lunes, 1 de septiembre de 2025

Primer punto del Córdoba


Señor Gorka Etayo Herrera


Francisco Javier Gómez Izquierdo

       

         Este fin de semana no he visto ni a mi Córdoba ni a mi Burgos por estar de bodas y tornabodas en La Mancha, pero algo ponían en los wassapp de mi peña cordobesista el sábado sobre cómo anular un golazo a cuenta de las mamarrachadas sujetas a interpretación añadidas al reglamento más cercano a la perfección que se haya escrito nunca: el Reglamento del Fútbol al que manos impuras ha llenado de añadidos guarros. Hasta los defensores del VAR se mesaban los cabellos, incluso los calvos, cuando los "manejantes" del artefacto llamaron al señor Gorka Etayo, al que el "manejante mayor" le dice que en un lance anterior de hace 30 segundos hay una posible mano del 7, que es Luka Zidane, que puede invalidar el espectacular zapatazo:  "...ven, mira y tú lo valoras". A fuerza de hacerle ver lo que es posible pero no seguro, y además muy antiguo, el señor Gorka dice, textual (se oye por los audios), "voy a cancelar el penalti". ¿El penalti? ¿Nervios que confunden gol con penalti?  Anuló derribándolo, mejor que cancelar, el monumento que levantaba en Zorrilla Jacobo, un tipo intermitente que firma maravillas. Son dos jornadas y no sé cuántos puntos los birlibirloqueados, entre tres y cinco, al Córdoba, desde las infernales entrañas de esa peste que se ha asentado en el fútbol. Hubo algo bueno en Zorrilla. Al Córdoba no le marcaron. He visto el youtube y reconozco que nuestro portero Carlos Marín estuvo soberbio pero el equipo creó ocasiones y Valladolid es plaza a la que respetar en Segunda. Primer punto.


     He visto las imágenes del Andorra-Burgos y el terreno de juego, Estado Nacional lo llaman, me ha parecido como si fuera uno en el que se juegan los sectores de juveniles. De colorines, sin apenas graderío que además está casi vacío. En la segunda parte diluvió y quedó, lo que se ve por el tele, vacío del todo. El Burgos perdonó mucho, se durmió en la primera parte rematando situaciones claras con las piernas como entumecidas; sin fuerza, y lo que es más inquietante, sin técnica. Despertó con la lluvia en la segunda parte tras el 2-0. Me llamó la atención un delantero coreano de 19 años: Kim Min- Su. Hábil con los dos pies, marcó el 1-0 entrando por la izquierda, y propició el 2-0 sorprendiendo con orfebres filigranas de derecha a izquierda para que rematara Marc Doménech. El coreano está prestado por el Gerona donde quizás vuelva por Navidad a intentar remediar la desastrosa dinámica del equipo de Míchel. Fer Niño coló el 2-1 definitivo, pero no se pudo pasar de ahí. Empieza a quedar claro que la Segunda, es competición mucho más emocionante que la Primera, donde Madrid y Barça parece que no van a tener competencia.


    Quiero hacer mención al gol "por mano" anulado a Guler en el Bernabéu muy parecido -para servidor igual y tendrían que haber sido válidos los dos- que el anulado anoche a Carlos Fernández para el Mirandés en Granada. Han inventado un añadido por el que si el balón toca la mano de un atacante en el área, no importa la circunstancia y posición de la mano, hay que anular el gol, si se produjera. Si la mano es del defensor, depende lo que interprete el VAR, pues por muy clara e intencionada que sea la mano y detenga el disparo, como en El Molinón la primea jornada, si el VAR dice que no, el árbitro a callar y "cancelar la jugada".  Otra cosa que ponía en el Reglamento es que si el atacante está en línea con el segundo defensor no hay fuera de juego. Dos centímetros e incluso cinco se podía considerar en línea, porque así lo parecía y así lo aceptaban jugadores, entrenadores, periodistas y público en general. El error era aceptable y disculpable. El árbitro mandaba. Hoy, no. El Real Madrid se queja de que Mbbappé está en el límite y se le está capando su fulgurante reacción milimétrica... y es verdad. A Mbbappé y a Carracedo e Íñigo Córdoba. El árbitro antes del VAR acertaba si daba gol por un fuera de juego de dos centímetros y también acertaba si lo anulaba. Así de perfecto era el Reglamento. Estaba escrito con sentido común.