No llega, no llega...
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Acabo de ver el Italia-Bélgica en una cadena alemana y no sé qué pensar del equipo belga. Se juntan ante el aficionado De Bruyne, Hazard, Witsel, incluso el rudo Nainggolan en el centro del campo, y uno espera calidad y consistencia, pero a mí me da la sensación de que no entrenan y si entrenan lo hacen mal. Creo que Fellaini sobra en el equipo y que Mertens no tendría que calentar banquillo, pero dejemos que no valga lo que a mí me parece y atendamos al poco rendimiento que consigue Wilmots de una generación exquisita de jugadores. Ya ven, esperaba un servidor esa revolución pendiente que los belgas vienen anunciando en estos últimos años y resulta que vamos a seguir a la espera. De todos modos, con Alderweireld en defensa no aventuro muchas posibilidades de mejora.
Italia, práctica como casi siempre. Con el Buffon de siempre y su defensa de siempre donde sigue el inefable Chiellini, uno de mis monstruos particulares, y con un centro de campo aleccionado para entorpecer al contrario de todas las maneras posibles. Tiene Italia un Pelé blanco que marca goles en Inglaterra y del que Conte ha echado mano con muy buen criterio. Es delantero italiano de los que cada gol vale tres puntos. Ha empezado sobria Italia.
En el Irlanda-Suecia se veía mucho ambiente en las gradas, pero en el césped ha faltado el fútbol. Ibra juega andando y da a su selección un aire decadente del que va a ser difícil desprenderse. En otros tiempos los suecos corrían y saltaban como gacelas y era muy difícil ganarlos. Ahora, todos buscan a Ibra con balones imposibles que se pierden entre lamentos de la estrella moñuda. Empate a uno justo que evita disgustos mayores.
¿Y España? Pues bien dentro de lo que cabe. No voy a envenenar con la trampa de pedir el nombre de un gran jugador checo. No lo hay y la carencia en vez de debilitar suele reforzar el sentimiento de grupo. Rosicky aún es titular. Y Plasil, aquel gordito que estuvo en Osasuna hace casi diez años, es uno de los mejores jugadores de una selección que acude a Mundiales y Eurocopas con la modestia de sentirse telonera. Era obligado ganar y se ha ganado. Además se ha merecido.
Imagino que todos ustedes se habrán dado cuenta de que, entusiasmados con esa posesión que nos caracteriza, a veces perdemos balones con la defensa confiada en el avance, por emplear guedejas y tirabuzones innecesarios. Ahí, hasta el más tonto -Georgia, un poner- hace relojes. Un gol así en Francia, haría daños irreparables. Mi modesta opinión es que quizás nos sobra confianza y nos falta cuidado.