Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Me gusta el olor a tinta por la mañana: huele a prehistoria.
Y estos días vienen los periódicos que parecen el cuarto libro de las “Geórgicas”.
Muerto el oso virgiliano del Monte de Piedad que, a lametones, daba forma a sus oseznos (¿qué hay más parecido a un lametón de oso virgiliano que pasar la tarjeta por el datáfono?), los partidos no quieren zumbidos: la derecha tiró a Abejas y la izquierda tira a Abejón. “La casta”, en jerga de los moralistas de Pablemos.
¿Y Moral Santín, al que todo el tarjeteo se le iba en libros que leía en restaurantes, nuevo director de Pepe Carrillo para el Euromediterranean University Institute?
–Izquierda Unida no es casta –contesta Pablo Iglesias, el tipo que reparte los “Nihil Obstat” en España–. Son compañeros.
Los famosos compañeros de viaje.
Quien mejor ha definido al “tonto útil” y al “compañero de viaje” es Umbral, que fue las dos cosas, en “Madrid, tribu urbana”.
–El compañero de viaje es el artista que sin militar en nada presta su firma a la causa.
La causa puede ser la dictadura del proletariado, para Umbral, o la secesión de Cataluña, para Llach, el de “L’Estaca” (“Siset, que no veus l’estaca on estem tots lligats?”), que ahora va por las radios suplicando que lo utilicen: “Quiero que me utilicen, que me coloquen en una lista”.
Las causas hacen extraños compañeros de viaje, pues Santín e Iglesias (¡debe de ser ésta la España que dejó de ser católica!) son caminos cruzados: Iglesias pasa por una beca de la Caja de Blesa y llega a la jefatura del “comunismo amable”, mientras que Santín pasa por la jefatura del “comunismo prosoviético” y llega a la vicepresidencia de la Caja de Blesa. Mas, como dijo Yogi Berra, el Mariló de Missouri, cuando uno llega a una encrucijada… debe seguir adelante.
La base del régimen español es el consenso, e Iglesias es persona de consenso: para Gran Manitú de su programa económico ha fichado a Vicenç Navarro, quien hace sólo un año le parecía “un caradura”.
Abc
Me gusta el olor a tinta por la mañana: huele a prehistoria.
Y estos días vienen los periódicos que parecen el cuarto libro de las “Geórgicas”.
Muerto el oso virgiliano del Monte de Piedad que, a lametones, daba forma a sus oseznos (¿qué hay más parecido a un lametón de oso virgiliano que pasar la tarjeta por el datáfono?), los partidos no quieren zumbidos: la derecha tiró a Abejas y la izquierda tira a Abejón. “La casta”, en jerga de los moralistas de Pablemos.
¿Y Moral Santín, al que todo el tarjeteo se le iba en libros que leía en restaurantes, nuevo director de Pepe Carrillo para el Euromediterranean University Institute?
–Izquierda Unida no es casta –contesta Pablo Iglesias, el tipo que reparte los “Nihil Obstat” en España–. Son compañeros.
Los famosos compañeros de viaje.
Quien mejor ha definido al “tonto útil” y al “compañero de viaje” es Umbral, que fue las dos cosas, en “Madrid, tribu urbana”.
–El compañero de viaje es el artista que sin militar en nada presta su firma a la causa.
La causa puede ser la dictadura del proletariado, para Umbral, o la secesión de Cataluña, para Llach, el de “L’Estaca” (“Siset, que no veus l’estaca on estem tots lligats?”), que ahora va por las radios suplicando que lo utilicen: “Quiero que me utilicen, que me coloquen en una lista”.
Las causas hacen extraños compañeros de viaje, pues Santín e Iglesias (¡debe de ser ésta la España que dejó de ser católica!) son caminos cruzados: Iglesias pasa por una beca de la Caja de Blesa y llega a la jefatura del “comunismo amable”, mientras que Santín pasa por la jefatura del “comunismo prosoviético” y llega a la vicepresidencia de la Caja de Blesa. Mas, como dijo Yogi Berra, el Mariló de Missouri, cuando uno llega a una encrucijada… debe seguir adelante.
La base del régimen español es el consenso, e Iglesias es persona de consenso: para Gran Manitú de su programa económico ha fichado a Vicenç Navarro, quien hace sólo un año le parecía “un caradura”.