde, un buen toro. Inicia la labor por bajo en el siete, después, le acorta la distancia, y con mala colocación se ve desbordado, no le lleva ni con mando ni con temple. El toro se va descomponiendo. No le corre la mano en los muletazos a diestra y al natural. El toro llega a empitonar a Gerpe al quedarse en la cara del astado en el cierre de un muletazo. Al final de la faena el toro muestra su condición primigenia de embestir a distancia que nunca pudo mostrar, y a tomar el engaño con obediencia de haber acople y no muletazos de ahogo y de mano alta. Lo mató sin muletazos de remate, de una estocada en la suerte contraria, delantera y caída. El toro muere en el nueve. 


Cristóbal Reyes, en el toro de la confirmación, que recibió a porta gayola, con la muleta, no pudo con las buenas tendencias de un toro muy mal picado. En terrenos del nueve, tras sacarle a los medios es desarmado, el toro pierde las manos; al natural, muy desiguales las tandas. Muestra un buen pitón derecho, y la labor de Reyes sube algo de tono, con el compás abierto, en un esfuerzo más aparente que real. Lo machetea por bajo. Y lo mata tras dos pinchazos y una estocada corta en la suerte natural y tres descabellos. En el último toro de la tarde, con un buen pitón izquierdo, Reyes corre mal la mano. En terrenos del ocho. Por la derecha muy encima del animal. Al natural, se entona algo el trasteo por ser el pitón bueno, pero sin transmitir toreo bien llevado. Lo mata de cinco pinchazos en la suerte natural y una estocada en la suerte contraria, caída.


En la lidia y en banderillas destacó Iván García, que domina los tiempos, los terrenos y los engaños. En líneas generales banderillas caídas y lidias poco lucidas. Todo lo contrario de lo que las cuadrillas habían ensayado en San Agustín de Guadalix pocas horas antes.




ANDREW MOORE






 














FIN

Feria del Aficionado. La hombrada (homérica) de Damián Castaño, primer matador (¡sin espada!) en encerrarse con seis de Dolores Aguirre. Márquez & Moore



JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Para la corrida matinal del segundo día de la Feria del Aficionado, que organiza el Club 3 Puyazos en San Agustín del Guadalix se optó por la difícil apuesta de plantear una corrida de un solo matador, Damián Castaño, frente a un encierro de Dolores Aguirre, comprometida empresa de la que ya me gustaría ver cómo saldrían parados esos  toreros de largas tauromaquias, de poderes fingidos, de suficiencias posteadas a tanto alzado o de arte inmenso capaz de detener hasta los relojes de cuco. En la grata placita de San Agustín el tema del reloj lo han solucionado estupendamente poniendo un reloj que marca las horas como le da la gana y si ayer sábado nos daba la hora de Miami hoy nos estaba ofreciendo la hora de las Azores. Con eso se consigue que nadie eche cuentas del dichoso reloj y si acaso se para a nadie le importe. Ignoro si en eso han tenido algo que ver los de 3 Puyazos, que están en todo, imagino que sí.


Nadie va a la Feria del Aficionado a ver cómo se le escacharra el Patek Phillippe que heredó del abuelo, que aquí se viene a lo serio: al toro y al que tenga redaños de ponerse enfrente. Y si además sale el toreo, miel sobre hojuelas. En este caso el de los redaños fue, como se dijo antes, Damián Castaño, que fue saludado al inicio del paseíllo con una cerrada ovación de reconocimiento, subrayada por otra igual al terminar el paseo y despedido con otra al terminar su labor tras dos horas y media de toma y daca con unos toros que tantos nombres que festonean los carteles de las grandes ferias no quieren ver ni en sueños.


No cabe duda, y esto fue motivo de controversia entre los aficionados, en el tiempo previo al inicio de la Feria, que Damián no es ni mucho menos el As de Espadas, por lo que muchos pensábamos que esa deficiencia en su oficio lastraría el desarrollo de la corrida, como a la postre sucedió. Siempre hemos sostenido que en una corrida de seis toros hay que salir a estocada por toro, y que esa es una de las claves del éxito en una empresa de esta envergadura. No es preciso tener una gran variedad capotera o muletíl, porque eso se suple con la verdad de los cuatro pases y los dos lances fundamentales, pero matar bien es netamente imprescindible en una ocasión como ésta.


Desde la Dehesa de Frías se vinieron seis toros y un sobrero de Dolores Aguirre a su cita con Damián Castaño, cuatro negros y dos colorados los de lidia ordinaria: Carafea, Salado, Cigarrero II, Langosto, Pitillito y otro Carafea, números 19, 2, 30, 41, 50 y 45, que nos ofrecieron la variedad de sus encastados comportamientos y sus bien presentadas hechuras, de sus reiteradas acometidas al cite de los picadores, de su celo en permanecer junto al caballo sin atender a capotes, de su seriedad de toros de lidia, de su lustre y su musculatura: el toro que impone respeto y que no facilita las monerías.


El primero de los Carafea fue un negro mulato y salpicado que acudió cuatro veces al caballo. Fue banderilleado con solvencia por Iván García y recibió un sobrio y dominador saludo de muleta de Damián, que le sirvió para hacerse con el toro. A continuación una faena basada en la derecha, sin la ligazón de quedarse quieto, que el toro no lo consentía, con la muleta de Castaño siempre por delante a base de mando que, por momentos, llegó mucho al tendido. Muy solvente y por encima del toro, Castaño estropeó lo conseguido en su resuelto trasteo por el mal uso del estoque.


En segundo lugar salió el negrito Salado, que dio un vibrante tercio de varas con las tres que le endiñó Javier Martín. Después pareció que se acalambró o acaso que tenía menos fuerzas de las que se esperaba; el caso es que apenas se movía y no pasaba en los cites, más bien daba cabezazos.  De nuevo mal con la espada Castaño.


Cigarrero II fue el tercero, un colorado de gran volumen que entró al caballo por tres veces sin gran ahínco y que se puso denso en el segundo tercio, resaltando su condición mansa y encastada, esa ecuación tan complicada a la que Damián de nuevo opuso la claridad de su inicio por abajo, justamente jaleado, y después la franqueza de su honesta propuesta muletera, realizada con la mano derecha, con mucha verdad y arrojo y, sobre todo, una enorme generosidad. Todo su empeño se volvió a venir abajo a causa de la espada y la cosa quedó en una ovación.


La segunda parte de la entretenida corrida principió con otro colorado, Langosto, de impresionante presencia que propició un tercio de varas en el que fue colocado de extremo a extremo de la Plaza, desde la puerta de chiqueros hasta el burladero de capotes, con una pelea de altibajos, pronto al cite pero acudiendo sin gran ánimo. Tras la eficaz brega de Iván García, otra vez más Damián puso sobre la arena de San Agustín la honestidad y la generosidad de su trasteo, tratando incluso de dar algunos pase relajada y verticalmente. Faena con altibajos que pareció que podía romper, aunque finalmente el toro se fue quedando más parado. Su mejor estocada de la tarde fue la media tendida con la que despachó a Langosto.


Y como no hay quinto malo, ahí tenemos a Pitillito, negro burraco, de hermosa lámina al que Castaño recibió por verónicas. El tercio de varas fue un descalzaperros en el que Adrián Majadas estuvo sumamente desacertado, recibiendo agrias críticas por parte de la afición que consideró con buen criterio que el pica se había cargado al toro. La cosa es que el animal se quedó parado y descompuesto, aunque de nuevo Damián se empeñó en tratarle como si fuera bueno. El animal se daba cuenta de todo y en uno de los pases, en el que le llevaba menos toreado, el animal le vio y le lanzó por los aires. La honradez de Castaño y sus ganas de complacer a la parroquia y no rehuir la pelea le valieron el revolcón. Otra media estocada tendida acabó con la vida del toro, pero sus posibilidades se habían acabado antes, en el caballo.


Con el segundo de los Carafea, negro y girón, se ponía fin a la Feria del Aficionado 2025. El toro fue ovacionado de salida por su seriedad y sus hechuras. Recibió tres buenas varas de Luc Tosello y le hizo sudar tinta a Mathieu Guillon -Mateo para los amigos- durante su lidia. Se marchó hacia toriles y allí le buscó Castaño, que en ningún momento de la mañana ha rehuido la pelea, incluso en estos momentos tras la lidia de los cinco anteriores y la paliza recibida en el anterior, atacando siempre al toro, buscando la colocación y tratando de obtener algunos muletazos estimables. De nuevo la espada fue la inútil compañera de la labor de Damián Castaño.


Gran mañana de toros la que nos han dado los doloresaguirre y Damián Castaño, de ésas en las que no apartas los ojos del ruedo. Se debe resaltar la generosidad del torero para con el ganado, poniendo siempre al mismo nivel el lucimiento de los toros que el suyo propio. La primera vez que un matador se encerraba con seis de Dolores Aguirre fue hoy y aunque el resultado orejil sea inexistente, Castaño, puede estar contento de su acierto en el modo en que ha planteado el reto, ante el que muchos toreros habrían demostrado de manera patente su insignificancia.


Al término de la corrida se anunció por la megafonía que se concedía el premio del Club 3 Puyazos a Javier Martín por el tercio de varas al segundo de la mañana.

 

A partir de aquí ya estamos contando los días que faltan para la Feria del Aficionado 2026. Enhorabuena a los organizadores y el más sincero agradecimiento.




ANDREW MOORE























FIN