domingo, 23 de febrero de 2025

Martín Garzo



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


A tal culto, tal cultura. Estoy mirando a toda esa intelectualidad que piensa lo mismo que el inquilino de La Moncloa, sólo que después. El penúltimo en incorporarse al nuevo Siglo de Oro es Martín Garzo, el tío de “La princesa manca”, que ha escrito: “¿Se imaginan a una multitud marchando tras los pasos de Alcaraz o de monseñor Rouco al grito de ‘Antes muertos que sencillos’? Sería un espectáculo tan irresistible que sería difícil no terminar sumándose a esa ardiente marea humana.”


¡Ah, el humor español!


Explica el clásico:


El humor español (sorna, baya, cazurrería, socarronería, disimulo, retrechería, trastienda, carientismo, tonillo, sonsonete, retintín, parodia...) es algo así como si dijéramos “medular”, por no traer el vocablo pretencioso de “trascendental”: él está más en los caracteres que en los dichos, más en las situaciones que en los caracteres y más en los choques profundos de los principios que en las mismas situaciones. En las entrañas anda más bien que en la epidermis; y gusta de tocar las cosas más importantes y explosivas; como el amor, el hambre, la horca, la prostitución, el diablo y los curas; no menos que al mismo Dios, si a mano viene.


Desde que el ingeniero Benet pidió campo de concentración para Solzhenitsin, no se había visto una humorada tan española como la del tío de “La princesa manca” con Alcaraz. Escribió Benet: “Creo firmemente que mientras existan gentes como Solzhenitsin perdurarán y deben perdurar los campos de concentración. Tal vez deberían estar un poco mejor custodiados a fin de que personas como Solzhenitsin, en tanto adquieran un poco de educación, no puedan salir a la calle. Pero una vez cometido el error de dejarles salir, nada me parece más higiénico que las entidades soviéticas (cuyos gustos y criterios respecto a los escritores rusos subversivos comparto con frecuencia) busquen el modo de sacudirse semejante peste.”


Hace veinte años, los milicianos del hombre de paz Josu Ternera decidieron liberar al pueblo vasco bajando a matar a Zaragoza, donde destriparon a un hermano y a dos sobrinas de tres años de Alcaraz, que ha dedicado su elocuente vida a reclamar para sus muertos memoria, dignidad y justicia. Por qué Ternera escogió a la familia del agrio Alcaraz y no a la de personajes dotados de sentido del humor (“¡Antes muertos que sencillos!”), como Martín Garzo, sigue siendo un misterio de la lucha de clases.