Hasta que San Juan baje el dedo
Blog de la vida privada ("Humanismo es telecomunicación fundadora de amistades que se realiza en el medio del lenguaje escrito." Peter Sloterdijk)
viernes, 31 de octubre de 2014
Bujalance
Bujalance desde el olivar
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Bujalance es un pueblo humilde -en palabras de su alcaldesa- que queda a unos 30 kilómetros de Córdoba en el camino que lleva a Jaén. En el tiempo de la aceituna -ya mismo- los vecinos , ayudados por el SOC, comisiones obreras y ugeté montan unas huelgas de aquí te espero en procura de unos cuantos euros más por jornal, por tenerse los bujalanceños bravos y muy díscolos ante los señoritos. Dicen que es famosa una revolución anarquista que secundó todo el pueblo en el año 33 y legendaria la partida de guerrilleros “Los Juíles” que tuvo en jaque a los guardias de Franco hasta 1944. Así dicen en el pueblo y habrá que creerlos.
Un pillo de Bujalance con el que me encuentro de vez en cuando tomando café después de comer, me dice que a él le vienen bien las huelgas y junto a sus colegas grita mucho en la plaza y hasta es el primero en echar troncos a la carretera para detener el tráfico. Por la noche se meten entre los olivos y llenan sacos que acercan a las prensas de Montoro, Cañete, El Carpio...
-Una vez, hace años, hubo una “juerga” salvaje y “mos cogió” la Guardia Civil en un erredoce. Se pasaron una jartá, porque pusieron en la denuncia que llevábamos 5000 kilos de aceituna “en dentro” del coche. Le dijimos al juez que ¿cómo va a ser, señoría, si además íbamos cuatro metidos en el erredoce...? Ná, nos pusieron un multazo que menos mal que al final no tuvimos que pagar.
Las peripecias del pillo me recuerdan a lo que leí de Juan Belmonte en caso parecido. En las huelgas del campo de tiempos de la República, el maestro pactaba con una cuadrilla de huelguistas para que le robaran en la finca por las noches. Él mismo les compraba las aceitunas a un precio bastante inferior al que ofrecían los patronos y todos contentos. Los pobres podían comer, los revolucionarios robaban a los ricos y los ricos seguían mas ricos.
En Bujalance siempre ha habido alcaldes progresistas, pero la mayoría de la población se niega a acabar la ESO y se apunta a jornalera con el orgullo de sus padres y sus abuelos por bandera... pero en sociedades así montadas al final algo falla y lo que falla en Bujalance es que se roba más de lo tolerable. En las fincas, en los huertos y hasta dentro de las casas. Y han pedido socorro a la Guardia Civil, a la que casi siempre han mirado como enemiga.
Los bujalanceños dicen que son los gitanos del pueblo los que roban y los gitanos del pueblo dicen que en Bujalance hay mucho racismo. ¿Racismo entre gente tan de izquierdas?
Ha habido enfrentamientos, peleas, seis detenidos en espera de más identificaciones y hasta en la tienda de flores para los muertos se formó una chasca que daba miedo. En la plaza de Bujalance se ha manifestado todo el vecindario y alguna partida de ellos ha propuesto soluciones a los robos contra el patrimonio más que delictivas. Soluciones que si las propusieran conocidos de Esperanza Aguirre por poner un ejemplo, serían portada en telediarios y motivo de escarnio cada cinco minutos en las cadenas cuatro, cinco y seis.
Los consejeros de Doña Susana y el delegado del gobierno, señor Primo Jurado, dicen que no. Que no hay racismo que valga. Diego Cañamero y Gordillo están con sus hermanos bujalanceños, luchadores dignísimos a los que hay que respetar como si fueran los últimos linces de Sierra Morena. Ayer, mientras los políticos hablaban, una señora arreó con un palo a otra señora embarazada en Bujalance. No me he enterado de si la pegona es gitana o paya.
Malevaje
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La Movida, que a casi todos hizo funcionarios, hizo a Antonio Bartrina cantador de tangos, treinta años ya, y por eso invita a un concierto esta noche en Bellas Artes con Malevaje, dureza y chulería muy García-Alix, porque el tango, que viene del juego de la vida y la muerte en la calle, “no es para moñas”, como aquel bailín de Al Pacino con Gabrielle Anwar en “Esencia de mujer”.
–El que no llora no mama y el que no afana es un gil.
El tango, hondo, serpenteante y sensual, es un ballet canalla.
Un Nobel de Literatura serbio, Ivo Andric, funcionario del Ministerio de la Religión en Belgrado, cuenta el cuento de Aska, un cordero raro que resuelve su rareza yendo a una escuela de ballet y que se pierde un día en el bosque y sale el lobo. Aska se aspa de miedo, pero baila, y el lobo sucumbe a tanta gracia. Aska siente cien vidas dentro de sí y emplea la fuerza de estas cien vidas para prolongar su única vida, que sabe perdida.
El ballet de Aska parece un baile con la muerte, pero es un baile por la vida.
En el bosque todos los caminos conducen a Aska como en la calle todos los caminos conducen a Gardel.
Y si en España una cleptocracia cultural había proscrito la copla asociándola a una dictadura, asociándolo a otra dictadura la misma cleptocracia cultural proscribió en Argentina el tango, que hoy es el baile nacional… de Finlandia, boutade (pero menos) de Bartrina, líder de un Malevaje que ha cantado (“Gracias Viejo”) incluso a Di Stéfano.
Malevaje fue la nueva (y última) masculinidad de los 80: al ver bailar a Virginia decía Jorge Berlanga (lo había leído en Foxá) que así las bailarinas de Gades alegraban la agonía de Tiberio, adormilado en la delicia de Capri.
Malevaje fueron Bartrina, Gilabert, Godes y Edi Clavo, y en seguida lo fue Pibe Osvaldo (el desaparecido Osvaldo Larrea). Treinta años después, oírles es sentir raíces en los pies “y cargarnos de muertos” que salen a este veranillo de Haloween a coger el sol que les falta.
Seis hospitalizados en un mes por comer setas venenosas
Los síntomas con los que suelen llegar los intoxicados son diarreas, gastroenteritis, vómitos y visión borrosa, en los casos más graves. La mayoría no atribuyen en principio estos efectos a haber ingerido hongos. Es en la entrevista con los doctores cuando sale a relucir que los han comido. Después, tras unas pruebas en la Unidad de Toxicología, comprueban que se trata de setas venenosas.
Una salida de Hindenburg
He aquí un nacionalista
(y no lo que tenemos en casa)
Del Anecdotario de Alfredo R. Antigüedad:
"Durante la guerra europea, el mariscal Hindemburg fue advertido de que una compañía de soldados alemanes no mostraba gran valor ni decisión. El mariscal decidió visitar la compañía y penetró en la trinchera donde los citados soldados se encontraban.
Los arengó en nombre de Alemania, y le dijo que pocos momentos después habían de abandonar la trinchera para cruzar en medio de un ataque personal la línea de fuego.
- Yo -les dijo- saldré el primero, y os gritaré: ¡Adelante!
Todos estaban preparados. En el instante preciso, Hindemburg saltó fuera de la trinchera, gritando poderosamente:
- ¡Adelante!
Avanza el mariscal, pero un ruido le hace volver la cara. Ni uno solo de los soldados le ha seguido. Pero todos ellos, admirados del gesto, han dejado los fusiles en el fondo de la trinchera y, entusiasmados por el valor del mariscal, en torno del cual silba una lluvia de balas, gritan frenéticamente:
- ¡Bravo! ¡Bravo!...
Los muertos y las muertas. Bobby Deglané
BOBBY DEGLANÉ
1905-1983
Bobby Deglané –chileno, boxeador, corresponsal de guerra, oficial de caballería, piloto aeronáutico, rejoneador– tuvo la voz de oro que inventó la radio española, en cuyas emisoras llegó a recibir treinta y cinco mil cartas diarias. Voz de oro que hablaba a velocidad americana: boxeo, catch, tenis, fútbol... Es decir, el periodismo radiofónico, el lenguaje más plástico que nunca se haya oído. Tenía algo de actor o de elegante cantador de tangos. Hijo de un marino francés a quien perdió teniendo cuatro años: aquel hombre vivía en el Perú y, por razones de clima, su madre fue a Chile para que el niño naciera allí. Su secreto: “Imitar el gran secreto de España, de lo español; aquí todo es variedad. Variedad de razas, de costumbres, de paisajes... No hay dos españoles iguales... Y el ritmo es variedad...” Una vez, misteriosamente, le dijo a Ruano: “Soy víctima de las leyendas.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)
jueves, 30 de octubre de 2014
Polvo de gallo
@LinaTono
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Viajo con Hughes a Logroño para saludar al colombiano Alberto Salcedo Ramos, el mejor cronista (para mí) en lengua española.
ASR es invitado a las Jornadas de Vocento sobre “El futuro en español”. Él viene con “jet lag” y a nosotros nos coge la hora (es la hora de la siesta) con el nuevo cambio horario, pero aquí no se duerme nadie, pues ASR es el maestro de Lina Tono, musa que escribe (o que dicta: dictar es más de musas) como Colombia baila. Por ejemplo:
–La desnudez tiene muy poco que ver con la ropa.
En la tarima, ASR lee un papel que trae preparado, pero los periodistas que han renunciado a su siesta desean saber si a escribir se puede enseñar, y él no se atreve a decir que en las escuelas de escribir, como en las escuelas de torear, lo que se enseña son los engaños y desengaños del oficio.
Al periodismo de hoy, dice, se lo ve con mucha prisa: los periodistas te solicitan una entrevista ahí abajo, suben contigo en el ascensor, comentas qué te parece el tiempo y cuando llegas aquí te dicen “¡ya está”.
–A eso nosotros allá lo llamamos “polvo de gallo”.
Y pues que debemos de estar a no más de dos majuelos de San Millán (donde el monje registró el primer vagido de nuestra lengua: “Cono ayutorio de nuestro dueño dueño Christo, dueño Salbatore”), me quedo con la gana de preguntar qué piensan los colombianos (dueños del español más hermoso) de la persecución al español en España. Luego, ya por lo bajo, hablamos de Freddy Rincón y Socorrito Pino, “la niña más odiosa del mundo”.
–¡Claro que Socorrito existe! En Facebook la encontrarás.
Y de Freddy nos dice que fue muy grande, y que no lo fue más por una bruja que antes de su Mundial le previno para que no metiera en ningún caso el pie, y no lo metió, dejando pasar así su oportunidad. Si Cañizares, portero de España para el Mundial de Corea, hubiera visitado a esa bruja, no se le habría caído en el pie el frasco de colonia, y ahora no lo tendríamos de periodista.
ASR es invitado a las Jornadas de Vocento sobre “El futuro en español”. Él viene con “jet lag” y a nosotros nos coge la hora (es la hora de la siesta) con el nuevo cambio horario, pero aquí no se duerme nadie, pues ASR es el maestro de Lina Tono, musa que escribe (o que dicta: dictar es más de musas) como Colombia baila. Por ejemplo:
–La desnudez tiene muy poco que ver con la ropa.
En la tarima, ASR lee un papel que trae preparado, pero los periodistas que han renunciado a su siesta desean saber si a escribir se puede enseñar, y él no se atreve a decir que en las escuelas de escribir, como en las escuelas de torear, lo que se enseña son los engaños y desengaños del oficio.
Al periodismo de hoy, dice, se lo ve con mucha prisa: los periodistas te solicitan una entrevista ahí abajo, suben contigo en el ascensor, comentas qué te parece el tiempo y cuando llegas aquí te dicen “¡ya está”.
–A eso nosotros allá lo llamamos “polvo de gallo”.
Y pues que debemos de estar a no más de dos majuelos de San Millán (donde el monje registró el primer vagido de nuestra lengua: “Cono ayutorio de nuestro dueño dueño Christo, dueño Salbatore”), me quedo con la gana de preguntar qué piensan los colombianos (dueños del español más hermoso) de la persecución al español en España. Luego, ya por lo bajo, hablamos de Freddy Rincón y Socorrito Pino, “la niña más odiosa del mundo”.
–¡Claro que Socorrito existe! En Facebook la encontrarás.
Y de Freddy nos dice que fue muy grande, y que no lo fue más por una bruja que antes de su Mundial le previno para que no metiera en ningún caso el pie, y no lo metió, dejando pasar así su oportunidad. Si Cañizares, portero de España para el Mundial de Corea, hubiera visitado a esa bruja, no se le habría caído en el pie el frasco de colonia, y ahora no lo tendríamos de periodista.
No despertar al funcionario
Cuando Romanones fue nombrado ministro de Instrucción, cometió la imprudencia de ir a visitar a los funcionarios supuestamente a su servicio.
Entró en un salón y estaban todas las mesas desocupadas. Y lo mismo en otros dos más. Finalmente, en el cuarto se encontró a un funcionario felizmente dormido sobre la mesa. El secretario de Romanones quiso despertarlo, pero Romanones lo contuvo: "No, no lo despierte. Porque si lo hace, se marchará".
Moraleja: Los males de la enseñanza... ¿no se deberán a que hay demasiado espabilado por los despachos?
Los muertos y las muertas. Claudio Sánchez-Albornoz
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
1893-1984
Claudio Sánchez-Albornoz sostenía con pasión que nunca hubo naciones en España. Ministro de Estado con Lerroux, fue católico, republicano, demócrata y liberal: “Por ser liberal, soy anticomunista furioso.” Contra Américo Castro, que acentuaba las raíces judaicas de la raza española, Sánchez-Albornoz ponía el acento en las raíces góticas de Castilla. “Encomiéndome a Dios –escribe a su amigo el padre Arbeloa–. Estoy muy viejo. He conservado la fe de mi madre. Como hombre he sido un pecador. A diario me dirijo al Altísimo con las clásicas palabras: ‘No entres en juicio con tu siervo, Señor, porque ante Ti ningún hombre queda justificado.’ Ayúdeme con sus oraciones a conseguir su gracia y una santa y buena muerte.” Fue enterrado en el claustro –gótico cisterciense del siglo XIV– de la catedral de Ávila, bajo un hermoso epitafio: “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”.
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)
miércoles, 29 de octubre de 2014
Sorolla en Madrid
Marian Viñas
Me llamó la atención este cuadro en mi reciente visita a la exposición Sorolla y Estados Unidos, muestra imprescindible del valenciano que puede verse estos días en la capital, en la Fundación Mapfre...
Seguir leyendo: Click
[¿Acaso creéis que Picasso y la joven pintura española de París no son sorollistas? Mucho más de lo que creen ellos y los críticos. Picasso sigue teniendo la obsesiva del color y de la materia. La glorificación de la materia en pintura -que es el superrealismo- procede de Picasso. Y a lo largo de estas escuelas españolas que, si en Sorolla se meliflúan un poco y se hinchan de retórica pictórica, llegan a otro valenciano genial, superior a Murillo y a ratos a Velázquez: Ribera. Hombre que pinta sombras y pardos como con pólvora y excrementos. Hombre pintor que -a mi modo de ver- es el único antecedente serio, mucho más que Zuloaga -vasco un poco chanchullero de la pintura- y que el Greco, de José Solana.
Ernesto Giménez Caballero - Trabalenguas sobre España, 1931]
En la muerte de Florencio Casado, El Hencho
«El Hencho». Florencio Casado, del barrio de las Margaritas, Córdoba. Un torero «hecho», es decir hecho y derecho. Más «hencho» que largo. Un agosto de Madrid -la mejor estación, si no refrescara por las noches- , toreó un toro de Ortigao Costa, «pregonao». Le acompañaban en el cartel dos buenos toreros ya fallecidos, Luis Segura, el finísimo torero de Usera, y Óscar Cruz, de Colombia.
El Hencho realizó una faena épica, cortó las dos orejas y salió por la Puerta Grande. No se me olvidará jamás. Uno tenía una novia gallega y antitaurina. Por esas cosas raras del amor me esperaba a la vera de la Puerta Grande. Desde la andanada del ocho de Las Ventas, una escalera interior comunica con la Puerta de Madrid. Como en los toros casi nunca pasa nada, salía de prisa y malhumorado. Ella siempre estaba allí y, cosas del amor, nos íbamos de cañas y me ahorraba las insufribles tertulias sobre el padre de Domingo Ortega, el cuñado de Machaquito o el suegro de Lagartijo. Así vivimos un largo y cálido verano hasta que a Florencio Casado «El Hencho» se le ocurrió salir por la Puerta Grande.
El Hencho realizó una faena épica, cortó las dos orejas y salió por la Puerta Grande. No se me olvidará jamás. Uno tenía una novia gallega y antitaurina. Por esas cosas raras del amor me esperaba a la vera de la Puerta Grande. Desde la andanada del ocho de Las Ventas, una escalera interior comunica con la Puerta de Madrid. Como en los toros casi nunca pasa nada, salía de prisa y malhumorado. Ella siempre estaba allí y, cosas del amor, nos íbamos de cañas y me ahorraba las insufribles tertulias sobre el padre de Domingo Ortega, el cuñado de Machaquito o el suegro de Lagartijo. Así vivimos un largo y cálido verano hasta que a Florencio Casado «El Hencho» se le ocurrió salir por la Puerta Grande.
Se abrió la Puerta Grande y ella esperaba mi salida. Cuál no sería su sorpresa cuando salieron los «grises» a caballo despejando la explanada de Las Ventas del Espíritu Santo. Y detrás -casi muere del susto- un grupo de exaltados llevaba a hombros a un tío gordo, vestido de luces, hecho un cristo, con dos oídos peludos y sangrientos en las manos. Y a continuación una avalancha de posesos gritando: ¡Torero, torero! ¡Viva la madre que te parió! ¡Viva Córdoba! ¡Las Margaritas! ¡El Gran Capitán! ¡Torero!
Y el que más voceaba era un tipo bajito y con gafas, que ni siquiera reparó en una morenita y dulce gallega, acurrucada junto a la pared como un pajarillo, «anduriña» asustada. Así perdí mi amor. ¿Y El Hencho? Repitió quince días después y se llevó una cornada en la barriga. Cuando reapareció fue como una sombra y nadie volvió a verle.
Jorge Laverón
Jorge Laverón
Toreros que nadie vio
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La tía Cirila cumple cien años
La tía Cirila el pasado julio
“..Nací antes que la estación”. Cirila Salas
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La tía Cirila nació el 28 de octubre de 1914 en una casa pegada a la de mis abuelos en el barrio del Corralejo de mi pueblo, que es Castrillo de la Reina. A los once días de parir su primera hija mataron a su marido Antonio en la Guerra y como en aquel tiempo no había depresión que valiera y menos aún en nuestra Sierra de la Demanda, la tía Cirila se acercó a La Gallega, a 10 kilómetros de Salas de los Infantes, con su Purificación al pecho para amamantar también, valiente y generosa, a la hija del maestro Gorgonio Benito, que había quedado viudo. Sacó adelante a las dos criaturas y casó con el maestro, con el que tuvo otras dos mozas guapetonas que casi no conocieron al padre, pues Gorgonio murió a los dos años de casados. Tanta desventura no arredró a espíritu tan indomable como el de la tía Cirila, que trabajó como una burra en los años del hambre. Volvió a casarse “de terceras” con el tío Eusebio, con el que tuvo otros dos hijos: la Pilar y el Eusebito. El tío Eusebio murió siendo yo chicuelo y a la tía Cirila siempre la he conocido sola con su hijo varón Eusebito en la casa, al que cuidaba como una señora madre, por ser de naturaleza enfermiza y estar necesitado de atenciones. Todas sus hijas andaban por el mundo “alante”: Bilbao y Vitoria, creo... y todas ellas le han dado nietos a los que quiere sin distinciones, pero por separado, y no le duelen prendas para decírselo a la cara.
-Si se juntan tres o cuatro en casa ya no me apaño. Ya sabes que la Pilar nació casi ciega, pero le echó valor y lleva cuarenta años vendiendo cupones en Palma de Mallorca y ganándose muy bien la vida.
Con Eusebito tomaba un servidor el fresco en las noches de julio hasta que hace dos años un Norte helado se lo llevó, pero la tía Cirila seguía ahí, haciendo lumbre todos los días, poniendo el puchero y colocando la leña de la corta en formación legionaria. Bueno, ya no. Las hijas y nietos le han dicho este año que si no quiere ir con ellos a Palma, Bilbao, Vitoria...., que se baje a la Residencia de Salas para que esté atendida. La tía Cirila ha tenido que obedecer muy a su pesar porque hasta los vecinos casi la hemos obligado a que tome cualquier determinación menos quedarse sola en casa a merced del invierno serrano. Ahora, al parecer, se alegra, según acabo de leer en el Diario de Burgos, que estuvo con ella este fin de semana siguiendo el homenaje de la familia y nuestro alcalde Galo Contreras a un tipo de mujer luchadora incomprensible para las mentalidades actuales, presumida de peluquería, siempre con saco o talega al hombro, jotera, hilandera antigua, a la que he visto ir por delante de la yunta de vacas tejiendo calcetines de los gordos que se vendían a 500 pesetas a principios de los 80, con cuatro agujas formando un cuadrado...
-Tenía que parar las vacas para buscar las agujas que se me caían.
¿Qué pensará la tía Cirila cuando ve a esta nueva raza de mujeres con los pechos tatuados llorar en el tele porque el novio no contesta a sus guasaps?
- Esas niñas tienen muy poca vergüenza, Javi, y yo creo que están endemoniadas. Hoy, la vergüenza está en el hombre.
Muchas felicidades a la tía Cirila y que nos veamos muchos años.
La monja
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
A Bertrand Russell, que era sir, lo escandalizaban unas monjas tan piadosas que nunca se bañaban sin llevar puesta una bata. ¿Por qué, si ningún hombre podía verlas?
–¡Ah, pero se olvida usted del buen Dios!
La concepción monjil de la deidad era la de un mirón cuya omnipotencia le permite ver a través de las paredes del baño, pero al que frustran las batas de baño (y no es cosa de reabrir con esto la discusión del protocolo de las batas del ébola).
¡Con la monja culé quería yo ver a Russell, el filósofo de la risa de pájaro carpintero!
La monja culé es sor Lucía Caram, que el sábado, a la hora del Clásico en el Bernabéu, tuiteó (con esa letrita menuda y picuda, dulce y gangosa de las monjitas):
–Arbitro ladrón. Jugamos con el árbitro en contra. Força Barça.
Sor Lucía es argentina, pero tuerce con toda su alma por la secesión de Cataluña (“Por los ojos de la monja / galopan dos caballistas”, canturrean Mas y Junqueras).
¿Árbitro ladrón?
A esta sor va a haber que regalarle la “Tetralogía de la ejemplaridad” de Javier Gomá.
¡Ay, si el sábado le llegan a hacer al Barça en el Bernabéu lo que el domingo le hicieron (ya suponemos que para salvar la Premier) al Chelsea en Old Trafford!
Y eso que en el Bernabéu temí lo peor, pues en la pamema del “calentamiento” saltaron los aspersores del sector donde se ejercitaban los futbolistas culés, circunstancia que con Mourinho en el banquillo madrileño hubiera desatado una guerra con los hombres de Xavi, que, nunca conformes con la altura del césped, se habrían puesto a gritar “Ara és hora, segadors!” Y con el estadio repleto de turistas.
Pero la corajina de esta monja llamando ladrón a un árbitro nos lleva a recordarle, por bocachancla, lo de Manuel Ortega –Caracol el del Bulto, padre de Manolo Caracol– al bajarse del tren en Atocha, donde la vieja locomotora le pegó un bufido:
–¿Ahora vapor? ¡Esos cojones... en Despeñaperros!
“Aquests collons… a Sestimbagossos”. Que todos sabemos dónde está.
En la muerte de José María Manzanares
Camarón y Manzanares
José Ramón Márquez
Le llamaron torero de toreros, y los que sólo éramos aficionados nunca comulgamos con él. Hay que decirlo así, para que quede claro desde el principio. Algunos le descubrieron en Madrid, la tarde del 22 de mayo de 1978, la faena al toro Clarín, un colorado de Manolo González; pero uno, acaso por un sino predeterminado, esa faena no la vio. Y aquel día, que fue tan determinante para algunos aficionados, quedó fuera de nuestra experiencia vital, que siempre encontró motivo de debate con quienes lo vieron cuando tarde tras tarde José María Dolls Abellán, Manzanares II, retornó a Las Ventas a no repetir el milagro de Clarín.
Y, sin embargo, en aquella tarde remota de éxito del “torero de toreros” están, además, las otras notas que conforman la trayectoria de José María Manzanares. Tarde en la que se rechazan tres toros en el reconocimiento, se echa uno al corral por impresentable, se desata la furia del tendido al grito de “ladrones”; tarde, si se quiere, que de alguna manera prefigura el momento presente, donde el toro ya no es nada y donde la egregia figura del torero se impone a la totalidad de la Fiesta imperando, fatalmente, sobre ella.
Aún en aquellos tiempos teníamos algo que oponer al “torero de toreros”, y eso era el “torero de aficionados” que fue Antonio Chenel Albadalejo, Antoñete. A diferencia de este tiempo presente, donde sólo se vive de recuerdos, entonces se podía confrontar la pureza, la inteligencia, el clasicismo del torero del mechón frente a la indudable plasticidad, la estética y la ventaja de Manzanares, pero justo es decir que, para los que somos aficionados de Madrid, Manzanares siempre fue un trago que había que pasar en los San Isidro, donde con él siempre estaban garantizados, por lo menos, el baile de corrales y la ínfima exigencia ganadera. Torero sin cogidas, se decía, como explicación de su falta de compromiso, de su ausencia de asunción del riesgo.
El paso de Manzanares por Madrid fue una constante bronca, una polarización en los tendidos absolutamente inconcebible para los que ahora tengan veintitantos años. Manzanares fue mirado con lupa por unos y ensalzado de manera desmesurada por otros y aunque el resultado de su paso por la Monumental fue muy magro en resultados orejísticos, la pasión que desató a favor y en contra revela que la personalidad del torero no dejó a casi nadie indiferente.
Cuando en 1993 Manzanares abrió, por fin, la Puerta Grande de Las Ventas, segunda vez desde lo de Clarín, uno sí estaba en la Plaza y definitivamente los argumentos de aquella segunda “gran tarde” del torero en La Monumental no convencieron. Pases de pecho de cartel de toros, plasticidad innata, muletazos sueltos, uno aquí, otro allá, no compensaron ni mucho menos la espera de tantos años para hallar la razón de ser del “torero de toreros”, que siguió siendo denostado con el apelativo de “La Turronera”.
El día 28 de agosto de 2004 toreaba César Rincón, torero de aficionados, en San Sebastián de los Reyes. Fuimos a verle. También toreaban esa tarde Manzanares y July. En su segundo, faena sin ton ni son, de pronto, Manzanares echa la muleta adelante y se trae al toro en el más impresionante natural que uno haya contemplado jamás, ese natural que está fuera de toda norma, pura hondura, puro dominio, ese natural que, desde aquel día nos acompaña y sirve como neta explicación del mando, de la pureza del gusto, de todo lo que uno busca en el toreo. Un único natural hecho de una forma que ningún otro podrá hacer en su vida, fugaz fulgor del toreo hondo que rasga el corazón y que deja una huella indeleble y cuyo recuerdo, hoy, en el día que hemos sabido de la muerte física del torero, nos entristece por la certeza de que una vez desaparecido él, ya no hay nadie en esta vida que sea capaz de traernos semejante perfección, semejante desgarro, semejante culminación del toreo en un solo pase.
Aquella tarde Rincón y July salieron por la puerta grande.
Que la tierra le sea leve.
28
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Hoy, 28 de octubre, se cumplen 6.018 años de la creación del mundo (según las famosas cuentas de Userio, cardenal mayor de San Patricio), y 32 de la fundación del felipismo, anunciado “urbi et orbi” desde un balcón del Palace.
Iban a devolvernos (fue su promesa de descamisados en aquel balcón) hasta Gibraltar.
Para esquivar a los geólogos, que sostienen que el mundo tiene más años de los que le echaba el cardenal, los fans de Userio inventaron que Dios creó el mundo en el 4004 a. C., pero que dejó signos engañosos de mayor antigüedad a fin de poner a prueba la fe del hombre.
Y para esquivar a la teoría, que sostiene que el socialismo viene a socorrer a los pobres, los fans de Felipe González inventaron que la pobreza imposibilita la generosidad, y montaron un régimen para hacerse ricos que parecía una carrera de sacos: de la ferretería del suegro de Vera, el aparejador de Interior, a la cantina de la madre de Villa, el sindicalista de Rodiezmo, pasando por lo que Ullán llamó “la fotogénica cucaracha hinchable con la que más gozaba Roldán”.
–El día que nos vayamos, a España no la va a conocer ni la madre que la parió –avisó el hermano de Juan Guerra.
Sería su único acierto, si hoy pusiéramos el Registro de la Propiedad a fecha de 28 de octubre de 1982, jueves (“Si hoy es jueves, esto es Bélgica”).
Felipismo es nuestro sistema electoral proporcional, que, a beneficio de nacionalismos periféricos, Felipe González impuso a Fraga, más viajado y más demócrata (de intelecto, no de carácter), que tenía en la cabeza (la cabeza en la que cabía el Estado, aquel Estado) el sistema mayoritario.
Felipismo es Felipe González diciendo ahora que lo de Pujol no le parece corrupción, sino “una operación de cobertura hacia los que tiene debajo”, los chiquillos, como el cazador de Atapuerca cuando salía al campo por un ‘praeovibos priscus’ (antepasado del buey almizclero) para la cena.
Felipismo fue acostumbrarse no ya a vivir al día, sino a vivir al día siguiente.
Los muertos y las muertas. Jorge Sepúlveda
JORGE SEPÚLVEDA
1917-1983
Jorge Sepúlveda se llamaba Luis Sánchez Monleón. Fue la voz cálida de la posguerra. Estalló en 1946, con el bolero Santander: “Santander, / eres novia del mar / que se inclina a tus pies / y sus besos te da.” Tres años después consolidó su hegemonía artística con otro bolero, Mirando al mar: “Bajo el palio de la luz crepuscular, / cuando el cielo va perdiendo su color, / quedo a solas con las olas espumosas / que me mandan su rumor. / Ni un lejano barquichuelo que mirar, / ni una blanca gaviota sobre el mar... / Yo tan sólo recordando la aventura que se fue, / la aventura que en tus brazos amorosos disfruté, / bajo el palio sonrosado / de la luz crepuscular. / Mirando al mar soñé / que estabas junto a mí. Mirando al mar yo no sé qué sentí, / que acordándome de ti, lloré.” La pregunta que más inquietó a Ruano: “¿Cuál será nuestro último pitillo?”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)
martes, 28 de octubre de 2014
Los muertos y las muertas. Federico Carlos Sainz de Robles
FEDERICO CARLOS SAINZ DE ROBLES
1898-1982
Federico Carlos Sainz de Robles, cronista oficial de la Villa de Madrid. El arte de quedarse solo fue su último artículo, publicado en ABC: “¿Qué hacer, para no morirse de asco, cuando en nuestra agenda secreta apenas quedan una docena escasa de amistades, a las que no queremos poner a prueba?” Pues practicar a diario, decía, las exigencias, casi reglamentadas, del arte de quedarse solo. Un buen amigo, “uno de los poquísimos amigos que aún me quedan (acaso porque aún no lo he sometido a la prueba definitiva)”, al darle a conocer el tema del artículo, le objetó: “No presumas demasiado de tu libertad de Robinson. Aun cuando tu fe católica esté hecha añicos, como tú conservas cuidadosamente, amorosamente, esos añicos, siempre estarás sujeto férreamente a esos mandamientos evangélicos...” Y el cronista le replicó sosegado: “¡Me parece mentira que tú no sepas, o hayas olvidado, que Dios sostiene, pero no ata!”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)
lunes, 27 de octubre de 2014
De judíos y bandoleros en Lucena
Reclamo turístico
Cementerio judío adecentado por las comunidades hebreas
Cada tumba contiene varios huesos. Todas las piedrecitas son traídas de Israel
Francisco Javier Gómez Izquierdo
San Rafael es el custodio de Córdoba y los cordobeses, para señalarse, lo celebran el 24 de octubre y no el 29 de septiembre como manda la Iglesia. Las razones por las que cedió el Papa de Roma ante el pueblo y el clero de la ciudad se me escapan por farragosas, pero el caso es que este año San Rafael ha caído en viernes y nos ha regalado un puente muy gracioso. Aprovechando la ocasión, mi doña me convenció para que visitáramos distintos rincones de la ciudad de Lucena y un cementerio judío al que vinieron a ordenar varios rabinos prestigiosos, por ser ella inclinada a la nación hebrea.
Lucena fue la primera villa enteramente judía (“...no hay gentiles entre vosotros”), incluso antes de la llegada de los abderramanes, y dice la historia de la ciudad que el esplendor de Toledo debe agradecerse al éxodo de los lucentinos buscando seguridad hacia el Norte. Lucena, la perla de Sefarad, es la población mas próspera de Andalucía y a pesar de la crisis tiene atmósfera seria y laboriosa, formal y diligente, señorial y discreta... Da gusto acercarse a Lucena y escuchar a la guía Araceli extenderse con entusiasmo en las explicaciones del rastro hebreo a un grupo de seis personas que pagamos seis euros por dos horas que llegaron a tres.
Al mediodía, ya en la mesa, me interesé en las hazañas del Tempranillo, por ser el más famoso de los bandoleros, natural de aquella tierra, en la pedanía de Jauja, a cuatro kilómetros de Lucena, y entre las muchas leyendas conocí un curioso papel firmado por el Capitán General de de las Fuerzas del Gobierno en Sevilla, don Vicente Quesada, y documentado en Fernán Núñez, pueblo en el camino entre Córdoba y Lucena, en el que se reprocha a los jueces y alcaldes de la Campiña su poca disposición para dar caza o muerte a José María Hinojosa, el Tempranillo, y su pasividad ante el canon exigido por el bandolero a los viajeros, arrieros, empresas de carreteros y diligencias, que los coaccionados abonaban a los agentes que José María tenía distribuidos en todos los pueblos de Andalucía. El General Quesada llegó hasta la desesperación cuando supo que Don Atanasio de Mergal, a cargo de la Dirección de los Correos, aflojaba en persona al recaudador una onza de oro por cada vehículo con correspondencia de Sevilla a la Corte y viceversa.
Burros con ruedas
Alberto Salcedo Ramos
Aristides Epiayú Cijona se jacta de atender a tiempo sus deberes gracias a que tiene "un burro que rueda": su bicicleta. Ayer, por ejemplo, arreó el rebaño de chivos de su padre, transportó dos cargas de leña para su madre y vendió por las calles de Riohacha setenta paletas de mango que elaboró su tía Rosita. Si anduviera a pie –dice– la tarde no le habría alcanzado para todas esas actividades. La bicicleta, además, le permite ahorrar tiempo en el traslado entre su casa y el colegio: antes cubría la ruta en una hora y hoy, en quince minutos.
Dos adolescentes que se encuentran a su lado empiezan a mofarse de él.
-¡No, señor, la bicicleta no es burro, aquí el burro es otro!
-¡Sí, burro, burro!
Los indígenas wayuu son nativos de La Guajira, y se mueven libremente entre Colombia y Venezuela.
El maestro Toba Mendoza, un sabio antiguo de estos territorios, afirmaba que La Guajira "no le queda al país más lejos de lo que le queda, porque la ataja el mar".
La líder política Emilsa Rojas Atencio considera que las distancias han jugado un papel importante en el destino de su departamento.
-La extensión de La Guajira es de casi veintiún mil kilómetros cuadrados. Nosotros tenemos municipios enclavados en la Serranía del Perijá, otros a orillas del Mar Caribe, y otros más que limitan con la Sierra Nevada de Santa Marta. Movilizarse en este vasto territorio es muy difícil.
Aristides Epiayú y sus dos compañeros estudian en una ranchería de su comunidad ubicada a cinco kilómetros.
Como los salones de clases son insuficientes, los catorce alumnos de este grupo esperan al profesor de sociales en un espacio conocido con el nombre de "árbol-aula". Es una franja de tierra que se encuentra bajo la copa de un trupillo. En la parte de adelante, recostado contra el tronco del árbol, hay un tablero de acrílico montado sobre dos sillas rotas. Aquí casi todos los asientos, a propósito, están estropeados.
La vegetación se ve menoscabada por la canícula: ramas peladas, yerbajos marchitos, hojas amarillentas desperdigadas por el suelo. De vez en cuando sopla un ventarrón que alborota la arena.
Para llegar hasta esta ranchería hay que internarse en un trecho destapado. Toca aparcar el carro al costado de unos cardonales y andar a pie. Cuando cae un chaparrón el tramo se torna intransitable. Allí las llantas de los camperos han dejado surcos profundos afilados en los bordes. También se avistan huellas humanas y de burros.
-Mentiras, tú no eres burro –dice ahora en forma teatral uno de los compañeros de Aristides Epiayú Cijona.
-Burro es la bicicleta –riposta Aristides.
El antropólogo Weildler Guerra Curvelo había dicho hace dos días que, en principio, los indígenas wayuu rechazaban la bicicleta porque la consideraban "ajena a sus usos y costumbres". Estimaban que era un vehículo demasiado frágil para circular por este territorio tan agreste lleno de dunas, cactus y caminos laberínticos.
Guerra Curvelo señala que la bicicleta penetró en la etnia wayuu de manera gradual, durante la segunda mitad del Siglo XX. El hecho se dio, según él, "mediante un proceso de sincretismo cultural". Sencillamente se fue imponiendo en la cotidianidad como medio de transporte, ya que permite andar a buena velocidad por los senderos más angostos. A continuación estableció –cómo no– la consabida analogía:
-Nosotros decimos que la bicicleta es un burro mecánico.
-Esa equivalencia entre el burro y la bicicleta se ha vuelto bastante común.
-Es inevitable. Los wayuu son muy arraigados a sus costumbres. A ellos tuvieron que convencerlos de que la bicicleta es como un burro para que se animaran a usarla.
-¿Y sí es como un burro?
-Bueno, cumple las mismas funciones del burro, con la ventaja de que le ahorra al dueño los gastos de pasturaje. No necesita beber agua dulce, y eso vale mucho cuando estás en una zona donde solo hay desierto y mar.
-La bicicleta parece inadecuada para estos terrenos tan ásperos.
-Es al revés. A veces la carretera principal se vuelve imposible para los carros y toca buscar caminos alternos. Eso se facilita en un vehículo liviano como la bicicleta.
En La Guajira las bicicletas acercan a los niños wayuu a las escuelas. Algunos nativos, como el profesor Jaime Mejía Arpushaina, quieren ver en este hecho la posibilidad de arrimarse también a algo que siempre han tenido demasiado lejos: el futuro.
Dos adolescentes que se encuentran a su lado empiezan a mofarse de él.
-¡No, señor, la bicicleta no es burro, aquí el burro es otro!
-¡Sí, burro, burro!
Los indígenas wayuu son nativos de La Guajira, y se mueven libremente entre Colombia y Venezuela.
El maestro Toba Mendoza, un sabio antiguo de estos territorios, afirmaba que La Guajira "no le queda al país más lejos de lo que le queda, porque la ataja el mar".
La líder política Emilsa Rojas Atencio considera que las distancias han jugado un papel importante en el destino de su departamento.
-La extensión de La Guajira es de casi veintiún mil kilómetros cuadrados. Nosotros tenemos municipios enclavados en la Serranía del Perijá, otros a orillas del Mar Caribe, y otros más que limitan con la Sierra Nevada de Santa Marta. Movilizarse en este vasto territorio es muy difícil.
Aristides Epiayú y sus dos compañeros estudian en una ranchería de su comunidad ubicada a cinco kilómetros.
Como los salones de clases son insuficientes, los catorce alumnos de este grupo esperan al profesor de sociales en un espacio conocido con el nombre de "árbol-aula". Es una franja de tierra que se encuentra bajo la copa de un trupillo. En la parte de adelante, recostado contra el tronco del árbol, hay un tablero de acrílico montado sobre dos sillas rotas. Aquí casi todos los asientos, a propósito, están estropeados.
La vegetación se ve menoscabada por la canícula: ramas peladas, yerbajos marchitos, hojas amarillentas desperdigadas por el suelo. De vez en cuando sopla un ventarrón que alborota la arena.
Para llegar hasta esta ranchería hay que internarse en un trecho destapado. Toca aparcar el carro al costado de unos cardonales y andar a pie. Cuando cae un chaparrón el tramo se torna intransitable. Allí las llantas de los camperos han dejado surcos profundos afilados en los bordes. También se avistan huellas humanas y de burros.
-Mentiras, tú no eres burro –dice ahora en forma teatral uno de los compañeros de Aristides Epiayú Cijona.
-Burro es la bicicleta –riposta Aristides.
El antropólogo Weildler Guerra Curvelo había dicho hace dos días que, en principio, los indígenas wayuu rechazaban la bicicleta porque la consideraban "ajena a sus usos y costumbres". Estimaban que era un vehículo demasiado frágil para circular por este territorio tan agreste lleno de dunas, cactus y caminos laberínticos.
Guerra Curvelo señala que la bicicleta penetró en la etnia wayuu de manera gradual, durante la segunda mitad del Siglo XX. El hecho se dio, según él, "mediante un proceso de sincretismo cultural". Sencillamente se fue imponiendo en la cotidianidad como medio de transporte, ya que permite andar a buena velocidad por los senderos más angostos. A continuación estableció –cómo no– la consabida analogía:
-Nosotros decimos que la bicicleta es un burro mecánico.
-Esa equivalencia entre el burro y la bicicleta se ha vuelto bastante común.
-Es inevitable. Los wayuu son muy arraigados a sus costumbres. A ellos tuvieron que convencerlos de que la bicicleta es como un burro para que se animaran a usarla.
-¿Y sí es como un burro?
-Bueno, cumple las mismas funciones del burro, con la ventaja de que le ahorra al dueño los gastos de pasturaje. No necesita beber agua dulce, y eso vale mucho cuando estás en una zona donde solo hay desierto y mar.
-La bicicleta parece inadecuada para estos terrenos tan ásperos.
-Es al revés. A veces la carretera principal se vuelve imposible para los carros y toca buscar caminos alternos. Eso se facilita en un vehículo liviano como la bicicleta.
En La Guajira las bicicletas acercan a los niños wayuu a las escuelas. Algunos nativos, como el profesor Jaime Mejía Arpushaina, quieren ver en este hecho la posibilidad de arrimarse también a algo que siempre han tenido demasiado lejos: el futuro.
De un Madrid de cine
Abc
Me lo dijo el taxista, que había “visto” el partido por la radio (“óyeme con los ojos…”, etcétera), mientras me metía en un atasco de veinticinco euros: “De cine, oiga”.
Un Madrid de cine, en efecto, ofició en el Bernabéu un funeral de Estado por el alma del Barça, que era el tiquitaca: ahora que los del rondo se saben, al fin, muertos, dejarán de aparecerse en la curva y de dar la chapa a los vivos.
Si nos agarramos a Garci, los jugadores del Madrid aprobaron su “Asignatura pendiente” (no por nada la pasaron el viernes, por La 2), el funeral culé, y se quedan “Solos en la madrugada”, con los rapsodas del viejo Régimen haciendo el Sacristán por las radios.
Este Madrid de cine es cosa de Florentino Pérez (son sus futbolistas, sus gustos, sus ambiciones, su modos, sus manías), y cualquier día, durante los minutos del “olé-olé-olé” (en los toros el “ole” no lleva acento), hará un cameo a lo Hitchcock o Scorsese, aunque el estilo florentiniano de hacer cine con estos jugadores es el plano-secuencia de Berlanga: coger a los mejores (o que se lo parecen), juntarlos en un campo de buena yerba, gritar “¡acción!” y que sea lo que Dios quiera, con permiso, todos, de ir metiendo en el juego la morcilla que les venga en gana. (El apoderado de Jesulín salió una vez al ruedo y se puso a torear).
Real Madrid C. de F.
Ocurre que en este Madrid, si Cristiano es la bomba, Benzema es el maletín nuclear, y nunca agradeceremos bastante que Florentino Pérez, queriendo o sin querer, arrancara a este moro de las Mil y Una Noches del Barça de Guardiola, que se quedó con Villa. Únicamente Benzema justifica una bandera francesa, una, ondeando en la tribuna de la Castellana.
Una ocasión tuvo Messi, y se la sacó Casillas gracias a su costumbre de salir menos que Calvo-Sotelo, aquel presidente que, según su esposa, sólo pasó fuera de casa la noche del 23-F. Casillas sacó la de Messi, que remató con toque de torera más que de borceguí, y rabió mucho (como el de la escoba en el tren de la bruja), aunque sólo le tose Ramos.
Al final, el desequilibrio vino de que el Madrid tiene a Casillas, pero el Barça tiene a Alves, Xavi e Iniesta, más Piqué haciendo de Eugenio, el de los chistes, y Mathieu, el que fuma, subiendo la banda como el que pica carbón bajo el grisú. Luis Enrique se cayó del andamio ése que le sirve de cuartel general: vino a Madrid a correr la Liga con un coche viejo y mítico, pero que parecía tuneado por El Pera. O sea, un Barça de Ivà.
Barcelona F. C.
EL PÓSTER DE ISCO
Las dos ovaciones del Bernabéu no fueron para Kroos, ese regalo de Guardiola, sino para Isco y Benzemá, que va del “¡Hosanna! ¡Hosanna!” al “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!” con la ola ciclotímica del piperío. Lo de Isco es otra cosa: corre en un tris y tiene un dengue artístico, pero lo que gusta al pueblo es que luche. Es la psicología del “¡Que se jodan lo artistas, que también tienen que correr!” Luchando, Isco, que es de Benalmádena, se parce más a Juanito, que era de Fuengirola, aunque Juanito sea a Isco lo que Morante a Curro: incomparables. Pero Isco protagonizó la jugada mitomotriz de la tarde: carrera de perder el pelo con Iniesta, disputa de balón, síncope de Iniesta, pase de Isco en contrataque y gol de Benzema. Fue el póster del cambio de ciclo, mas el Combinado Autonómico no se mueve por ciclos, sino por edades geológicas.
Sin techo
Las dos ovaciones del Bernabéu no fueron para Kroos, ese regalo de Guardiola, sino para Isco y Benzemá, que va del “¡Hosanna! ¡Hosanna!” al “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!” con la ola ciclotímica del piperío. Lo de Isco es otra cosa: corre en un tris y tiene un dengue artístico, pero lo que gusta al pueblo es que luche. Es la psicología del “¡Que se jodan lo artistas, que también tienen que correr!” Luchando, Isco, que es de Benalmádena, se parce más a Juanito, que era de Fuengirola, aunque Juanito sea a Isco lo que Morante a Curro: incomparables. Pero Isco protagonizó la jugada mitomotriz de la tarde: carrera de perder el pelo con Iniesta, disputa de balón, síncope de Iniesta, pase de Isco en contrataque y gol de Benzema. Fue el póster del cambio de ciclo, mas el Combinado Autonómico no se mueve por ciclos, sino por edades geológicas.
Sin techo
De Fraga a Rato
En un rincón apartado, camino del comedor del parador
No figura el día ni el cargo que ostentaba el que lo hizo
Placa de bronce en prime time para Rato, el de la importante reforma,
Vicepresidente y Ministro y, además, metidos de clavo, la preposición 'de' y la conjunción 'y',
para que se sepa de su elevada alcurnia
J. R. M.
Los muertos y las muertas. Alfonso Sánchez
ALFONSO SÁNCHEZ
1911-1981
Alfonso Sánchez, que era toledano, importó de Nueva York la técnica de la crónica informativa de escribir, no de cosas, sino de personajes. Hombre de tos seria, soltero y coleccionista de llaveros. A través de su columna hizo suya la muletilla “mi compañero y, sin embargo, amigo”, tomada de Carmen Tessier, la “commère” (Les potens de la commère –los chismes de la comadre–, se llamaba su sección) de France-Soir, que un día no pudo soportar la pérdida de su columna y se suicidó en París, como Miquelarena. Alfonso Sánchez fue columnista social, humorista blanco –firmaba Chistera en La Codorniz– y crítico cinematográfico de popularidad absoluta. Nunca se supo de su inclinación política: “Soy liberal, pero no tanto que me impida protestar.” Y formuló su teoría: “Todo tiene dos caras, aunque a veces tenga que quedarme con el canto, que es más incómodo.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)
domingo, 26 de octubre de 2014
Unos tanto y otros tan poco
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La primera jornada de Liga se enfrentaron en el Bernabéu Real Madrid y Córdoba en uno de los partidos más mentirosos que puedan darse en fútbol. El Madrid parecía agalbanado y deprimidote, mientras el Córdoba acumulaba elogiosos comentarios de equipo más que apañadito. Ocho jornadas después nos enseñan que no debemos fiarnos nunca de la primera impresión. El Real Madrid es ya el mejor equipo de la Liga y no aparece peor conjunto que nuestro Córdoba.
El Madrid, en el día de feria mayor del campeonato, desnudó las debilidades del Barça y los “voluntos” del entrenador Luis Enrique, que presentó una alineación de autor de muy poca consistencia. El entrenador Luis Enrique puso a Piqué y Busquets de titulares a pesar de su alarmante baja forma, y a Mathieu de lateral izquierdo para justificar el empecinamiento en su fichaje. No entiendo ese ninguneo al joven Bartra y la injustificada desconfianza hacia Jordi Alba cuando Mathieu es mucho más necesario en el sitio de Piqué que en el lateral izquierdo. ¿Y por qué no seguir con Mascherano en el mediocentro para que Xavi se sienta protegido como Dios manda?
Iniesta tampoco anda fino y nunca he entendido ese absurdo igualitarismo que asemeja a Iniesta y Xavi, queriéndonos hacer ver que tan importante es el uno como el otro. La decadencia física de Xavi, con ser evidente, no evita que aún intimide su presencia en el campo y nos recuerde que no ha habido nunca nadie como él en el fútbol español. Su cambio por Rakitic, en el fondo y en la forma sobre todo, sería reprochable e impropio hasta para un entrenador de cadetes. Imagino que ese seis, al que tanto admiro, sintió vergüenza ajena de cómo se ejecutó el córner que no le dejaron sacar. Creo que lo mejor para él sería pedir la baja en Navidad y dinero a los emires sin demasiadas contrapartidas.
Si Messi no defiende porque está exento y Neymar tampoco porque aún no ha aprendido, sorprende la ausencia del molestón Pedrito junto a Marcelo en favor de Luis Suárez, un tercer hombre con bula sacrificial... pero, en fin, la verdad es que al final, en fútbol, todo es hablar a toro pasado. Lo incuestionable es que el Madrid es equipo mucho más hecho que el Barça, más atlético e incluso más técnico y que lo más probable es que gane la presente Liga.
Después del partido de los ricos asistí al de los necesitados. Córdoba-Real Sociedad. La Real Sociedad practica un fútbol dubitativo, pero tiene mimbres para buscar el camino: Canales, Íñigo Martínez, Vela, Zurutuza, Pardo, Prieto... El fútbol del Córdoba es más bien calamitoso, pero en la segunda parte al menos nuestros jugadores le han puesto corazón, que es lo que hay que poner cuando falta de todo. A los acostumbrados a sufrir nos gusta que nuestros futbolistas se vacíen. ¿Que aun así perdemos? Pues enhorabuena al rival y hasta el próximo partido. A quien esto escribe ya le pareció desde la primera jornada en el Bernabéu que los jugadores del Córdoba no eran de Primera y por eso no les exijo alardes futbolísticos. Sólo pido que molesten al rival hasta la desesperación y que nunca desfallezcan. Ayer, por ejemplo, empatamos con la mano, porque somos incapaces de golear con el pie.
Los muertos y las muertas. Álvaro de Laiglesia
ÁLVARO DE LAIGLESIA
1922-1981
Álvaro de Laiglesia González nació en San Sebastián por casualidad: porque su familia, “que entonces era rica”, veraneaba en el Sur de Francia y aquel año, para evitar que el niño naciera francés, no cruzaron la frontera. Y por casualidad murió en Manchester: porque, casado con una inglesa, visitaba a su familia política. Escritor de procedencia ramoniana, Laiglesia fue un puente entre el humor clásico del 27 y el humor contemporáneo. Dirigió La Codorniz durante treinta y tres años, la revista más audaz para el lector más inteligente. “Yo trataba de hacer un humor de creación, un humor fantástico, un humor inspirado por encima de esa realidad cotidiana tan dramática y desagradable. Por eso lanzamos aquel humor de lo absurdo.” Alguien lo resumió en un deslumbramiento de greguería cursi: “El humor es para él un pájaro llamado corazón que revolotea en la jaula torácica del pecho.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)
Domingo, 26 de octubre
Valle de Esteban
Lo único importante en esta puta vida es saber
dónde está el hormiguero para meterla.
(Luis Folledo a José-Miguel Ullán, en presencia de El Fary)
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo"
DOMINGO, 26 DE OCTUBRE
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo:
-"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.
Mateo 22,34-40
sábado, 25 de octubre de 2014
Estafas
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En un episodio de “Pawn Stars”, la casa de empeños de los Harrison en Las Vegas, entra a la tienda un paleto para vender el Rolex que perteneció a Bernard L. Madoff, que encarna a la justicia poética de esta época de la estafa como religión mundial.
–No me interesa –le dice Rick–, porque Madoff no es Al Capone, sino un tipo que robaba a las viejecitas, y eso no vende.
Pero las “viejecitas” de Madoff son los multimillonarios progres del Nasdaq (también en el Monte de Piedad del padre Piquer había liberales partidarios de invertir en Madoff las pensiones) y los intelectuales de Hollywood, entre los que algunos periódicos incluyeron a Pedro Almodóvar, que ahora va por ahí con su hermano Agustín (como esos parientes que van con el niño, “a ver si le pegan ahora”) impartiendo lecciones de cojonudismo español a los preferentistas del Oso Verde:
–Si yo fuera un analfabeto gallego y me entero de las tarjetas voy y les corto el gañote.
Y el “intelectual de Hollywood” (aunque con subvenciones de Madrid, cuantitativamente superiores a los gastos del pobre Abejas, que ha solicitado el paro) cita a Blesa y a Rato, porque al comunista Santín, el tarjetero que los sostenía con su voto, no le pone cara nadie.
–Tenga usted esto en cuenta: los listos viven de los tontos, y los tontos, de su trabajo.
Eso dijo Bertolt Brecht (al que probablemente haya leído Almodóvar), y Thomas Mann (al que seguramente no haya leído Almodóvar) le llamó “monstruo”, recibiendo, por ello, el título de “fascista clerical”.
El propio Mann escribió por los 20 las confesiones del estafador Félix Krull, personaje inferior a Chichito, el timador que por los 30 se hacía pasar en la pensión madrileña por periodista: tomó el nombre de Miguel España, y los lectores del “Heraldo” (incluidas su novia y su patrona) pensaban que los artículos de España eran de Chichito.
Y ahora, el pequeño Nicolás.
– Advierte, advierte qué extraño es el tiempo y qué extraños hijos tiene: nosotros.
Los muertos y las muertas. José María Pemán
1897-1981
José María Pemán fue gaditano, monárquico, católico, elegante y genial por la gracia de su cuna. “La pereza consiste sencillamente en empezar por el fin.” Un día se inventó al Séneca: “Lo llamaban el ‘Séneca’ por lo sabio que era. En Andalucía la palabra ‘sabiduría’ conserva su antiguo sentido clásico de moderación y prudencia... El ‘Séneca’ estaba aquella tarde sentado en una cuneta del camino. Miraba las nubes al través de sus gafas de alambre que desde hace mucho tiempo tienen un solo cristal. Le pregunté la causa de su visible preocupación. ‘Don José –me dijo–: siento una gran angustia, porque quiero dimitir de algo que no sé cómo se dimite. Yo soy un ‘hombre de pueblo’, ¿no es así? Pues de eso quiero dimitir, de eso quiero darme de baja.” Pemán –a Pemán, dijo Machado, hay que connumerarlo y citarlo al lado de Teresa, de Juan de la Cruz, de Fray Luis, de Lope, en sus poemas religiosos– pidió al morir que le leyeran su poema Ante el Cristo de la Buena Muerte.
IGNACIO RUIZ QUINTANO
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)
viernes, 24 de octubre de 2014
Buenaventura desmenbrada
Juan Camilo Maldonado Tovar
Los dos dedos aparecieron junto a la carretera principal que bordea el barrio Camilo Torres, en la Comuna 10 del puerto de Buenaventura. Eso, al menos, fue lo que la chica declaró a la policía. Dijo que los levantó del suelo, uno después del otro; los metió en una bolsa de plástico que guardó en su bolsillo, y luego pensó con misteriosa certidumbre: “Estos son los dedos de mi hermano”.
Luis Fernando Otero tenía 17 años y era lavador de carros. Por los días del hallazgo de su hermana, ya el rumor corría entre los más de 390 mil habitantes de Buenaventura, el puerto más importante del Pacífico colombiano: que Luis Fernando se había ido hacía varias semanas porque una banda lo andaba buscando. Que había vuelto quince días atrás, vaya uno a saber para qué. Que fumaba marihuana en la calle. Que andaba en vueltas raras. Que cobraba extorsiones a su nombre sin pedirle permiso al Clan Úsuga. Por eso, decían, por todo eso lo pelaron.
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