Nunca se ha explicado bien qué motivó la decisión de Del Bosque de sentarlo en el banquillo para darle la titularidad a César, incluso en la final europea de Glasgow, si hubo factores extra deportivos. Se le reprochó al entrenador salmantino en su momento, más tras la increíble actuación de Casillas tras ponerse los guantes al caer lesionado César. Todas las críticas se olvidaron, todos los pecados se le perdonaron a Del Bosque una vez salió del club y, sobre todo, cuando empezó a cuchichear reproches a su ex-equipo durante su labor como comentarista en TVE. Algo nos quiso contar César sobre este asunto hace un par de años, en Punto Pelota, pero para entonces los amigos de Casillas eran muchos y poderosos, tantos que alguno había en el plato del programa de Intereconomía, entonces programa algo marginal, repudiado por el gremio. No como ahora, en que parece haber bofetadas por ser uno de sus tertulianos y se ensayan en las cadenas de TV rivales idéntico formato. César fue muy censurado por apenas unas pocas medias palabras, por unas cuantas insinuaciones, por algunas omisiones en las debidas loas a los ídolos oficiales. Sus respuestas empañaban la imagen inmaculada que teníamos del mostoleño, iban contra el dogma. No tenían ningún calado en realidad, pero eran blasfemas. Además, cuestionaban la postura de la prensa, sus modos, cuando hubo debate sobre quien debía ocupar el puesto. Dos años después la presencia de incondicionales de Casillas en Punto Pelota se había incrementadode forma exponencial y una visita de Miguel Queipo de Llano se convirtió casi en un linchamiento por cuestionar la figura de Casillas.
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