viernes, 14 de junio de 2024

Tartas de manzana


Enmanuel Todd


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


La UE financia una guerra contra Europa en suelo europeo, y para celebrarlo invita a votar el domingo. La guerra, dice Enmanuel Todd, nos lleva al otro lado del espejo, y emergerá una verdad simple: la crisis occidental es el motor de la historia que estamos viviendo. Dicho en su día por Thomas Bernhard: “La verdad que conocemos es lógicamente la mentira, la cual, como no podemos evitarla, es la verdad”.


¿Por qué vota la gente? Por lo mismo que los gatos cazan ratones: porque creen que hacen daño al amo. Y se ve formando parte de un plan. La baja fecundidad europea no afecta a la clase votante, si miramos las colas en las urnas, pero sí a la clase guerrera, por la cual ya anda la propaganda allanando el terreno para recuperar el servicio militar obligatorio, del que sólo se escaquearán los de siempre.


El propio Todd explica cómo la baja fecundidad de Rusia (¡también son Europa!) ha llevado a sus generales a diseñar lo que llama “estrategia del hombre escaso”, y su nueva doctrina militar, basada en la necesidad de economizar hombres, introduce un cambio capital: antes, sobre la base de una superioridad cuantitativa convencional, la doctrina soviética descartaba el lanzamiento de un primer ataque nuclear; la nueva doctrina, sobre la base de la escasez de efectivos, autoriza los ataques nucleares tácticos si la nación (estos todavía creen en el concepto de “soberanía nacional”) se ve amenazada. Se piden, pues, las blancas.


El ajedrez –visto por Richard Burton (el traductor, no el actor)– es un juego erótico: todo consiste en poner horizontal a la reina.


En una época bastante menos imbécil que la actual, Bertrand Russell aludía a la declaración del general americano James M. Gavin ante el Comité Symington del Senado, que evaluaba los efectos, en muertos, “si nos metiésemos en una guerra nuclear”. Y aclaró: “Los cálculos corrientes llegan hasta cifras de varios centenares de millones, dependiendo de la dirección en que soplase el viento”. En América, y en números redondos, el primer día, sobre 150 millones, morirían 36.


Una “victoria”, a condición de que el número de muertos rusos fuese todavía mayor.


La sorna de Russell no es para inteligencias como la del belicista Stoltenberg, noruego como Magnus Carlsen, maestro del ajedrez que una vez hizo un saque de honor en el Bernabéu, o como Knut Hamsun, que fue a América y descubrió que “los unionistas no odiaban a los confederados porque tuvieran lástima de los esclavos, sino porque envidiaban a los amos”, que vale para ayudarnos a calibrar hoy a los “neocones”, trotskistas, después de todo, como acreditaron con su conquista del poder en 2000 con cuatro papeletas de mariposa en la Florida.


El pucherazo es algo tan estadounidense como la tarta de manzana –fue un comentario en TV cuando la Junta Electoral de Georgia certificó hace unas emanas las irregularidades de 2020.


Un españolejo es la criatura que vota y dice “brutal”.


[Viernes, 7 de Junio]