Aristóteles Onassis
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Dicen que este verano Rajoy va a evitar retratarse en los toros, por imagen, pero como espere a hacerlo con los medallistas olímpicos se va a quedar sin retrato, porque los españoles de Alejandro Blanco caen en Londres como los barcos de Medina-Sidonia en el Canal de la Mancha, cuando lo de la Invencible, así que más le valdría a Rajoy posar el día 12 con un victorino en Pontevedra, plaza pepera, que es decir cubierta.
La izquierda, para ir contra los toros, los prohíbe. La derecha, siempre más constructiva, cubre las plazas, pues no se sabe de ninguna plaza cubierta que haya levantado taurinamente cabeza.
–Es por la modernidad.
Si es por la modernidad, que cambien el traje de luces por un chándal, aunque no sea el olímpico, que ha salido con mucha gafancia.
–Es por el viento.
Y Gallito se revuelve en su tumba, porque no es el viento lo que molesta al toreo cultural de ases como Julián López, Juli, o José María Dolls, Manzanares. Lo que molesta es el toro encastado o de Interior, eliminado de sus espectáculos.
El socialismo andaluz, que es una dictadura paliada por el incumplimiento, ha llegado a pedir medidas (cincuenta centímetros de cortesía entre espectador y espectador) a La Maestranza, y Joaquín Moeckel, el ratón colorado de Moeckel, se ha ido con un metro a medir las sillas de tijera de la Semana Santa y los asientos del Betis y del Sevilla, donde ninguno llega a los cuarenta.
Así que esto es lo que a la derecha le importa el viento, y a la izquierda, los asientos.
En cuanto a la imagen de Rajoy, le daremos el consejo que, como nos recuerda Salcedo Ramos, daba Onassis, el verdadero Aristóteles, precisamente para mantener la buena imagen:
–Nunca pida prestado. Pero si pide prestado, pida mucho.