domingo, 8 de septiembre de 2013

¡Suerte, Madrid!



Hughes
Abc

Molesta solamente, por volver al tono quisquilloso, el relieve que alcanza el deportista. De ser ejemplo de valores está pasando a ser motor de desarrollo y casi factor institucional. Por las crónicas de Gistau vamos conociendo el peso de Gasol. Los deportistas son honorables, saben idiomas y son admirables. Hay algo, sin embargo, que olvidamos. Por muy maravilloso que nos resulte Nadal, ni él ni el resto de campeones han expresado nunca reparo, queja, pensamiento crítico. El deportista es como un robot institucionalmente inocuo. Optimista hasta la extenuación. Incapaz de mirar a otro lado que no sea al futuro. Visto asi, Nadal o Gasol son lo más progresista que tenemos. Los JJOO, bien mirado, no sólo alargan la vida de los políticos, también nos permiten a todos entornar la mirada y hacer planes. ¿Viviré para entonces? ¿Tendré familia? ¿Llevaré a mi hijo a ver el piragüismo?

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