Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La caza es una película de Saura, que no habla inglés. En Nueva York, un periodista preguntó por qué el actor escupe a un hurón en el hocico. Chirino, como traductor, improvisó: “Es una metáfora de los españoles escupiendo a Franco”.
Hoy no se habla de otra cosa que de Ángeles Barceló, que ve una cacería del Gobierno al macho ibérico de los Pujol (¡cielos, Montoro con el gorro de Robert de Niro en “The Deer Hunter”!), y de Pablo Iglesias, que anuncia que se va a Segovia a cazar fachas con hurón.
–Pido disculpas por no romper la cara a todos los fachas con los que discuto en TV. Cuando acabemos con esta charla, en lugar de mariconadas de teatro, nos vamos de cacería a Segovia a aplicar la justicia proletaria, que es la que se merecen unos cuantos.
No veo a Pablo Iglesias leyendo a Emilia Landaluce, y no sabrá, por tanto, que para dar mejor al plato (en su caso, al facha que le lance Monedero) es mejor gritar “¡Uhhh!” que “Poule!”
Veo, en cambio, a Errejón, y en Errejón veo a Plinio el Joven, que fue invitado a una cacería en los montes de Toscana (que nada tienen que envidiar a las cuestas de Segovia) y no llevó lanza ni dardo; sólo su estilete y sus tabletas, seguro de que volvería “con las manos vacías de jabalíes (de fachas, en el caso de Errejón), pero con la cera llena de pensamientos”:
–Creédmelo. No se pasea menos Minerva que Diana por entre las colinas.
Que es lo que Franco (en nuestro caso, Pablemos) confesó a Pemán: “Mire usted, Pemán. Si no fuera por la caza o por la pesca, que le devuelven a uno a la naturaleza, yo no podría resistir todo esto” (y señalaba a las carpetas… y al visitante).
Lo malo es que Pablemos tiene clara la lucha de clases por arriba (fachas), mas no por abajo (lumpen). Cuando unos butroneros robaron su mesa de mezclas y le tiraron de la coleta, Pablo Iglesias, ayuno de Gramsci y ahíto de lo que lo parece, explicó:
–¡Eran lúmpenes, gentuza de clase más baja que la nuestra!
Qué fantasma.