sábado, 11 de octubre de 2025

Cáncamos


Cambó


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Se hunde el puente de la Cea porque era lo que se dice un cáncamo de puente y, ¡oh, justicia poética!, unas pobres raíces de seto municipal y espeso lo han echado abajo. ¿Qué tiene que decir a eso el cuerpo de inspectores de cornisas del Ayuntamiento? Miramos los ladrillos del puente de la Cea, si un tiempo fuertes ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados por quien caduca ya su valentía. El ladricidio del puente de la Cea ha precedido al concierto en la capital de Serrat y de Sabina, otro par de cáncamos. Para los españoles de sandalia, Serrat es “los poetas”, y Sabina, “los intelectuales”. De José Tomás se dice que es el torero de los intelectuales porque a verlo por los pueblos va Sabina. Y del hermano de Juan Guerra se dice que es un fenómeno en Machado porque tararea de una tacada, sin extraviar un solo gorgorito, el “todo pasa y todo queda” del disco de Serrat, que sigue tirando de esa cosa sentimental que caracteriza a los de su pueblo. “Aunque parezca lo contrario –dijo en una ocasión solemne Cambó–, ningún pueblo es tan sentimental como el de Cataluña: nunca, nunca ha reaccionado por otros motivos que los sentimentales.” Pues ya lo saben ustedes. ¡Motivos sentimentales! Si el nacionalismo catalán coge la perra de pedir dinero a “Madrit”, lo que está pidiendo, en realidad, es un mimo, igual que ese panda recién llegado, Bing Xing, que, al posar erguido, se ha hecho acreedor a todo el cariño de los madrileños, que también tienen sus sentimientos. Sabina dice que todos los madrileños se sienten nietos del abuelo de Zetapé. Yo creo que, desde hoy, todos los madrileños se sienten hermanos de Bing Xing, el oso rampante. Gómez, el conductor del “nuevo socialismo” madrileño, es un loco de Serrat. ¿Y de Sabina? ¡Hummm! Gómez se acordará de las collejas con que en una campaña electoral Sabina saludó al compañero Mendiluce en el Círculo de Bellas Artes y tendrá cierto miedo, el hombre. Además, el “nuevo socialismo” madrileño surge del pueblo, no de los intelectuales, y ya tenemos dicho que, para el pueblo, “los intelectuales” son Sabina.