@AdriRM33
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El Nápoles trajo al Nuevo Bernabéu la tradición napolitana del belén (“il poverello” era de Asís, pero la tradición belenística es de Nápoles), y el Real Madrid puso a Joselu en collera con Bellingham para redondear el sincretismo navideño de Dickens y san Francisco.
Cuando todo el mundo pensaba que Bellingham había elegido el Real Madrid para jugar con Mbappé, Bellingham dejó constancia en una noche mágica que él con quien de veras quería jugar era con Joselu, que emite señales que son prodigios de que puede ser el hombre del pleno al Quince.
–Somos una gran familia y un gran equipo; cuando uno de nosotros no lo pasa bien, tenemos que apoyarlo y hacerle sentir mejor. He intentado buscar a Joselu en el área y al final lo he encontrado –fue la explicación de Bellingham.
Joselu había sido el pequeño Tim de la noche (el Timothy Cratchit del “Cuento de Navidad” dickensiano), fallando goles cantados en la portería Sur (¡la portería de los goles!), pero fallos que, en vez de ira, inspiraban amor, amor a Joselu, cuyo remate fallido con la rótula a puerta vacía nos hizo suspirar con Dickens:
–¡Ay, Tiny Tim!: llevaba una pequeña muleta y sus piernas envueltas en armazones de hierro.
El remate fue un golpe de muleta propio del pequeño Tim (personaje favorito, por cierto, de Terry Venables, el inglés que trajo el “pressing” a España, y que murió esta semana), y entonces Bellingham decidió tomar las riendas de la narración de este hermoso cuento de Navidad.
A Bellingham, que tiene veinte años, se lo compara con Di Stéfano (fútbol totalitario, pero del siglo veintiuno) y con Zidane: “Más técnica Zidane, más gol Bellingham”, es la visión de Ancelotti, que también ve en él golpes de Kaká. Bueno, pues en noche de Champions, contra el Nápoles, Bellingham hizo… de Cruyff y su “Manolo, marca ya”, cuya historia viene de febrero del 77, en un Barcelona-Málaga del que fue expulsado el genio holandés por decir al árbitro “Melero, hijo de la gran p…”, cuando, según el propio jugador, lo que Cruyff dijo fue “Manolo, marca ya”, en alusión a Manolo Clares, un delantero centro con tonsura famoso por su torpeza (“un ariete sin elegancia ni estilo, capaz de los goles más insólitos y de los errores más clamorosos”, es la definición de la prensa culé que recoge la Wiki).
Desde la noche del Rayo en la Castellana, Bellingham juega mermado por una lesión en el hombro, ese hombro que el barcelonés Alcaraz, centrocampista del Cádiz, picoteaba el otro día como pájaro carpintero en el Ramón de Carranza, según las imágenes de TV, cuyos loros se apresuraron a aclarar que el picoteo existía, pero que era un picotear sin mala intención, una forma gaditana de “arrimar el hombro”. En Champions, cuando el Nápoles empató (defensivamente, el costado Alaba-Mendy es hoy una ruina), Bellingham decidió acompañar a Joselu (“cuando uno de nosotros no lo pasa bien, tenemos que apoyarlo y hacerle sentir mejor”), y obró el doble milagro de la jugada personal y el gol, al fin, de Joselu, que gracias a Bellingham es un final más de Dickens que de Dicenta, todo lo cual dejó en segundo término el gol del debutante, Nico Paz, que si fuera culé llevaría ya medio centenar de internacionalidades. En Liga, contra el Granada, Bellingham no pudo lucir igual, porque los Cantalejos (¡pocos y lejos!) escogieron para su marcaje individual en el Bernabéu a un “calbo” que era como el Calvo de la Lotería, pero en tronco, que intentó arruinarle el partido al inglés, aunque no impedirá que el Gordo acabe en “5”.
Gloria a Ancelotti en las alturas y paz en el césped a los jóvenes de buena voluntad, mientras la Uefa de Ceferino intenta apagar el incendio arbitral metiendo en la nevera al árbitro del penalti al PSG de Luis Enrique, que es el mismo, al parecer, que vio penalti en el contacto de Dembelé con Di María en la final del último Mundial en Catar. PSG, Catar, Messi, Barcelona, Xavi, Roures, Pep, City, Girona… Todos sabemos que en diez años (más o menos cuando Bellingham empiece a echar canas) todo el fútbol será catarí, para que nunca nos cansemos de ponderar el mérito que tuvo La Catorce, ésa que Piqué quisiera que todo el mundo olvidara.
–Hazme el maldito favor, hombre. ¡Qué montón de mierda...! Una magnífica actuación de todos los jugadores no debería verse arruinada por una decisión desagradable –protestaba el ex delantero del Newcastle Alan Shearer.
Más comedido, Gary Lineker (“Oh please, GaryLineker. I know you suffer from guilt, but this is simply ridiculous”, le salió al corte Nigel Farage cuando el ex futbolista denunció haber sido víctima infantil del racismo inglés) tuiteó: “¿Cómo diablos es eso un penalti para el PSG? Ridículo”.
Es bueno que la Premier se vea agredida por la arena del desierto.
Kroos
MESSI 2026
Que dicen que Messi anda pensándose en serio lo del Mundial 2026. Si todo lo que tiene que hacer para ganarlo es lo que hizo en el Mundial 2022, tirar penaltis, hace bien. En 2026 tendrá 38 años, como ahora Modric, y lo extraño es que dude con 2026, cuando tiene en la palma de su mano los de 2030 y 2034, con sus respectivos Balones de Oro. “Fue injusto que Messi me quitara el Balón de Oro en 2010”, dice Wesley Sneijder, que ahora lo entiende todo. A la cola, con Lewandowski, Haaland, Cristiano…
[Lunes, 4 de Diciembre]