viernes, 26 de septiembre de 2025

Guerras civiles


David Betz


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Lo dijo Pepe Borrell, aquel Leonardo de Puebla de Segur que adquirió fama de prócer por un mataleón fiscal a Lola Flores: “Europa es un jardín. Todo funciona. Es la mejor combinación de libertad política, prosperidad económica y cohesión social que la humanidad ha podido hacer. El resto del mundo es una jungla”.


Pero en el jardín de Borrell un profesor del King’s College de Londres ha introducido la serpiente de la guerra civil. Se llama David Betz, enseña polemología y anuncia en una revista militar la vuelta inminente a Europa del estado de naturaleza, donde la vida, vista por Hobbes, era “solitaria, pobre, desagradable, brutal y breve”. “Bellum omnium contra omnes!”


Por las cuentas de Betz, la probabilidad de que estalle en un año la guerra civil en Europa es del cuatro por ciento, y asciende al dieciocho para un periodo de cinco años. Si entre diez y quince países europeos se encuentran en esta situación, la probabilidad de guerra civil en un lustro es del noventa por ciento. Advierte que las guerras civiles tienden a ser muy largas y muy sangrientas (seis años de media), y cita a Yeats: “Girando y girando en el círculo cada vez más amplio, / el halcón no puede oír al cetrero; / las cosas se desmoronan; el centro no puede sostenerse...” Behemot y Leviatán tras los setos del jardín de Borrell, esa Europa fracturada, pobre y desconfiada por la peste del globalismo.


Debemos lo que no está en los escritos. En lo que Trump pondera cenando en el castillo de Windsor la hermosura de la princesa de Gales, cada ciudadano americano debe cuatrocientos mil dólares que nunca pagará, mientras cada ciudadano británico chapotea en un agujero negro que Starmer, el monaguillo de Blair, cifraba en más de sesenta mil millones en la oposición. La única salida a una deuda insostenible es la guerra, y por eso la buscan con tanto vicio, “aunque sea nuclear”.


Al descomponer las naciones en tribus, como viene haciendo el globalismo neoliberal, Betz ve las orejas de la guerra civil en Inglaterra, pero también en Alemania y en Francia, y eso que los franceses, según Madame de Staël, tienen poca disposición para la guerra civil porque en Francia la mayoría suele arrastrar a la minoría y el partido que pasa a ser el más fuerte se convierte en seguida en el más poderoso porque todos se unen a él.


¿Y nosotros? A nosotros sólo nos cita Betz como ejemplo de que toda guerra civil es cultural-espiritual, como la del 36, con la destrucción de símbolos religiosos o nacionales por los partidarios de acabar con el antiguo orden. Hoy, miras al tendido español, y ves que a todos se nos puede decir lo que en otras fechas sombrías decía Maura a los republicanos: “Seríais la guerra civil, si no fueseis la impotencia”. Schmitt:


-En la guerra civil no hay triunfo; ya de por sí resultaba indecente que en el triunfo de César en septiembre del 46, el suicidio de Catón fuese representado en imágenes.


[Viernes, 19 de Septiembre]