lunes, 11 de junio de 2012

El loro de Villoro

El Indio Fernández

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Si te echan a los intelectuales, ya no puedes escapar.

    Los intelectuales son como alanos de cortijo, aunque en los cotos, fuera de temporada, lleven tarangallo.

    El tarangallo es un palo que se ata al collar de los canes para que no puedan cazar… salvo piezas de Mourinho.

    A un intelectual le das a oler una sudadera de Mourinho, y ya no hay tarangallo que valga. Ahí tenemos al académico Marías, al “gagman” Wyoming (“gagman” de los parados) o al mexicano Villoro con su loro:

    –Lorito real… para España, pero no para Portugal.

    Villoro parecerá un escuincle (“escuincle cara de ratón”, le dijo Diego Rivera al joven Cuevas, que le respondió dándole un pisotón), pero tiene un premio Herralde, ese editor (aclaración para los futboleros) que pasa por ser el padrino intelectual de Guardiola, lector tan furibundo que terminó “Bella del Señor”, una novela de Albert Cohen, diez minutos antes de salir a la final de Wembley en el 92.

    –Salí al campo con la piel de gallina, emocionado por el final.
    
Eso dijo Herralde que había dicho Guardiola, y el lugar común corrió por todos los bares de la intelectualidad, con cuyo lugarcomunismo ha elaborado Villoro la siguiente historia de España:
    
España llega como campeona del mundo pero con fisuras marca Bankia… Debe sanar las heridas abiertas por la cizaña de José Mourinho. Obedeciendo la táctica de guadaña de su entrenador, el notable Sergio Ramos se ha convertido en el jugador más expulsado en la historia del Real Madrid (¡y apenas tiene 26 años!). Buena parte de sus patadas han ido a dar a los tobillos de los barcelonistas. Para serenar los ánimos, Vicente del Bosque deberá mostrar, una vez más, que es el hombre más apacible del reino.
    
Villoro no tiene la gracia del Indio Fernández, que se calentaba y no dejaba a su hija ir a la escuela: “Porque la historia no se aprende, la historia se siente, y de aquí no te vas hasta que no sientas en tu propio pellejo la caída de Tenochtitlan, hasta que no llores por Cuauhtémoc…” Como intelectual, Villoro únicamente tiene que estar al loro de Herralde, a quien sólo se le conocen dos pasiones: Anagrama, que nos ha dado a Villoro, y el Barça, que nos ha dado el cerebro del Combinado Autonómico del señor Del Bosque, Xavi, un cerebro que piensa como juega: en corto.

    –Nosotros respetamos, tú, pero el Madrid no respeta –dijo el cerebro al incorporarse a la concentración, donde todos los madridistas han callado como tusos, incluido Ramos, el de la guadaña de Mou, que lo único que ha hecho ha sido pelarse como las caninas de Manuel Manilla.
    
Un paisano de Villoro, el pintor Juan Soriano, recordaba de su juventud en Guadalajara cómo en una ocasión le presentó a su mamá a una amiga española, hija de exiliados: “Se llama Paloma y es catalana”.

Y que la madre no pudo contenerse:
    
¡Qué lástima! Tan joven, y ya catalana
    
Catalana como Pep, que a la pregunta de si el Madrid es “justo campeón” contestó:
    
Hemos tapado muchas cosas con silencios.
    
Como Casillas en Polonia (Rzeczpospolita Polska).


La guadaña de Mou


RAJOY EN POLONIA
Khedira, que no va por el fútbol de cerebro, ha dicho en la Eurocopa una cosa digna del conde de Keyserling: “Cristiano es portugués y los portugueses no funcionan sin ganas. Hay que quitarle las ganas.” Luego lo que le quitaron fue el partido, pero la frase ahí queda, para que la use Rajoy para justificar su viaje a Polonia: “Los españoles no funcionan sin los políticos. Tenemos que sacrificarnos yendo a verlos.” Que en la idea de sacrificio (y vale cualquiera) está su salvación (la de los políticos).