por su comercio viene y va.
Su clientela se marchó,
un caramelo nunca dio,
diez céntimos jamás perdonó,
el peso siempre lo escatimó
Descolorido está el cartel
de Ultramarinos Pimentel.
Dentro hay un calendario
que las moscas decoraron bien,
hay telarañas en la pared
galletas rancias y cacahuet.
Pobre Fulgencio, triste está,
porque mañana es Navidad.
Ya no le queda más turrón,
ya no le queda más champán.
La única anguila sabe a cartón,
el gato se comió el mazapán.