lunes, 13 de diciembre de 2021

El Tercer Grado

 

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


        Para los que nos hemos pasado más de treinta años en la cárcel se hace mucho más insoportable que incomprensible la atención y los cuidados que todo quisque dedica a una señora que fue condenada por un Tribunal, declarada en búsqueda y captura, clasificada en Tercer Grado sin casi pisar el talego e indultada por placerle al Gobierno.


       A un interno condenado a pena de la misma cuantía que la señora a la que, al parecer. el feminismo español tiene como mártir de su religión, a su ingreso en prisión y en un plazo que se denomina período (72 horas) se le preguntan varias cosas sobre la familia, enfermedades, perspectivas, predisposición, etc. y más o menos al mes, más bien más que menos, depende de cuándo se reúna la Junta de Tratamiento del Módulo al que se le destina, puede que lo clasifique en tercer grado, pero es cosa sabida que lo normal es que sea clasificado en segundo grado. Luego hay que esperar otro mes mínimo a que venga del Juez de Vigilancia, y... otros seis meses para volver a clasificar y si es ejemplar su comportamiento en prisión y hay garantías de que haga vida honrada en libertad, en atención a su condena no excesiva clasificar en tercer grado, ó puestos a ser generosos en el cuarto, que es la libertad condicional.


     Es un imposible que te clasifiquen en tercer grado nada más oler el Módulo de Ingresos, entre otras cosas porque los equipos de tratamiento tienen que tener papeles delante sobre el comportamiento en prisión y alguno de sus miembros, los trabajadores sociales por ejemplo, conocimiento de su relación con el exterior. ¿Qué equipo de Tratamiento firmó el tercer grado de la protagonista de este chusco serial que se nos vende como epopeya femenil? ¿Puede admitir un funcionario de prisiones tal que un jefe de servicios, un educador, un jurista, un médico, etc. que un interno del Módulo X sea clasificado en tercer grado sin que se les haya citado para la reglamentaria Junta de Tratamiento cuyo orden del día es deliberar sobre las clasificaciones de distintos internos? ¿Se han de considerar válidos los informes de los charlatanes de televisión? ¿No es admisible que a un miembro del equipo de Tratamiento no le parezca bien la perversa influencia mediática? ¿Como se alcanzó semejante unanimidad? ¿Hubo quórum suficiente y acta de la sesión?


     ¡Ah, los informes! Los internos dicen "infórmenes": "...mirusté ¿tardará mucho la prisión de mandar los infórmenes al juez de Vigilancia...? Es que a lo visto hay un voto en contra de la junta y el juez no se fía...".  A la protagonista de estos días la defienden sus seguidores con el demoledor argumento de que el juez sentenciador es "un facha" y "un machista", y con eso ya está todo dicho en los tiempos que corremos. Los funcionarios de prisiones ni sabemos ni nos preocupamos de las aficiones de los jueces. Leemos sus sentencias y conforme a ellas se valoran las posibilidades de la semilibertad del condenado: permisos, tercer grado, libertad condicional. Es lo normal y no sé si lo justo, pero sí lo reglamentario. Luego vienen los beneficios penitenciarios que son dos: adelantamiento de la libertad condicional y el indulto particular. Estas dos figuras tienen sus trámites y requieren sus tiempos.


    Lo del indulto siempre me ha parecido farragoso y muy a discreción. Tengo por oportuno el perdón del ofendido y por aval de la Justicia el consentimiento del tribunal que sentenció, pero es cosa demostrada que en estos tiempos no se puede razonar con lógica ni procurar la equidad. En los indultos intervienen los gobiernos y la conveniencia política. Uno de los motivos para indultar ¡asómbrense! es la conveniencia política. Es común que el Ejecutivo haga oídos sordos a los informes de los tribunales sentenciadores o de los fiscales y de estas veleidades podrían contarse múltiples historias que no dan por las teles. Ha habido casos de llegar el indulto a las cárceles a pocos días de que el reo se haya presentado a cumplir condena.En el mismo mes e incluso en la misma semana: "Éste tiene mano", decíamos. Pasamos por lo del indulto porque "para eso mando", pero ¡hombre! el papeleo del tercer grado no deja de ser un desprecio más del equipo de don Marlasca al colectivo que tan poco grato le ha sido siempre... y un acto de injusticia clamorosa. ¡De agravios comparativos, ni hablamos!