lunes, 13 de diciembre de 2021

Ave, Vinicius


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El “Veni (Vini Jr.), vidi, vici” de Vinicius en San Sebastián indica que en el campo Vinicius sabe latín, aunque el periodismo deportivo que (salvo Hughes) no lo supo ver siga sin dar su brazo a torcer y explique el fútbol de Vinicius con que Vinicius tiene una moto, que es como explicar el fútbol de Messi con que Messi tiene un taca-taca, por la forma de andar por el campo, forma que le va a permitir alargar su carrera hasta los 65, con los consiguientes Balones de Oro, galardón que, desde hace varias ediciones, consiste en ningunear a Cristiano, un portugués que marcha por el gol 800 de su historia, que es la historia del fútbol.
    

El Balón de Oro es a Messi lo que el Paquiro era a José Tomás, el torero que volvió del revés el toreo desde el 96 al 99, pero que acaparó los premios cuando se convirtió en una parodia de sí mismo.
    

Con los Balones de Oro que tiran los fanfarrones se hacen los Vini Boys tirabuzones. Mala semana para Benzemá: cuarto en el Balón de Oro y lesión en San Sebastián. Benzemá acudió al Balón de Oro como acudía Ruano a los premios literarios. Ruano lo hacía creyendo que lo que le importaba era el dinero del premio. “Unas horas antes del fallo daríamos ese dinero sólo por ser elegidos. Unos minutos antes, si esto fuera posible y se mantuviera en secreto, daríamos nosotros el dinero con que está dotado por ser los ganadores. Funcionan, pues, unos resortes absolutamente espirituales. Pero si nos dan el premio con todas sus ventajas, naturalmente, pronto lo olvidaremos, lo gastaremos. Lo que importa, pues, no es el premio, sino ir al premio”. Y remata:
    

Todo pasa. Menos lo que no llega. Que es, en suma, lo único que tenemos.
    

Hemos ninguneado tanto a Vinicius que el sábado, cuando se fue Benzemá, pensamos: “Adiós Liga”. La versión oficial vendía que es Benzemá quien hace bueno a Vinicius (ni por asomo nos planteamos que sea Vinicius quien hace bueno a Benzemá). De hecho, ya se dice que si Cristiano, al que se la caían los goles en el Bernabéu, fue algo en el Madrid lo fue gracias a Benzemá. Pero en San Sebastián salió Benzemá y entró Jovic, con su planta de armario de luna, y resulta que Jovic hizo de Benzemá con Vinicius haciendo de… Vinicius. ¿No será entonces que quien hace buenos a Jovic y Benzemá es Vinicius?
    

El mérito de lo de Vinicius es de Ancelotti, y más viendo lo que Simeone ha hecho con Joao Félix en el Atlético. El sábado, como aperitivo liguero para lo de San Sebastián, jugaban en Madrid Cunha y Correa, y sólo por eso nos acordamos de que a la misma hora, en otro canal de TV, jugaban Halaand y Lewandowski, el polaco al que han birlado este año el Balón de Oro para inflar el palmarés honorífico de Messi. Con la UE en guerra contra los polacos, no se podía dar bolilla al país de Wojtyla y Walesa con un Lewandowski que a saber por dónde nos saldría.


    –Tratándose de Berlanga, son capaces de sacar a un obispo saliendo de Pasapoga.
    

Con ese argumento prohibió la censura un plano general de la Gran Vía de Madrid en el guion de “Plácido”, y seguramente sería el mismo argumento (mental) de los del Balón de Oro para dejar sin premio a Lewandowski, cuyo secreto está en su dieta a base de tortitas, brownies, espaguetis de verduras, cremas, aguacate, ensaladas, además de pescado, y después de los entrenamientos, zumo de remolacha con canela o pimienta de cayena. Pero va Messi con su taca-taca y su mate y se lleva el Balón de Oro. Como dice Alberto Buela, la vida es dura. Un lúser, Lewandowski, con lo cual el fichaje estratégico es Halaand, que estéticamente sería la guinda del Guggenheim de Florentino Pérez.
    

Ancelotti, pues, ha hecho con Vinicius todo lo contrario de lo que Simeone, el entrenador mejor pagado del mundo, ha hecho con Joao Félix. Vinicius, que haría bueno a Isco, ha hecho mejor a Kroos, otra recomendación de Ancelotti.
    

Cuando hubo que decidirse por Kroos u otro jugador, le dije al director general: “Conozco a este otro jugador. Bebe mucho y no es muy profesional. Tienen qe optar por Kroos”. Y tuvimos a Kroos.
    

Como todos los alemanes, Kroos tiene algo de teólogo protestante, y hace cosas tan raras como quintetos históricos del Real Madrid en los que no figuran Di Stéfano ni Cristiano. Pero su teología del pase y la salvación por las obras sólo cobra sentido con el maravilloso (y guilleniano) sóngoro cosongo de Vinicius en la línea de ataque.
    Si falta Benzemá, está Jovic. Pero ¿y si falta Vinicius? Ahí os quiero ver, esclavos del lugarcoimunismo.

 


800 GOLES


    Cassano, aquel prenda madridista que tiene una gracia de barra de bar a las tres de la mañana, ha salido en los papeles por mofarse de Cristiano, que, con 800 (ochocientos) goles a cuestas, pidió respeto desde Inglaterra al chisgarabís italiano, que ha tenido la insolencia de responder públicamente a un requerimiento privado: “Cristiano, mira a Messi, le importa un carajo todo y todos y no me manda mensajes”. ¡A Messi le importa un carajo todo! Sólo que a Messi no le birlan Balones de Oro, aunque Cristiano, mejor que pleitear con Cassano, puede aprender de Rafael de Paula, que rechazó una llave de oro en un parador de Ronda porque mordió la llave y notó, al diente, que no era oro.

[Lunes, 6 de Diciembre]