jueves, 6 de noviembre de 2025

El borde


Calvo


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El periodismo de Corte habla de bordillo, aunque a uno le parece más adecuado hablar del borde de Gallardón, o mejor, del borde de Pedro Calvo, que es el concejal que se ha hecho cargo del invento de los arbitristas Barranco y Medel para separar el carril del autobús. Al fin y al cabo, estamos hablando de treinta y cinco centímetros –del borde, no del concejal–, una medida que el mítico John Holmes –actor, pero de verso libre, como Gallardón– elevó en las pantallas cinematográficas a la categoría de hipérbole. O sea, que el concejal Calvo lo que va a hacer es llenarnos Madrid de hipérboles. Quítenos usted los maceros y los relojes –sigue sin aparecer ni el nombre ni la foto del tonto que ha dejado a la ciudad sin relojes–, se supone que por franquistas, y pónganos esos rodapiés chillidescos que fueron un día “referente emblemático” del municipalismo socialista. Y luego nos metemos con el muro de Sharon, pensado para encauzar el tránsito de los palestinos como el borde de Calvo encauzará el paso de los madrileños. La palabra, al parecer, es disciplina. “El elemento más importante de disciplina”, ha dicho el concejal Calvo que es el borde que lleva su nombre. ¡Dios Santo! ¿Por qué no dejaron hacer la mili a este hombre? Hoy trabajaría en el cine de doble de Chuck Norris, que siempre traerá mejor cuenta que trabajar en la política de doble de Matanzo, aunque nunca se sabe. Matanzo, por correr a los artesanos, fue llamado Fhürer. Calvo, por correr a los manteros, es saludado como el hombre que mató a Liberty Valance. “¡Ya era hora de que se reconocieran las ideas socialistas!”, grita la prensa de progreso en la presentación del borde de Pedro Calvo. Porque el borde, que es de hormigón –de este Ayuntamiento uno hubiera esperado que fuera de metacrilato–, es, junto con la Institución Libre de Enseñanza, una idea socialista. Krausismo y bordismo. ¿Borde separador o borde separatista? A la inauguración del borde de Pedro Calvo deberían llamar a Gonzalón, que es quien mejor sabe diferenciarlo.