No pasarán (CLT)
Jorge Bustos
Cuando tímidamente ya comenzaba uno a hacerse a la idea de que se ha consumado la Transición, una de dos, o te piden la segunda o te vuelven a amedrentar con la reposición inminente del fascismo. En lo primero está el PSOE con su asimetría federal o jaula de grillos, y en lo segundo, acompañando al camarero Casillas –no confundir con el novio de la bella periodista, por más que este también salga con bandeja en los corners, como Felipe Reyes en la zona–, figuran dos Casandras en puñetas que alertan de la sustitución en curso del Estado de Derecho por el Estado policial. Se trata del vocalflauta Gómez Benítez, que avizora totalitarismo en la propuesta de Cifuentes de modular el santo derecho a la manifa; y del juez que veía a otro juez anochecer y decidió amanecer en su lugar, o sea, de Santiago Pedraz, que además tiene un pelazo como para fichar por Pantene: “Pantene: porque tienes derechos”. O bien: “La Justicia será ciega, pero el buen champú se acaba notando”. Y Pedraz desarmando a la cámara con un giro ondulante de cabeza.
Así que uno se ve ideológicamente constreñido entre los pechos pacifistas de Jill Love o las porras represoras de Jorge Fernández. Es la condición sartreana del español eterno, arrojado a una de estas dos únicas existencias posibles, la del fascista antifascista y la del fascista fascista o fascista a secas, y ante la inevitabilidad de tan angosto destino uno quiere desahogarse exclamando, como el venerable Michael Corleone:
—¡Justo cuando creía que estaba fuera, me vuelven a meter dentro!
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