martes, 23 de septiembre de 2025

Colocándose


Sergio Martínez. Rácing Santander



Campo de fútbol del Salas de los Infantes




Francisco Javier Gómez Izquierdo


        Como en las carreras de 800 metros en las que los atletas de las calles exteriores van cogiendo la calle uno guiados por los conos, en la Segunda División ya se van asentando los equipos en el campeonato y cada cual muestra sus tácticas defensivas, estrategias y capacidades conforme a la valía de su plantilla, la inteligencia de sus entrenadores y sobre todo por la eficacia de sus delanteros. No sorprende, al menos a servidor, que el Deportivo de la Coruña se haya plantado de líder. ¿Por qué? Porque a pesar de lo florido de su delantera -Yeremay, Mella y el killer marroquí-neerlandés Zakaría- la dirección técnica optó por fichar a un entrenador con rigor defensivo como el que tiene Antonio Hidalgo. Míster práctico, que como tipo aplicado desde su época de mediocentro, tiene clarísimo que la clave en Segunda División está en la fortaleza defensiva -ya advertimos la querencia en el 0-0 ante mi Burgos- y de medio para arribar diversificar el talento a ser posible con jugadores a los que les sobre. Lleva el Depor cuatro goles en contra. Al Rácing de Santander, al que todos los que seguimos la categoría lo tenemos como favorito al ascenso, ya le han colocado ¡¡¡¡doce!!!. Dos por partido. Los dos últimos los encajó en El Arcángel, firmando un 2-2 que se antoja lógico y no del todo injusto: Pudo ser un 3-3 o un 4-4. Incluso se acepta un 3-2 o un 3-4, tras los "bujeros" defensivos que no aciertan a taponar ni José Alberto por el Rácing, ni Iván Ania por el Córdoba. Tras el partido, el gran Ricardo se lamentaba de los continuos halagos del periodismo nacional hacia el juego del Córdoba haciendo causa con servidor por no entender cómo puede considerarse notable un fútbol que te lleva al puesto 19 -en descenso-, con once goles en contra y sólo siete a favor tras seis jornadas disputadas. Estuvo entretenido el partido. Presionó más o  menos bien el Córdoba en el primer tiempo, pero además de la alegría defensiva de vivir en el ático enseñando las bragas, creo que no hay fondo físico y semejante carencia está teniendo fatales consecuencias. Se empató en el 93 por un penalty que... bueno... no vio el árbitro pero sí el VAR, y que sí se pita siempre fuera de las áreas, en función de los esparajismos del que recibe el codazo. Hacerlo más creíble al vulgo, depende de la habilidad de los "manejantes" de la cámara lenta.


       Como suelo señalar jóvenes que me parecen prometedores -¡cuánto me alegra ver brillar en primera a Carlitos Álvarez, al que tanto ponderamos aquí la temporada pasada!-, me llamó la atención Sergio Martínez, mozuco de Laredo de 18 años recién cumplidos, que salió a los 20 minutos por lesión de Puerta. Flaco y creo que preocupado en no perder el sitio -medio centro- se mostró poderoso en una carrera como nacida de una arrebato y acabó mandando al poste un balón seco que las gradas vieron dentro de portería. Otro que lleva buena trayectoria es el canario Ale García, ya con tres goles y ¡cómo no!, los dos revoltosos del Deportivo, Mella y Yeremay.

 

      Mientras pongo lo anterior veo el Burgos-Granada, encuentro trabadísimo que va camino del 0-0. Appin, titular hoy, lo veo acelerado, impreciso, obcecado. No entiendo la suplencia de Íñigo Córdoba y tampoco el ramplón planteamiento de mi paisano Pacheta con el Granada. Imagino que este buen serrano sueña con que no le marquen y en la causa pone todo su afán. Sin querer, Sola, a un balón que no era para él, le atiza un derechazo que se cuela en la portería de fondo norte como un relampagazo, tan inesperado como imparable. Al poco, Grego Sierra, en otro balón que tampoco debía haberle llegado, empata. Como se dice ahora, "bloque bajo" el partido. Lo contrario al Córdoba-Rácing, donde se repetían las ocasiones. En El Plantío, el único disparo del Granada, un gol. El Burgos disparó algo más, poco, pero a portería sólo en el gol. Final 1-1.


    No sé si este empate salvará a Pacheta, -ya van dos despidos, Platz en Castalia, y Raúl Llona en el Reino de León-, al que le deseo siempre de corazón salud y suerte. Si es así, me alegro. Si no, casi que también porque en Granada hay muy mal ambiente, "entorno poco sano" que al bueno de José Rojo se le escapa y le va a hacer penar. ¿Estos jóvenes tan variopintos que ha alineado son de verdad petición suya?