Hughes
Pura Golosina Deportiva
Los primaveras que mirábamos al Madrid con positividad vangaaliana tuvimos en Vallecas el justo pago a nuestra ingenuidad.
El Madrid salió con un bonito color azul, retro y a la vez lleno de futuro, y un 4-2-3-1 que me parece esclarecedor. Si han de jugar Mbappé, Vinicius, Bellingham y uno por la derecha, sólo quedan dos detrás. El Madrid está obligado a un 4-2-3-1 con Valverde, si acaso, en alguna de las dos posiciones de la banda derecha.
El 4-2-3-1 más que un sistema de juego es un sistema de castas: los que corren mucho, los que corren un poco, los que corren casi nada y el que no corre.
En Güler veo siempre físicamente un Dybala. Dybala era técnicamente un crack pero tenía pinta como de panadero chico. ¿Será eso? Ojalá no.
Lo que hay, el Madrid realmente existente, determina el 4-2-3-1 y determina la presión, que en Vallecas era mero paripé, un ramalazo, 1/4 de presión y 3/4 de clasicismo defensivo.
Estaba el argumento de siempre: Vinicius, que empieza sus jugadas yéndose del juego, huyendo hacia el exterior del campo, hacia fuera y lejos, llevándose el partido con él y luego, después de haber huido, se busca la entrada al área.
En el Rayo, la pinta de punk de la MTV de los 90 de Chavarría junto a Isi, que parece un calvo por afición.
Lo del florentinismo en Vallecas es un clásico. Compre a quien compre, desde Zidane hasta Mbappé, siempre acaban humanizados por un calvo en Vallecas, ya sea Isi o Movilla. Es como una fábula moral cada año allí.
Batalla hizo alguna parada. Una a Vinicius en el 23 tras vainica colectiva (como si se batieran un huevo entre todos y se fueran pasando el recipiente unos a otros).
El individualismo de Vinicius a mí se me cruzaba con la digestión y me la cortaba un poco.
¿Por qué Vallecas es barriada pero Salamanca no? ¿Por qué no se puede decir la “barriada de Salamanca”?
El Madrid era estatismo puro. Ensayaban el belén.
Hacía alguna cosita liliputiense Brahim, pero luego no levantaba la pelota. En sus jugadas va muriendo en jugador de subbuteo.
El pelo de Carreras parece el del personaje de Bardem en No es país para viejos. Esto lo hace simpático.
En la banda, todos de negro. Xabi y el joven míster del Rayo. Los entrenadores cogieron el color que dejaron los árbitros.
La primera parte fue mala y descorazonadora. El único interés que yo encontraba era cuando la cogía Huijsen, ver si la perdía o si dejaba solo a Mbappé, ese todo o nada me parecía lo mejor del Madrid, como si todo estuviera ahí.
Cuando lo cambiaron en el descanso mi domingo se hizo más domingo y ya no esperé nada del partido que, por otra parte, se reanudaba con mala pinta.
El Madrid perdió el primer cuarto de hora en carreritas y se notaba en la cara de cabreo de Alonso. Hablaba con el segundo tapándose a la boca porque seguro era todo irreproducible.
Es una pena, pero con Alonso no hemos llegado a Navidad y ya sentimos viva esa frase que es ley de hierro del fútbol y del Madrid: “cuando llega el domingo, los mismos once cabrones de siempre”.
El doble pivote era Guler-Dybala con Camavinga, que es un jugador que a mí ya me ha hecho perder la paciencia. No proyecta nada sobre el juego, no aspira a dominarlo, a dejar su impronta. Revulsivo, complemento, pero no creo que haya ya nada más.
Vinicius pasaba de Carreras (defensivamente) y (ofensivamente) no se la pasaba a Carreras.
Esto va haciendo crecer una solidaridad con Carreras.
Vinicius, con su actitud corporal de base de los 76ers, irritaba hasta a los vinicistas acérrimos.
Pero yo... ¿pierdo los ismos, pierdo la ‘acerrimez’ con los años? Si en Vinicius surgiera un chispazo distinto, mi ismo crecería, pero esas carreritas...
¿Cuánto de culpa tiene Mbappé? Estuvo desaparecido. Si un 9 es gol y referencia, en lo segundo no está.
Lo mejor de la segunda parte fue el tackling de Asencio, que luego, para colmo, se echó al monte del ataque. Ahí hubo una vibración, sentimos algo.
Ojo: la cantera siempre aporta una base de pundonor y corrección.
El ataque eran individualismos absurdos; Vini, Belli y Kili querían hacer cada uno su jugadita inverosímil desde fuera del área.
Parecían estar retando a Xabi Alonso. ¿A que no hay cojones de cambiarnos?
Y Alonso quitó a Brahim (que es revulsivo y solo revulsivo, por favor) para poner a Ceballos, que debería ser titular junto a Güler.
Belligham tuvo una reacción, se echó a la espalda el equipo en un par de jugadas y Batalla paró un buen tiro a Valverde, que se lastimó en el intento.
Camavinga pasó a la derecha. Puede jugar en cualquier sitio porque le da igual dónde le pongan. Pero además de verdad.
Ya andábamos preocupados cuando en el 78 salió, por fin, Rodrygo, a hacer sus slaloms bonitos y estériles.
El Madrid presionó un poco, achuchó un poco, pero logró poco: algún córner que permitió ver la pared desconchada de Vallecas. ¿Le costaría mucho a la LFP una manita de pintura? En Vallecas España se asoma al mundo como lo que es.
Hubo una gran ocasión de Güler en el descuento. Ocasión personalísima, sin contar con nadie. Yo, yo, yo... Un 4-2-yo-yo-yo-yo es lo que jugó el Madrid.
