miércoles, 29 de octubre de 2025

Bomberos




Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Hoy que la ciudad parecía tranquila, quería uno hablar de los bomberos. Esta mañana, la ciudad, en efecto, estaba tranquila. El último caso de corbata colombiana tuvo lugar anoche, pero esta mañana la ciudad estaba tranquila. En mañanas así el Ayuntamiento aprovecha para clausurar los carriles-bus con la furgoneta del reparto de aletas de tiburón para el carril-bus. La fantasía popular sostiene que las aletas de tiburón del carril-bus se las llevan por la noche los cocinillas amarillos para hacer sopa de aleta de tiburón, así que por la mañana tienen que salir los hombrecillos verdes del Ayuntamiento a reponer aletas de tiburón en el carril-bus. ¿Han visto alguna vez el espectáculo madrileño y mañanero de las viejas alcalaínas –de la calle de Alcalá– saltando a lo Edwin Moses esas aletas de tiburón para tomar el bus? Como sea que al mediodía el carril-bus está ocupado por los reponedores de aletas de tiburón, el bus para al otro lado de la barricada formada por las aletas de tiburón, con lo cual las viejas se ven obligadas a sortear el bordillo de la acera, a cruzar el carril-bus nadando en aceite del que pierde el bus, a saltar la aleta de tiburón y a encaramarse en el bus cuyo conductor, que lleva puesta la radio mañanera que da asco oírla, repite como un loro la fórmula masónica: “¡Al fondo hay sitio!” No es una prueba de ingreso en el Cuerpo de Bomberos, sino el alarde mañanero y cotidiano de una vieja en Madrid. ¡Bomberos! ¿Sabían ustedes que el Cuerpo de Bomberos es el cuerpo con mayor prestigio de cuantos se mueven en la capital? Ni restauradores ni periodistas ni guardias ni, por supuesto, políticos. ¡Los bomberos! Bomberos, los de Madrid, que hace poco han sido campeones de Europa. Es verdad que estos bomberos se quedaron sin pillar a los dos fantasmas del Windsor, pero han sido los únicos en plantarle cara a Gallardón, más liberal con los cómicos de Alicia Moreno que con los bomberos de Pedro Calvo, cuya política los tenía encendidos. A ver, Zerolo, que quiere ser alcalde: ¿qué haría usted con el Cuerpo de Bomberos? ¡Bomberos! A mí nunca me cayeron mal, aunque me gustaría verlos por las mañanas saltando aletas de tiburón para coger el autobús.