"Aprenen a parlar del poble... Aprenen dels pastors i dels mariners"
(Colección Look de Té)
Para una vez que baja Messi a defender, ha tenido que defender el catalán. Las veces que uno ha estado en Barcelona o en la Costa Brava no ha visto al catalán necesitado de defensa, al menos si hemos de guiarnos por el mismo criterio conservacionista que aconseja la preservación de la foca monje o el urogallo cantábrico habida cuenta de su escasez. En todo caso, si yo fuera el desahuciado idioma catalán y me tuviera en alguna estima –orgulloso por ejemplo de haber propiciado El quadern gris–, sería Lionel Messi el último abogado que contrataría para promocionarme, siguiendo el viejo proverbio árabe: “¿Por qué me humillas con tu generosidad?”.
En efecto, puedo estar equivocado pero no parece Messi a primera vista el letrado idóneo para hacer la apología siquiera del castellano, que maneja con frugalidad escolar y fluidez más bien sahariana, cuánto menos del catalán, que no es su lengua materna y que tanto hizo llorar en la escuela sumergida a su hermanita María Sol, en lejana confesión del propio futbolista recién devenido filólogo románico.
—Desde que llegué, he estudiado y crecido en catalán y no he tenido ningún problema, todo lo contrario. Hay que sumar y no restar, y cuantos más idiomas se sepan, mejor.
Pero si eso lo suscribimos todos, Leo; incluido José Ignacio Wert. Y no queremos hacer el chiste fácil sobre lo de estudiar, y más fácil aún sobre lo de crecer.
El otro paladín del catalán que ha corrido a defenderlo tampoco es catalán sino nacido en Huesca, aunque radicado en una madrileña suite del Palace que viene a cubrir en términos geográficos la demarcación dialectal del aranés. Nos referimos a Josep Antoni Duran i Lleida, quien acaba de exigir la dimisión del ministro Wert bajo el argumento goebbelsiano –el de la trola reiterada hasta volverla verosímil– de que no se ha visto desde Franco ataque semejante a la lengua catalana. A mí me parece que el concepto de bilingüismo se inventó exactamente para eso, para atestiguar la convivencia de dos lenguas en una comunidad dada sin que a los hablantes de una asistan menos derechos que a los de la otra. Claro que igual estoy diciendo un disparate.
A ojos de la intelligentsia nacionalista, Wert ha ingresado sin remedio en el mismo círculo especialmente llameante del infierno en el ya penan Mourinho, Aznar, Figo o Boadella, aunque a ninguno se le ve demasiado mortificado por la condena. Tampoco al ministro de Educación, que ha declarado crecerse en el castigo como los toros. Hombre, ministro, tampoco era necesario mentarles la bicha.