viernes, 5 de octubre de 2012

Toracos y pajaricos (Arjona)

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Amaya Montero, que amenizó los bailines de una generación de piperos con sus cánticos, ha hecho una interpretación liberal del “no” femenino, y las hijas de Catherine Booth, que en España son legión, le han dado la del pulpo.

    –¡Gozo tanto al decir no! –exclamaban en los noventa, extasiadas, las adolescentes que en Oklahoma exaltaban la abstinencia sexual en una campaña religiosa.

    El americano cuando niega, niega de verdad.

    –Yo no… quiero ir por los caminos de España –le espetó el republicano Romney al huero, chirle y hebén Obama.

    Los caminos de España ya no son los de aquel tamborileo de acentos agudos que compuso Pemán para el himno por encargo de Primo de Rivera: “Gloria a la Patria / que supo seguir / sobre el azul del mar / el caminar del sol…”
    
Los caminos de España son hoy tan sinuosos y torcidos que muy pocas personas honorables se atreven a aventurarse por ellos, pues hasta un alma limpia como el de Rosa Montero, que nada tiene que ver con el “fa-cismo” de Romney, sólo ve a los pobres de las colas de Cáritas, visión que ella asocia a la de los cientos de miles de pajarillos que en este mes de octubre, atraídos como los delanteros centro por los silbos de Sergio Ramos, morirán engañados por la triquiñuela del pegamento.
    
Cuando habíamos conseguido sacar el pegamento de las aulas donde nuestros tiernos infantes reciben su ración de Educación para la Ciudadanía, vamos y se lo ponemos a los pajarillos.
    
¡Viejas brujas jijas de la chingada! ¡Matando pajaritos! Yo te voy a enseñar cómo se conquista el corazón de un hombre… –gritó el Indio Fernández cuando encontró a su asistenta preparando un chupamirto que acaba de atrapar en el colorín.
    
Y la puso a encerar el piso de toda la casa.