Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Hubo en Madrid un as de la crítica teatral, Federico Urrecha, que admiraba a Echegaray como la crítica taurina admira a José Tomás (cuyo retrato está en el Rastrillo), es decir, poniendo los ojos como bolitas de alcanfor, y Valle-Inclán, que no aguantaba semejante coba al “viejo idiota”, se despachó con un epigrama: “En Bombay dicen que hay / brotes de peste bubónica, / y aquí Urrecha hace la crónica / de un drama de Echegaray. / ¡Mejor están en Bombay!” Hombre, ya quisiéramos, hoy, ver a Echegaray estrenar en Madrid. Toda la mugre escénica que nos sirven el Molina, que es gallego, y el Fisas y la Moreno, que son catalanes, no valen lo que un polvo de Ernesto y Teodora, la esposa de don Julián –el protector de Ernesto–, en “El gran galeoto”. ¿Que mejor están en Bombay? Bueno, eso era hasta la movida de Aguirre, cuya “baraka” –helicóptero desplomado, balacera india– saca de quicio al mundo del progreso. Con las primeras noticias, todos pensamos que se trataba de otra gamberrada de los liberados de Güemes. ¿No se disfrazan de médicos en Madrid? ¿Por qué no iban a disfrazarse de indios en Bombay? Después de todo, Bombay es la capital cinematográfica del Oriente. ¿Qué mejor lugar para dar a conocer las habilidades para el espectáculo de una izquierda castizota que celebra el día internacional contra la violencia a las mujeres con una apología “afusiladora” y venérea del miliciano violador? Además, recuerden ustedes el arranque de “El guateque”: tiros y tiros contra Peter Sellers, que toca la corneta, que cae, que se levanta, que vuelve a tocar la corneta, que vuelve a caer, que vuelve a levantarse... ¿Balas en Bombay contra Aguirre? Los liberados de Güemes, nos dijimos, que estarán representando “El guateque”. Sólo que las balas eran de verdad y no las disparaban liberados, sino agentes del “terrorismo internacional”, como diría Zapatero, que todavía no han tenido ocasión de reinsertarse contemplando el gotelé de Barceló en la cúpula zapateril de la Alianza de Civilizaciones. Por cierto, que si el Cobi de Mariscal ya estaba visto en un perro de Mihura, el gotelé de Barceló puede verse en “El Chorrón”, en Madrid, y en “La sotana de don Paco”, en Leganés.
