Hughes
Pura Golosina Deportiva
Entre el público, la belleza kazaja se abría como lo reconocible. Se jugaba lejos, muy lejos, partido europeo de antes. Faltaba la nieve y el balón naranja.
El Madrid salía con una defensa pobre. Empezaba en Asencio y acaba en Fran García, que estaba como en casa.
Jugó Alaba, y gustaba porque se aprovechaban los recursos. Que juegue sus minutillos.
Lo del Almaty es digno de ver. Salieron a presionarle al Madrid, y unos minutillos sí tocaron las narices.
La tuvo que subir Huijsen la primera vez y ahí ya, a los diez minutos, abiertos los surcos, se empezó a desmoronar el Almaty.
Vini pudo marcar, solo ante el portero tras pase de Kilian, pero la levantó mal, con la concavidad.
A partir de ahí, del partido se adueñó Güler. Primero, tras una internada de Fran García, llegando a ese punto del área que ya parece el suyo; luego, combinando con Mastantuono en una diagonal de toques sofisticados. Explotó la mediapunta como en el sueño cumplido de un 10. O flotaba suelto o se iba con muy poco, bastaba un control, del tosco marcador. Al girarse, el ataque era una playa desnuda donde corrían liberados como perros pijos Mbappé y Vinicius, aunque él solo tenía ojos para el primero.
Los del Almaty eran unas auténticas madres y el Madrid pudo haber marcado veinticinco goles. Tan fácil era que no terminaba de gustar por esa facilidad. Era todo muy largo, muy verbenero, y el que daba conexión, la articulación ahí era Ceballos. Fue hilo de seriedad. Cartílago de fútbol. Tan metódico fue en su ritmillo, en su ir y venir, que fuimos olvidando esa primera irritación que provoca.
Vinicius no tuvo el día, pero estuvo bien por su banda. Está en un proceso de regresión hacia lo que fue. Desandando el camino de estrella, como si todos los focos debieran ser para Mbappé.
Todo correcto, pero el que abrió el marcador tuvo que ser Mastantuono. Marcó Mbappé un penalti que le hicieron a él o que más bien él se buscó yendo a por el fallo del rival. En esa intuición había más fútbol que en un mes entero de otros. A Mastantuono se le ve el fútbol antes de tocar la pelota.
Hasta el descanso, el partido fue una exhibición menor (pues todo era menor) de Arda Güler pidiendo sitio. Parece que le falta fuelle, potencia o reprís, pero su zurda dicta y en todos los partidos deja algo. Su relación con Mbappé es de una naturalidad innegable. Se le impone al entrenador como una evidencia.
Tras el descanso, y pese al espectáculo, era posible una crítica: el Madrid sólo ganaba 0-1 y el partido estaba demasiado abierto y alargado. Cuando uno podía empezar a carraspear, llegó el 0-2, un despeje de Courtois que superó el mediocampo y hasta la defensa; Mbappé se puso en plan documental de La2 y ante el portero la coló con un chip preciso que antes se le había escapado a Vinicius.
Pero también falló Mbappé. Hubo una jugada colosal que nació en Arda, todo nació en él, y que tras combinar con Vini acabó en fallo garrafal del francés.
Por momentos, Mbappé parece una proyección de Güler.
Mastantuono se cansaba como en todas las segundas partes y entonces el Madrid quedaba, para la foto fija, Cuore del fútbol, aaaagh táctico, en un 4-2-4. Nada serio puede llegar así. Todo lo que pase sucederá, hasta nuevo reajuste, en el segundo nivel del fútbol. El Madrid hace cosas bonitas en lo subtop, según la expresión eterna de Mourinho.
Acusaron a Ceballos de hacer un penalti que no era, e interesa mencionarlo para hacer notar que estuvo al quite. Cuando el equipo local desfalleció, su correteo se hizo mandón, su confianza creció y su entendimiento con Huijsen cogió categoría. En el diálogo con Huijsen, su juego puede ganar en inteligencia y entonces, con su frecuencia de pases, su trabajo y sus kilómetros, podría ser titular perfectamente. ¿Por qué no él y Valverde a la derecha?
Y cuando entró Rodrygo y dio el tercero (a Mbappé, tras colocación sutilísima de Arda, que en las concentraciones le acolcha la almohada antes de dormir) y el cuarto (a Camavinga), vimos que Rodrygo también tocaba a la puerta.
Tras el horror del Metropolitano, algunos han visto el cielo abierto: Güler quiere el eje, Ceballos la media, y Rodrygo prosperar. Hizo dos slaloms portentosos, con gestos a toda velocidad, a velocidad de ping-pong.
Es absolutamente posible que Rodrygo acabe jugando mucho. Y que Bellingham se eche al costado de Vinicius para dejar hueco a Guler. Valverde puede ocupar la banda de Mastantuono. Tchouameni descender a una línea de tres...
Xabi puede hacerlo todo, menos repetir lo que hacía Ancelotti.
Eso es lo bueno del momento que vive el Madrid, que todo es posible. La plantilla no es mala, es puñetera, un rompecabezas con más piezas. El de Ancelotti era de 500 piezas y este es de 5000.
Hablando de kazajos, salió Gonzalo (pobre Endrick). Belligham tuvo unos minutos y volvió a parecer una mujer grande con un novio bajito, pero su juego tiene más cosas: recuperaciones, envergadura, búsqueda de espacios... Es menos evidente que Güler.
¿Puede completar Alonso, nuestro Ramón y Cajal, un sistema nervioso entre Huijsen y ellos dos? Si no hay otro, ahí está Ceballos.
Brahim remató el quinto. Ninguno celebró los goles porque sabían que eran goles en el confín.
