sábado, 19 de noviembre de 2011

Otro Deluxe con Barbra


Hughes

Pudiera ser que la nueva mayoría entendiese que la tele-realidad es una de las manifestaciones de la degradación moral de España, dicho así, con toda su rimbonbancia, y decidiese eliminarla. Creo que hoy, en vistas de ello, y por solidaridad con alguien del que otros dirían estar en Las Antípodas, que es una cosa horrible que dice la gente de sí misma: estoy en las antípodas -por contra, por qué no decimos nunca: estoy en el Caribe de ti, en las Antillas de ti-, bien, pese a mi antipodez respecto a Jordi Glez, que pese a todo es Glez y seguirá siendo Glez toda su vida, yo hoy voy a ver el pograma y hasta mandaré algún sms para que conste que participo. Lo que diga en el sms igual también me lo censuran, con lo que a lo mejor me tengo que montar la esradio de mí mismo en mi salón.

La eliminación inducida de la mal llamada telebasura será la primera censura de la nueva mayoría.

Anoche estuvo Barbra Rey en el deluxe. Nadie se sienta mejor en ese putitrono y actualmente, hasta que la Pantoja quiera, es la reina indiscutible del plató. Lloró hace unos meses las penas de amor por Simon, un inglés sórdido -parecía de mafia rusa- que la chuleaba un poco y anoche quiso desmentir, sin mucho éxito, su affaire con Tejado, uno que tendrá cinuenta tacos y le seguirán llamando pimpollo o pimpín.

Y no tuvo mucho éxito porque sacaron algunas imágenes de una farra del Rocío en la que coincidieron con la tía del chaval, que tenía una pinta de salido de American pie que no podía con ella, dejando caer bromas y codazos jocosos al respecto. Además, Barbra tuvo un lapsus rubalcabiano: hablando sobre qué Tejado era más atractivo, si el lampiño o el barbudo, ella le dijo a Jorgeja: 'Quédatelo, te lo regalo, ahora que no tengo nada con él'. Tras eso, vaciló un segundo.

Ya era tarde; a mí, que soy un cronista con el cazamariposas del chisme siempre presto, ya me quedaba claro.

Luego lo trató de arreglar y dijo muy seria que a ella le gustaban los tíos hechos, no los niñatos, y tuvo un momento de mimetización venenita cuando le recordó al tenorio su obligación de pasar la manutención a la hija de Chayo. En en ese momento, la pantalla se dividió en dos divinidades rubias, Rosa Benito arqueaba un milímetro, un milímetro justo una ceja, en gesto único que ella heredó de Rocío Jurado y Barbra, como exorcizada, calcaba el acento y la entonación venenita. Fue un momento muy paranormal, de posesión.
Lo cierto es que el romance Tejado-Bárbara Rey se parece al de Fran Rivera con Lolita. Algo tienen las marismas del Rocío que hacen posible cualquier romance. Es como la gran ruleta del amor español. ¿Por qué va la gente a Ibiza o a Conil, si el amor surrealista está allí?
Anoche fue un espectáculo de televisión en directo, una cosa que los moralistas nos quitarán. Adoro cuando Bárbara utiliza el adjetivo bárbaro, y cómo se compunge con la boca, como Venenito lo hace con la ceja, frunciendo sus labios carnosos antes de llorar. El cronismo cordial es ahora mismo la relación de grandes sagas matriarcales: el pantojismo, el venenismo, Barbra y lo suyo, María del Monte y su sobrino, Mila, el fantasma de Encarna... Señoras que tienen sus más y sus menos desde finales de los setenta y que tienen su estela, su prole y su cruz, su bata de cola de secretos. Faltan la Jurado y Carmina, pero en cierto modo siguen estando. Y si no, se llama a Anne Germain.

Barbra reconoció otro affaire, esta vez con Chelo García Cortés, amiga y lesbiana. 'Yo vi que no era mi camino', dijo, y se fundieron en un abrazo cargado de electricidades. Luego llegó Misofi, esta vez de camionera, con una soltura entertainer muy grande y se montó el gineceo bollo. Kiko Matamoro, hetero dominante, miraba todo y, minorizado, no decía ni mú.

Bárbara parece la Transición hecha mujer. Nos cuenta ahora las cosas que pasaban por debajo del relato oficial, con letra de copla, cubata en la boite, persecuciones de radiofonistas en el Paralelo y parece que es otra memoria histórica, una revelación de realidades ahora que todo eso ya parece clausurado. ¿Es casualidad que ahora ese tiempo no dé miedo y se pueda contar todo? A nivel de biografía, todo ha prescrito. Socialmente, también. La transición está enterrada, ya se puede contar todo su puterío.

Pedro Ampudia dijo felizmente que lo de anoche significaba que el Rey se había comido las babas de Chelo. Sí, y significa aún más: que por la propiedad transitiva del besar, el rey se comió las babas de Parada, que era el marido que llevó a Chelo al lesbianismo. Considerando que lo contado anoche sucedió en el año 78, ¿qué cosas pueden retratan mejor determinados desmoronamientos? La España de Zapatero descojonándose de las intrahistorias de la Transición, que ya suenan a pleistoceno, revistas de variedades y trajes de alpaca.

Otra cosa que sucedió anoche, muy rara, fue ver aparecer a Rivera, el político de Ciutadans, haciendo de azafato de Mercedes Milá (¡sometido al PSC después de tanto dar la matraca!). Tras su debut televisivo, yo a Rivera le he visto hechuras de nuevo Jaime Bores. Un nuevo Jaime Bores para las jubiladas de España, que ya lo tendrán todo si Rajoy les garantiza la pensión.

Los Objetos Impares
19 de Noviembre