domingo, 12 de octubre de 2025

El Vía Crucis Magno ("señero, único, histórico")

 

Cristo de la Caridad. Pozoblanco


 Cristo peruano de Zacatecas. Montilla


 El Caído .  Aguilar de la Frontera


 La Conversión.De la que soy hermano

   

Francisco Javier Gómez Izquierdo


            Va para cuarenta años que llegué a Córdoba y durante este tiempo, sobre todo los últimos diez o quince años he visto cómo crece el fervor por las imágenes de Semana Santa. Sobre todo en los jóvenes. Entrar en las iglesias de Sevilla es un espectáculo impagable. Cualquier pueblo andaluz tiene un Cristo o una Virgen de los que no te puedes imaginar quien puede ser hermano. En la carretera Poza de Burgos hay un bodeguita que lleva Tomás, de Cabezón de la Sierra, y hace unos años me dijo que bajaba de vez en cuando a Cabra de Santo Cristo en Jaén, a visitar al Santo Cristo de Burgos.


      Ayer tarde en Córdoba salía gente de todas las bocacalles buscando las imágenes del Víacrucis Magno. Parecía que había desembarcado toda la juventud andaluza y servidor fue regateando callejas y rincones para poder entrar en el patio de los naranjos de la Mezquita desde donde esperé a todas las hermandades, treinta y cuatro, que conmemoraban los 600 años del primer recorrido hecho por el Beato Álvaro de Córdoba en la Sierra cordobesa donde levantó el monasterio dominico Scala Coeli y plantó ocho cruces, para hacer ocho estaciones de penitencia que la iglesia amplió a las catorce actuales. No estoy capacitado para explicar lo que Andalucía, no sólo Córdoba, siente al paso de las imágenes, pero en la salida de la Virgen de la O desde la antigua cárcel en la que servidor vivió mil aventuras, el capataz de la Hermandad hizo llorar a  los cofrades y público asistente como lo fueron haciendo sus colegas de los distintos tronos. Las hermandades de los pueblos de la provincia acrecentaron el esplendor del acontecimiento con Cristos como el de La Rambla, hermano del Gran Poder de Sevilla por atribuirse a Juan de Mesa, y en verdad que tiene semejanza; el de Montilla, donado por Andrés de Mesa, casado con Francisca Cortés nieta de Hernán Cortés, en el último tercio del siglo XVI; los llevados con barandales como Aguilar, Lucena o el Carpio. El Rescatao, Ánimas, la Sentencia, el Huerto... en fin, todos, sobrecogían el ánimo del personal que los recibía junto a servidor en la Puerta del Perdón que es donde cogí sitio no malo. Al final, ya metidos en el día del Pilar, llegó la Conversión, ese sueño de mi amigo Rafa Dorado, hermano mayor al que la salud le está siendo esquiva, pero que tuvo redaños de penitenciar desde la Letro. Luego entró la Señora de Córdoba, Virgen de los Dolores, y en imponente silencio el sepulcro de El Carpio, que al ser llevado por largos barandales entró de frente por la puerta de Las Palmas. Cerca de la una y media me retiré caminito a casa donde me encontré la recogida de la Esperanza a San Andrés, porque algunas volvieron a sus templos.


       Dicen las hermandades que el acontecimiento ha sido señero, único, histórico.